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NOTAS DE LA DIRECTORA...
  En la primavera de 2014 acompañé de manera casual a unas amigas periodistas mallorquinas a un pequeño pueblo perdido en la campiña en el corazón de Inglaterra.
  Iban a entrevistar a una pareja de importantes artistas que habían vivido parte de su juventud en Mallorca en la época más loca y divertida del siglo pasado, en plena efervescencia hippy. Una de mis amigas, muy aficionada a la música, me recordó que la situación que vivíamos en aquella mañana lluviosa era parecida a una canción muy naïve que se llama «Yo sé dónde vive Syd Barret», donde los TV personalities cantan sobre la vida del fundador de los Pink Floyd.
  Estábamos allí, frente a aquella casa de pueblo de dos pisos con un pequeño jardín en la entrada, a punto de cruzar la verja que, poco antes, había cruzado Björk en busca de inspiración. Conocí a Robert Wyatt y Alfreda Benge y quedé gratamente sorprendida.
  Eran tan acogedores y cercanos, me hicieron sentir tan cómoda, que saqué el cuaderno que llevo siempre encima y, mientras él me hablaba de Mallorca, yo le dibujé un retrato con todo el cariño del mundo. Me explicó cómo, a los dieciocho años, su madre lo envió a Deià, a casa del famoso escritor Robert Graves, para ver si aprendía a hacer algo de provecho. Poco a poco, nació en mí la idea de que la visita tenía que dar de sí mucho más que un simple dibujo. Después de comer una ensaimada que les trajimos de Mallorca, me solté y le canté una canción a Alfreda, que es una apasionada y experta en flamenco. Bromeando, dijo que su marido carecía del «duende» que tienen los artistas del cante jondo. Nos reímos con ganas porque Robert Wyatt compuso una obra musical considerada por los expertos como una de las mejores del siglo XX. Me refiero al álbum que grabó en 1974 titulado Rock Bottom, disco que fue recibido por la crítica mundial como la más importante muestra de la madurez expresiva en la fusión de la música rock con el free-jazz.
  Afrontar esta empresa es como intentar descifrar un jeroglífico polisémico lleno de giros inesperados, comenzando por el título: Rock Bottom es una expresión inglesa de difícil traducción literal que se utiliza para definir la degradación que sufre alguien por caer en vicios y pasiones extremas como las drogas o el alcohol, o porque se siente moralmente hundido. Nosotros diríamos: «tocar fondo».
  También es un juego de palabras; al tratarse de un disco de rock, podría significar «rock degradado» o «rock de fondo»; algo así como el «cante jondo» en el mundo del flamenco.
  Asimismo, hace referencia al fondo del mar. Las seis canciones de Rock Bottom suenan como una montaña rusa emocional llena de contradicciones. Las letras hacen referencia a las criaturas que habitan en las profundidades marinas como expresión de los sentimientos ocultos que se pueden sentir hacia los demás. Por ello, gran parte de la película se desarrolla en Mallorca. Su paisaje es un protagonista más y resulta fundamental para entender lo que Wyatt quiere expresar de manera paradójica.
  Crear una historia donde se visualice lo que Wyatt propone es realmente endiablado.
En las letras, utiliza sus conocimientos de vanguardia literaria para proponer un estilo patafísico, un sinsentido lleno de significados contrapuestos: ingenuidad y provocación, tristeza y alegría. Sin embargo, al entenderlas finalmente, resultan exultantes.
  El guion de la película desgrana una bella y terrible historia de amor articulada a partir de los temas del disco junto con algunas piezas de sus otras obras, donde habla de la euforia y la angustia de la creación artística, la fascinación inconsciente por las drogas, el desencanto por la rutina y la degradación física y mental.
  Rock Bottom se puede entender en tres niveles diferentes: a través de una serie de artistas reales que aparecen en la película, descubrimos la
historia nunca antes contada del movimiento hippy en España. El hilo dibuja un retrato poético y onírico de uno de los movimientos más icónicos del siglo XX, de los que más han influido en nuestro imaginario colectivo de la cultura juvenil.
  A pesar de la vorágine mental y la excitación del momento, esa noche pude dormir a pierna suelta y seguir soñando con la película.
Al día siguiente, nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo para despedirnos. Sentados en la terraza de un bar, mientras nos tomábamos una pinta de cerveza, le conté todo lo que había imaginado la noche anterior y le dije: «Ya sé que no soy ni Elvis Costello, ni Brian Eno, ni Björk, ni tantos artistas famosos con los que colaboras habitualmente, pero ¿qué te parecería que hiciera una película de musical de animación con el álbum de Rock Bottom?». Él, con su buen humor, me respondió después de dar un sorbo a su tónica: «Haz lo que quieras».

TRATAMIENTO AUDIOVISUAL...
  Rock Bottom se desarrolla durante los años 1972 y 1973 y recrea el estilo de la época con fidelidad, huyendo de los estereotipos visuales que existen alrededor del movimiento hippie —flores, colores brillantes, arcoíris, etc.— que, a pesar de ser la base de todas las fiestas revival ambientadas en los 70, no representan la verdadera estética underground y surrealista que configuraba la escena de principios de los 70.
  Las imágenes de Rock Bottom están inspiradas en la obra de uno de los artistas más influyentes de la época, Mati Klarwein. El pintor, que vivió la mayor parte de su vida en Deià, fue uno de los precursores de la estética psicodélica. Cambió el estilo de las portadas de los discos, dándoles un toque surrealista y onírico; estética que también tuvo impacto en la obra de otros artistas que se inspiraron en su forma de representar la realidad. Klarwein realizó diversos cuadros y acuarelas que representaban al detalle los paisajes de la época, la vida en Deià, claramente influenciado por el realismo mágico, también muy popular en aquella época.

