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SINOPSIS
Sofía tiene apenas veinte años y se encuentra en una ilegalidad al negar en primer lugar un embarazo y después en dar a luz fuera del matrimonio. El hospital le ofrece 24 horas antes de avisar a las autoridades para que el padre del niño rellene la documentación pertinente...
INTÉRPRETES
LUBNA AZABAL, FAOUZI BENSAÏDI, NADIA BENZAKOUR, NADIA NIAZI, SARAH PERLES
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El artículo 490 del código penal marroquí castiga las relaciones sexuales mantenidas entre personas de distinto sexo que no estén casadas con una pena de entre un mes y un año de prisión. Esto provoca que muchas mujeres sufran el trastorno conocido como negación del embarazo, una patología en la que el cuerpo de la mujer no da las señales típicas de una gestación y, en algunos casos, no toma consciencia del embarazo hasta el momento de dar luz. Este es el caso de Sofia, que rompe aguas durante una comida familiar ante el estupor de su prima.
Según la directora de Sofía -que nombra entre sus cineastas de cabecera a Asghar Farhadi, Nuri Bilge Ceylan y Cristian Mungiu-, la génesis de la película parte de una historia muy triste que le contó su madre sobre una joven embarazada que tuvieron que acoger sus abuelos. Tenía 17 años y estaba a punto de dar a luz y tuvieron que organizar un matrimonio de urgencia para legalizar la situación. Estas anécdotas son habituales en Marruecos donde el sexo fuera del matrimonio está prohibido y el nacimiento de un bebé puede llevar a los padres a prisión, si no toman ese tipo de medidas.
También hay que tener en cuenta que el matrimonio en Marruecos es un símbolo de éxito social y, por ese motivo, el enlace debe ser lo más suntuoso posible. Es una sociedad que se rige por las apariencias, tal y como refleja la película. La protagonista debe dar una imagen que aprueben los demás para conseguir estatus. A la familia de Sofia le preocupa más la procedencia de clase baja del padre del bebé que el hecho de que éste haya nacido. La película no solo pone en cuestión el papel de la mujer en una sociedad marcada por un techo de cristal que no permite a la gente sin recursos prosperar, sino el del hombre obligado a cumplir con las expectativas de su familia y seguir con el legado de su padre consiguiendo mejorar su posición social, al precio que sea y obligado por las circunstancias.
ENTREVISTA A LA DIRECTORA...
SOFIA cuenta la historia de una joven marroquí que sufre la negación del embarazo y que da a luz fuera del matrimonio. ¿Cómo surgió este proyecto?...
Cuando era una adolescente, mi madre me contó una triste historia sobre una chica a la que mis abuelos acogieron. Tenía 17 años, y mi madre, que solo era un poco mayor que ella, descubrió por accidente que la chica estaba embarazada y a punto de dar a luz. Se tenía que organizar una boda lo antes posible.
Estas historias son bastante comunes en Marruecos, donde está prohibido que la gente soltera tenga relaciones sexuales. Todo el mundo allí ha oído o conoce a alguien que ha sufrido la negación del embarazo, o a niños que han nacido fuera del matrimonio. Es una situación complicada, porque tanto la madre como el padre serán probablemente perseguidos por la justicia y sentenciados a prisión. Así que el matrimonio es la única solución.
La historia surgió de manera orgánica cuando me pregunté como una tragedia como esta pone en evidencia los problemas de una sociedad, revelando las grietas y las brechas en la manera como funciona.
Además, hay que entender que en Marruecos el matrimonio es todavía un símbolo de éxito al que todo el mundo aspira. Te permite establecer tu posición social, por lo que las bodas deben ser tan fastuosas, ostentosas y lujosas como sea posible. Es una sociedad de apariencias, donde la imagen que tú ofreces de ti mismo y tu familia es muy importante.
Los padres de Sofia están mucho más preocupados por la clase social baja a la que pertenece el padre de la criatura que por el bebé en sí.
El embarazo de su hija es menos deshonroso que su inevitable matrimonio con este chico que viene de un barrio humilde. Tiene que ver con salvar el honor de la familia y el de su hija, pero sobre todo con preservar su imagen de cara a los demás, especialmente porque este incidente ocurre en un momento crucial para la familia, cuando están a punto de firmar un contrato con su cuñado francés que cambiará sus vidas y les ayudará a subir en la escalera social.
¿SOFIA es pues una película sobre las divisiones sociales en la sociedad marroquí?...
Es el retrato de un país en la actualidad. No quería hacer una película que solo hablara de la situación de las mujeres en Marruecos, a las que siempre se representa como víctimas del patriarcado social, porque no creo que se pueda hablar de la situación social de las mujeres sin hablar de la sociedad en sí misma. El lugar de las mujeres en la sociedad se define en relación al marco social-económico: esto es lo que está representado en SOFIA.
