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SWEET COUNTRY
INFORMACIÓN
Titulo original: Sweet Country
Año Producción: 2017
Nacionalidad: Australia
Duración: 112 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 16 años
Género: Western
Director: Warwick Thornton

Guión: Steven McGregor, David Tranter

Fotografía: Dylan River, Warwick Thornton
Música: No tiene
FECHAS DE ESTRENO
España:  25 Mayo 2018
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Wanda Films

SINOPSIS

Sam es un aborigen de mediana edad que presta sus servicios a un predicador. Cuando Harry, un veterano de guerra, se muda al rancho vecino, el predicador envía a Sam y a su familia a ayudar a este en las tareas del ganado. Pero la relación de ambos hombres se deteriora muy pronto terminando en un tiroteo. Este hecho hará que Sam sea buscado como un criminal, viéndose obligado a huir junto a su familia por el peligroso interior del país...
 

INTÉRPRETES

SAM NEILL, BRYAN BROWN, THOMAS M. WRIGHT, MATT DAY, EWEN LESLIE, ANNI FINSTERER, NATASSIA GORIE FURBER, TREMAYNE TREVORN DOOLAN, GIBSON JOHN, HAMILTON MORRIS

INFORMACIÓN DE INTERÉS

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Festivales y premiosPREMIOS Y FESTIVALES

- Seminci de Valladolid 2017
- Festival de Venecia 2017: Premio especial del Jurado
- Festival de Toronto 2017: Mejor película en la platform competition

Informacion exclusivaINFORMACIÓN EXCLUSIVA

NOTAS DEL DIRECTOR...
Wilaberta Jack es nuestro Sam, que se ha convertido en su propio personaje con su propia historia original. Mientras Sam maneja la trama y es nuestro protagonista, la historia también se cuenta a través de los ojos del personaje de Philomac. Philomac es un chico aborigen de 14 años que vive en un rancho de ganado. Se ve obligado a madurar al verse atrapado entre la agitación social y el conflicto cultural de la vida fronteriza en la Australia Central de 1920.
  “Sweet Country está ambientada en Australia Central, donde crecimos tanto el guionista David Tranter como yo. Ambos procedemos de la misma ciudad y le conozco de toda la vida. Mi tribu Kaytej comparte fronteras con la tribu de David, los Alyawarra.
  Cuando David vino a verme con un precioso guión, basado en las historias que le contó su abuelo, me sentí inmediatamente identificado con lo que contaba y me di cuenta que había mucho de mí en la historia.
  La película tiene todos los elementos del género del Western: la frontera, la confiscación de las tierras, la subordinación y la conquista de un pueblo, así como inmensos paisajes con una enorme carga épica.
  Pero la situación es justo la contraria a la que vemos en muchos westerns clásicos.
Aquí no hay héroes incuestionables, ni ideas simploides sobre el bien y del mal que se cuentan con una narrativa clara y sencilla.
  Nuestras familias pasaron por muchas situaciones parecidas y es una historia que escuchamos mientras crecíamos. En la década de 1920, nosotros, los indígenas australianos, no éramos técnicamente esclavos pero trabajábamos gratis. Lo hacíamos por un plato de comida bajo la autoridad impuesta por una ley llamada Native Affairs Act. Así que estas historias de familia también forman parte de mi herencia. De hecho, una parte personal de esta historia nos pertenece a todos.
  Una de estas historias es la verdadera crónica de un hombre aborigen, Wilaberta Jack, que en la década de 1920 fue arrestado y juzgado por el asesinato de un hombre blanco en Australia Central. Fue declarado inocente al actuar en legítima defensa. Las ideas políticas que imperaban en esa época no aceptaron el veredicto y Wilaberta Jack fue víctima de un asesinato por venganza.
  Cuando yo era pequeño veía muchas películas clásicas en cintas VHS. Algunos eran westerns clásicos americanos y la verdad es que no me sentía identificado con ellos porque los indios eran siempre los malos. Y yo soy un indio, de una tribu indígena en un país que nos fue arrebatado.
  Pero después descubrí otros westerns, muchos de ellos italianos; películas como 'El bueno, el malo y el feo', 'Por un puñado de dólares', o la serie de Trinidad donde las cosas eran un poco diferentes. En estas películas había antihéroes, y los ladrones podían tener principios morales. Esas cintas me hicieron ver el potencial que tenía el género para contar mi historia.
  Quería que en Sweet Country estuvieran representadas todas las posiciones diferentes. La película no aspira a representar el racismo de forma estereotipada, como un mal simploide y sin sentido, sino más bien como una realidad sistemática de la época.
  Sweet Country se rodó en los MacDonnell Ranges. Este es un país fascinante, el país donde crecí. El paisaje es otro personaje de la película, sobre todo las escenas en las que la cuadrilla persigue a Sam y Lizzie campo a través.
  Sweet Country se sirve de los inmensos espacios del desierto y de su silencio para realzar la historia de nuestros personajes y las dificultades a las que se enfrentan. El tipo de comunicación que utilizan los personajes aborígenes refleja la autenticidad de la cultura local. Se sirven de miradas, señales con la mano y esa forma de entenderse entre ellos supera muchas veces a los diálogos.
  Decidí desde el principio que la película no tendría música. No quería que la banda sonora se convirtiera en un factor dominante. Quería reflejar la realidad tal y como ese en este momento, en este lugar, en cada escena tal y como discurre. Al prescindir de la banda sonora, pude centrarme totalmente en la historia y en los personajes, y dejar al desnudo esa verdad que quería mostrar en la película.
  Aquí, en este rancho fronterizo de 1929, los diferentes mundos culturales chocan entre sí en el marco de un paisaje desértico, épico y de una gran belleza. Es un lugar en el que las personas indígenas y no indígenas colisionan unas contra otras como si fueran placas tectónicas.   Es un choque de culturas, ideologías y espíritus que continúa hoy en día, desde que los colonizadores llegaron por primera vez a Australia.
  Es una historia que no se enseña y de la que no se habla demasiado fuera de los departamentos especializados de la universidad. Los problemas planteados en Sweet Country no suelen formar parte de la buena conciencia general.
  En ese sentido, hay una conexión profunda entre Sweet Country y el resto de mis películas. Lo que vemos en Sweet Country está directamente relacionado con el mundo que vimos en 'Samson y Dalila'. Esta es su historia fundacional. La conquista del país, el menosprecio y el racismo: estas cosas pasan de generación en generación.
  He querido utilizar la popularidad del género para atraer al público hacia este mundo, y para que experimenten los problemas a los que se enfrenta un pueblo ocupado. El enfoque inmersivo de la película está diseñado para romper las fronteras culturales entre nosotros y para unirnos.”