BANDA SONORA...
  La banda sonora de la película incluye las seis canciones originales que forman el álbum con el que el filme comparte título: Rock Bottom, de Robert Wyatt. En la película aparecen también otras piezas del mismo autor, grabadas a principios de los 70 con su anterior grupo, Matching Mole.
  La música y las letras del álbum Rock Bottom son como una montaña rusa emocional plagada de contradicciones: un sinsentido lleno de significado, simple y complejo, inocente y provocador. Es un álbum triste y deprimente, pero a la vez lo es de una manera alegre y triunfante. Es fresco, intrincado y bien concebido. Todo fluye.
  Pero Robert Wyatt no estaba solo cuando creó este proyecto. Lo concibió junto a muchos de sus amigos, como Nick Manson (popularmente conocido como el batería de Pink Floyd), Mike Oldfield, Fred Frith, Richard Sinclair (de Caravan) y Hugh Hopper (ex miembro de Soft Machine). El álbum tampoco se puede concebir sin la figura de Alfreda Benge, la mujer de Wyatt, que fue una persona clave, entre otros, para su recuperación. Alfie participó en la mayoría de los siguientes trabajos de Wyatt, siendo en muchos de ellos la letrista.

ESTILO DE ANIMACIÓN...
  El movimiento queda reflejado en las cuidadas posturas de los personajes, que están animados con la técnica de rotoscopia mediante Toon Boom, un software de animación 2D. El primer paso consiste en un proceso conceptual de estilización. Antes que nada, producimos un diseño original de los personajes utilizando una línea fuerte, marcada y muy expresiva, y lo reforzamos con una cuidada paleta de colores específica y el uso de claroscuros, creando una atmósfera que rodea los personajes y les da volumen.
  La creación de los fondos se hace de acuerdo con el periodo en el que se desarrolla la historia. Son diseñados tras un riguroso proceso de documentación meticulosa, basada en imágenes reales de los espacios que aparecen en el film: los paisajes de Mallorca —concretamente, el pueblo de Deià y la Serra de Tramuntana—, donde se ve reflejada la belleza evocadora de la isla y el barrio de Hell's Kitchen de Nueva York, con su dureza intimidante.
  Los lugares donde vivieron Robert Wyatt y Alfreda Benge y su estilo de vida se ven representados en los personajes gráficamente marcados en combinación con los objetos con los que interactuaban y estos fondos realistas. Todos los elementos están dibujados a mano con el mismo estilo de línea expresiva que los personajes y pretenden impregnar la realidad (y la irrealidad) de una atmósfera onírica que viene marcada por la luz, al servicio de las emociones, de manera que las imágenes se consoliden y definan como un mundo propio sólido y coherente.

LOCALIZACIONES...
  La historia de Rock Bottom transcurre en tres puntos del mundo que son esenciales para explicar la historia de Bob y Alif: Nueva York, en los EEUU; Yorkshire, en el Reino Unido, y Deià, en Mallorca.
  La directora ha llevado a cabo un extenso proceso de investigación para impregnarse de los paisajes, el ambiente y la atmosfera de las tres ciudades en el contexto en el que sucedió la historia, haciendo un retrato realista y minucioso con todos los detalles.
  Rock Bottom se caracteriza por el contraste entre dos paisajes aparentemente opuestos, pero que se complementan perfectamente a nivel visual y sonoro. Por un lado, la inmensidad de la gran ciudad, los rascacielos, los ruidos de la ciudad; y, por otro, la naturaleza salvaje de Deià, donde la pareja se encuentra sola, aislada de las multitudes.

  En palabras de María Trénor: "No hay mejor manera de celebrar el 50 aniversario del álbum Rock Bottom de Robert Wyatt que estrenar mundialmente en el festival Internacional de Annecy su adaptación al cine de animación. Además, casi exactamente en las mismas fechas de su lanzamiento, en Junio de 1974.
  Por supuesto, la música es el corazón de la película. Todas las canciones de Rock Bottom suenan a lo largo de la película, interpretadas por el propio Wyatt.
  A pesar de lo apasionante que ha sido la vida de este artista, no se trata de un biopic sino de una recreación que refleja un momento tan crucial de su generación como fueron los principios de los años 70.
Espero que la película Rock Bottom sea como el disco: un viaje musical y existencial que nos haga sentir vivos y nos recuerde que la belleza puede nacer del dolor."

  Para Alba Sotorra, productora de la película: "Rock Bottom es uno de los álbumes más bellos que he escuchado.Los que conocemos a Robert Wyatt inevitablemente nos convertimos en fanáticos incondicionales de esta película de animación, y aquellos que no lo conocen, estarán felices de haberlo descubierto. Estrenar en Annecy es un distintivo de reconocimiento que, como productora, me llena de orgullo, y ser parte de la sección oficial de Annecy es estar entre las mejores películas de animación del año."

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