Yo nací en Marruecos y crecí en Bélgica, donde estudié cine, pero cuando acabé mis estudios decidí volver al país donde nací para experimentar desde una perspectiva adulta cómo funciona la sociedad marroquí, y lo que de verdad puede ofrecer a las nuevas generaciones. Las divisiones sociales son tan profundas que impiden cualquier forma de progreso.
Los jóvenes de origen humilde están aprisionados por su clase social. No tienen esperanza para el futuro ni perspectivas de mejora, independientemente de su motivación, energía o compromiso personal.
Hay un techo de cristal que les fuerza a quedarse en una posición social, la misma en la que nacieron. De hecho, el futuro de la gente está totalmente atado a sus orígenes. El sistema educativo tampoco está diseñado para revertir la situación y acabar con esta separación social. Las mejores escuelas son privadas y muy caras mientras que las escuelas públicas están seriamente desatendidas. Como resultado, los jóvenes de clase alta y baja nunca se encuentran; todos crecen en un u otro lado de la brecha social.
Sofia y su prima Lena encarnan a la perfección estas dos caras de la sociedad marroquí, tradicional pero también orientada hacia el mundo Occidental...
Los miedos de los personajes son una buena indicación de como funciona la sociedad marroquí. De hecho, así es como planteé la historia.
Sofia y Lena crecieron en círculos distintos. Sofia viene de una familia de clase media firmemente anclada en la tradición. Lleva una chilaba durante la mayor parte de la película; su francés es imperfecto, lo que es un verdadero indicador de la clase social en Marruecos - solo pudo conseguir un trabajo como operadora del que finalmente la echaron.
Lena, por otra parte, viene de una familia muy bien posicionada.
Su francés es mejor que su árabe, es muy femenina, tiene vida social, educación universitaria, una madre marroquí y un padre francés. Estos factores hacen que sea una persona más libre y liberada que Sofia.
El personaje de Lena ve el mundo árabe desde una perspectiva occidental, en particular cuando se trata de la sociedad marroquí. Su mirada a veces está contaminada por cierta superioridad moral. Lena podría haber escogido un país extranjero, pero elige ser una interna en Marruecos porque en su mente puede ser útil en su país. Es amable y tiene buenas intenciones, pero también es muy inocente. Lo que le pasa a Sofia la empuja a una realidad que no es la suya, y sus ilusiones se hacen añicos. Lena y Sofia no comparten el mismo punto de vista acerca de la situación. Al final, la percepción que tiene Sofia de la realidad es mucho más ajustada que la de Lena cuando se trata de los riesgos sociales y económicos que suponen su embarazo y boda. Lena ve a Sofia como una víctima, mientras que Sofia rechaza serlo.
El tío francés de Sofia, el padre de Lena, es como una presencia tutelar que se cierne sobre la familia. Todo el mundo habla de Jean-Luc, pero nunca lo vemos...
Fue una decisión consciente que hice al principio, cuando estaba escribiendo el guion: que nunca apareciese en pantalla. No lo vemos en toda la película, y su presencia e influencia son precisamente más fuertes debido a esto. Jean-Luc es una figura muy poderosa para la familia de Sofia porque es clave para su ascenso social. Este personaje - y la importancia que los otros le otorgan - revela mucho acerca de la sociedad marroquí y la posición privilegiada que aún se concede al hombre francés, visto como el que tiene el dinero, y por lo tanto el poder. Sin embargo, esta concepción perdura más en las clases media y media-alta. La clase trabajadora está mucho menos inclinada a aceptar la omnipotencia francesa, particularmente cuando se trata de la generación más joven, que es consciente del pasado colonial de Francia y Marruecos.
Omar es el otro personaje masculino principal de la película y quizás el otro perjudicado de la historia...
Exacto. Omar es una víctima. Su opinión no cuenta. Aún está de luto por su padre. De hecho, se supone que tiene que ser el hombre de la familia, pero es incapaz de hacer frente a sus nuevas responsabilidades.
Su estado es emocionalmente frágil. Cuando Sofia entra en sus vidas, la madre de Omar entiende rápidamente lo que está en juego, y sobre todo cómo aprovechar la situación. Ve el matrimonio como la solución para Omar, como una manera de aliviar su sufrimiento y de forzarlo a aceptar su nuevo rol familiar, lo que le permitirá ayudarlos a todos gracias al trabajo que le dará Jean-Luc.
Desde su perspectiva, la película también cuestiona la condición masculina.
Se requiere de los hombres que se hagan cargo de su familia, y la presión social que sufren es implacable. Un chico como Omar, que viene de orígenes humildes, no tiene el privilegio de ignorar las necesidades de su familia. Yo me lo imaginé como una persona romántica.
No ha tenido tiempo de crecer del todo cuando se le exigen todas estas responsabilidades. Tiene que meterse en el papel de su padre y hacerse cargo de la familia él solo. SOFIA es el retrato de un país en el que quería incluir ambas perspectivas, la femenina y la masculina.