NOTAS DE LOS PRODUCTORES...
  “Las películas de Warwick Thornton le convierten en una voz indispensable del cine australiano. Su magnífica película 'Samson & Dalila' ganó la prestigiosa Caméra d'Or en el Festival de Cine de Cannes de 2009. Sus cortometrajes han cosechado grandes éxitos en los festivales internacionales. Tanto Nana como Greenbush se estrenaron en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Nana ganó el Oso de Cristal al Mejor Cortometraje. Todas las películas de Warwick ofrecen una potente visión personal. Warwick Thornton es por encima de todo un realizador, pero también es un galardonado director de fotografía y rodó Sweet Country con su hijo Dylan River.
  Sweet Country es un drama histórico y un thriller de persecuciones, que ofrece la visión personal y artística que Warwick Thornton aporta a sus películas. En cierto modo, Warwick emplea la iconografía de un western clásico, que se manifiesta en el vestuario, la ubicación y el diseño de producción, pero también aporta su estilo visual y escenografía a la película.
  El reparto de la película lo compone una maravillosa mezcla de grandes actores australianos y de actores locales de Alice Springs que aportan una intensa sensación de autenticidad a la historia y al mundo.
  Tenemos a Sam Neill como el buen samaritano religioso "Fred Smith", a Bryan Brown como el duro sargento de la policía local "Fletcher", a Ewen Leslie como el veterano de la Primera Guerra Mundial "Harry March" y a Thomas M. Wright como el narcisista egoísta "Kennedy”. Todos nos ofrecen interpretaciones de primera fila.
  Y esas interpretaciones van acompañadas de nuestros actores aborígenes locales de Alice Springs, sobre todo del grupo tribal "Arrernte". Hamilton Morris encarna a "Sam Kelly", uno de los papeles protagonistas de la película. Hamilton había actuado en la serie de televisión "8MMM" que se rodó en Alice Springs. El papel del joven Philomac lo interpretaron los gemelos idénticos de 13 años, Tremayne y Trevon Doolan. Fue la primera experiencia de los gemelos ante la cámara y se alternan para representar al vulnerable Philomac que se hace mayor en un mundo que no para de cambiar.
  Sweet Country ofrece una impresionante visión cinematográfica ambientada en el magnífico paisaje desértico de los MacDonnell Ranges alrededor de Alice Springs, en Australia Central.
  La ciudad ficticia de "Henry" se encuentra en Ooramina Homestead a unos 30 kilómetros de la ciudad de Alice Springs. Ooramina cuenta con algunos edificios de época construidos como un plató para una película anterior que nunca se terminó. El diseñador de producción Tony Cronin pudo ampliar y mejorar los edificios existentes y construir más edificios para erigir la ciudad de Henry.
  Cuando los europeos llegaron por primera vez a Australia Central solían ser pastores o misioneros. En Sweet Country el personaje de "Fred Smith" (Sam Neill) representa este compromiso religioso con el pueblo aborigen.
  Fred es un buen hombre que cree que "todos somos iguales ante los ojos del Señor" y por eso trata bien a sus trabajadores aborígenes. Vemos a Fred dejar su rancho al cuidado de su primer capataz "Sam Kelly" (Hamilton Morris) y poner rumbo a la ciudad fronteriza de Henry para supervisar la construcción de la nueva Iglesia. Sin embargo, al final de la película vemos que las buenas intenciones de Fred no significan nada y que su religión no puede "salvar" a Sam.
  Sweet Country no tiene música. El director Warwick Thornton decidió que no hubiera música. Quería recrear un paisaje sonoro del desierto, invitando al público a sentir y escuchar el viento del desierto, los pájaros y los insectos.
  Las películas de Warwick Thornton siempre nos dan valiosas claves sobre nuestra sociedad y nuestra identidad. Sweet Country es un trabajo complejo y con capas que se convierte en un magnífico thriller de acción y persecuciones; pero también explora en profundidad la violencia y la intolerancia que habitan en el corazón de nuestro país y en su historia.
  Sweet Country nos ofrece una historia de conflictos fronterizos en blanco y negro, pero pone al final acaba poniendo el foco en el tema fundamental de la justicia lo que sorprende y conmueve al público.”

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