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SOBRE LA PRODUCCIÓN...
Tras el éxito cinematográfico en 2015 de la película “Michiel de Ruyter: El almirante”, Roel Reiné continúa colaborando con su colega, el productor Klaas de Jong.
El equipo de producción viajó desde Dinamarca hasta la llanura de mareas y pantanos del Parque Nacional De Alde Feanen, situado en la provincia de Frisia (Países Bajos).
En el municipio Eindhoven (sur de los Países Bajos) se encontró una prehistórica aldea que se llegó a utilizar para tomarlo como localización ideal para Dorestad. Dorestad era el boyante centro de comercio en los inicios de la Edad Media y uno de los núcleos de comercio más importantes en Europa.
También se rodó en las escabrosas reservas naturales de Ameland y en el municipio de Apeldoorn. Encontraron una excelente localización en el Castillo de Bouillon, en la provincia de Luxemburgo (Bélgica), el cual evoca realmente el espíritu de la época. El Castillo de Bouillon, que desde los tiempos de la Galia conserva su ubicación en una zona rocosa, es uno de los antiguos restos de la época feudal belga. Este ha pasado por numerosos propietarios a lo largo de los años y en él han tenido lugar varios conflictos.
Asimismo, se rodaron partes del film en un viejo asentamiento vikingo en el estado de Schleswig-Holstein (Alemania). Las casas vikingas fueron restauradas a su estado original; hecho que propició a que el asentamiento posteriormente se declarase Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En Dinamarca, el equipo de rodaje se desplazó hasta Ertebølle, donde permanece el pueblo de Hvolris que data de la Edad Media, donde se asentaron originariamente los vikingos. El equipo acaba finalmente en una aldea prehistórica de Eindhoven (Países Bajos). Se utilizaron 45 camiones, 2 remolques, 104 miembros del equipo, 1800 trajes de vestuario, 18 caballos y numerosos figurantes.