SOFIA es tu primer largometraje y su naturalismo es impresionante. ¿Cuáles fueron tus referencias estéticas?...
Quería que la puesta en escena fuera muy directa. No buscaba necesariamente algo novedoso. En el cine me gustan Asghar Farhadi, Nuri Bilge Ceylan y Cristian Mungiu. Estos cineastas independientes me inspiran tanto en la forma como en el contenido. Asghar Farhadi tiene un don para representar a la sociedad iraní a través de los miedos y preocupaciones de sus personajes. A menudo juega con el fuera de cámara, y su puesta en escena nunca es ostentosa. Cristian Mungiu también usa considerablemente el fuera de cámara en 4 MESES, 3 SEMANAS, 2 DÍAS. Posee mucha sensibilidad para encuadrar, especialmente cuando escoge la cámara en mano. SOFIA empieza como un thriller social antes de convertirse en un estudio sociológico. El propósito no es tanto descubrir quién es el padre del bebé como mostrar la presión impuesta por una sociedad que no puede concebir que un niño nazca fuera del matrimonio.
Como resultado, el drama familiar toma prioridad y emerge el juego de poder entre los personajes.
Tus planos están encuadrados como ventanas que se abren a la sociedad marroquí...
Sí, los planos fueron encuadrados con esta idea de retrato. Muchas de las escenas se compusieron usando marcos dentro del encuadre de la cámara. Después hacía zoom para dejar atrás el marco y centrarme en los personajes. Por ejemplo, la comida familiar al principio de la película empieza como un cuadro dentro del marco de la puerta del comedor, encima del cual hay un verso del Corán dedicado a la familia. Sofia está fuera del plano hasta que su padre le pide que traiga el postre a la mesa.
Esta primera imagen de la película es como el retrato de una familia marroquí.
¿Por qué elegiste Casablanca como la localización para SOFIA?...
En primer lugar, porque es la ciudad que mejor conozco en Marruecos.
Y especialmente porque, como capital económica del país, es donde las diferencias de clase son más visibles. Todo el mundo viene a Casablanca buscando trabajo e intentando ascender en la escalera social. Los distintos barrios que componen la ciudad son una reproducción perfecta de la sociedad marroquí en su conjunto. Filmé los barrios que en mi opinión se adaptaban más a lo que yo quería contar: Derb Sultan, donde vive la familia de Omar, es uno de los barrios más viejos y es mayoritariamente de clase trabajadora. El centro, donde vive la familia de Sofia, está dominado por la arquitectura colonial que cuenta la historia del país. Anfa, donde viven Lena y sus padres, es el lugar donde se concentran las villas y las grandes mansiones.
¿Cómo escogiste a la joven actriz que interpreta a Sofia?...
Buscaba una belleza marroquí de aspecto severo, una mujer joven que expresara cierto sentido de la tradición, alguien que tuviera una intensa determinación reflejada en sus ojos. Maha Alemi fue una elección orgánica.
La conocí antes de hacer la película, y escribí a Sofia pensando en ella. Al principio no era actriz, pero tenía la confianza y parte del misterio necesario para el personaje: Sofia es una figura trágica con muchas trabas en su camino que intenta existir por sí misma a través de acorralar al padre de su bebé.
¿También escribiste el personaje de Lena pensando en una actriz en concreto?...
No, de hecho fue un poco más complicado encontrar a la persona ideal.
Conocí a 250 actrices; muchas de ellas eran demasiado exageradas. Yo buscaba a una persona alegre y que tuviera una belleza natural. Tenía que hablar el francés tan bien como el árabe. Y la manera como se movía tenía que reflejar la alta sociedad marroquí. Encontré a Sarah Perles solo tres semanas antes de empezar a rodar.
¿Y Omar?...
Me enamoré al instante de Hamza Khafif. Nos conocimos por casualidad a través de conocidos mutuos. Él formaba parte de un grupo teatral. Su constitución física correspondía exactamente a como me había imaginado a Omar. También me gustaba el aire melancólico que lo rodeaba, cierta tristeza en sus ojos. Tuve que convencerlo con antelación para que hiciera las pruebas de cámara. Vi a otros actores, pero para mí, él era Omar. En realidad reescribí el papel para él. Me sirvió de inspiración para desarrollar el personaje. La dulzura de Omar viene directamente de Hamza Khafif.
¿Cómo crees que será recibida SOFIA en Marruecos?...
Me aseguré de que la película no tuviera nada que pudiera ser objeto de censura. Para mí era importante que llegara a tanta gente como fuera posible para generar un debate real acerca de los problemas que se señalan. Espero que el público encuentre elementos con los que identificarse, porque intenté que la historia fuera lo más accesible posible.
También tuve mucho cuidado para evitar los estereotipos. No estoy juzgando a nadie. Solo retrato la realidad actual: en Marruecos cada día hay 150 mujeres que dan a luz fuera del matrimonio. Se arriesgan a ir a la cárcel y son estigmatizadas, junto con sus hijos.
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