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NOTAS DEL DIRECTOR...
   Los exhibicionistas emocionales me fascinan, probablemente porque estoy en el lado opuesto; mantengo mis emociones en mi interior y raramente las comparto porque temo ser juzgado. Así que, cuando me encuentro con gente que se expresa sin esfuerzo y sin vergüenza, siento envidia. En las redes sociales soy un observador pasivo. Me fijo en los que son activos, en los que se exponen a sí mismos y sus sentimientos. ¿Cuánto hay de verdad? Fantaseo con sus vidas reales. ¿Cómo son cuando su móvil está apagado? ¿hay alguna diferencia?
  Empecé a seguir una entrenadora física...motivadora e influyente.
La cantidad de fotos y videos que publicaba cada día me sorprendió.
  Mostraba todo, desde conducir a casa desde el trabajo, hablar de un dolor de cabeza, problemas emocionales, qué comer para la cena, hacer fotos de su cuerpo, abrir bolsas de regalo y descubrir lo que hay dentro con todos sus seguidores. Tiene 600.000 seguidores en Instagram, ha estado en la portada de revistas de culturismo y ha publicado un par de DVDs de ejercicios. Publicar y compartir su vida privada es su trabajo. Su producto es su cuerpo.
  ¿Pero quién es ella en el momento antes de empezar a grabarse a sí misma? ¿Hay alguna diferencia entre su personaje online y fuera de internet? Puede publicar 20 videos seguidos de su perro jugando con una goma mientras ella comenta por debajo, a veces usando una voz graciosa para representar los pensamientos del perro.
  ¿Está aburrida? ¿se siente sola?
Y de repente, durante un día entero no publicó nada. ¿Qué ha pasado?
  Me entraron ganas de hacer una película sobre ella. En realidad, le escribí un correo para ver si podía conocerla como parte de la investigación para la película, pero nunca respondió.
  Probablemente fue lo mejor. Comencé a seguir a muchos otras, celebrities similares del fitness. A veces se conocían entre sí. Un culturista se grababa a sí mismo mientras comía con un grupo de amigos, todos ellos en el negocio del fitness. Al fondo podía ver a Sylwia sentada sola al final de la mesa. Estaba esperando su comida, no hablaba con nadie, no sostenía su teléfono. Cuando el culturista giró la cámara e hizo que todos hicieran la ola en la mesa, Sylwia sonrió repentinamente, enderezó su espalda y le lanzó un beso a la cámara.
  Para mí en cada proyecto la clave es encontrar la suficiente inspiración para querer escribir sobre alguien. En el caso de mi anterior película, Después de esto (The Here after), lo que me inspiró fue un caso judicial sobre un adolescente que había matado a su novia. Me dio una visión única de la vida de un chico. Eso me hizo querer escribir sobre él. En este caso, la vida social y los medios de comunicación me han generado esa curiosidad. Quiero echar un vistazo más de cerca y usar mi propia imaginación para rellenar los vacíos que no conozco sobre su vida cotidiana. Sylwia es un personaje extremadamente contemporáneo. Ella es una emprendedora de éxito, así como una inspiración para la gente que quiere un estilo de vida saludable. Es una embajadora de cómo sentirse cómoda en su cuerpo y estar orgullosa de lo que eres. Acéptate a ti mismo, dice, pero ¿qué pasa cuando ella tiene problemas para aceptarse a sí misma?
  Cuando su acosador, Rysiek, entra en su vida, empieza a dudar de sí misma, porque, en muchos aspectos, él es similar a ella. Rysiek está inspirado en el acosador de Björk, Ricardo López, que grabó un vídeo diario sobre él hablando de sus planes para asesinar a Björk, que terminó filmando su suicidio con una cámara. Cuando vi los videos de López, sentí un efecto similar viendo los videos de estas celebrities. Ambos tienen una apertura emocional que los hace atractivos e intrigantes. Quería explorar sus similitudes y saber por qué estas celebrities a veces me daban envidia.
  Envidio lo emocional de la apertura, el exhibicionismo al que se entregan completamente, pero al mismo tiempo les temo. Me dan miedo porque me siento conectado a ellos a nivel humano. Sylwia necesita aceptar que en parte es como Rysiek, un pervertido, que comparte como ella sus sentimientos más íntimos y patéticos. Rysiek no se avergüenza.
  Y al final de la película, Sylwia también llega a un momento en que no se avergüenza. Sólo estando bien consigo misma puede ser feliz con lo que es. Y ahí es cuando ella también ofrece el mejor mensaje a sus seguidores.
  Sweat tiene un ritmo y un enfoque, que se mantiene muy fiel al carácter de Sylwia. La historia está contada desde su perspectiva subjetiva y se conecta con su flujo emocional.
  Además, tiene un estilo muy realista.
Sweat son tres días en la vida de Sylwia. Sólo tres días en los que experimenta un cambio interno y se conecta más con quién es ella realmente. Es una historia sutil que abarca las banalidades de la vida cotidiana. Sus largas secuencias contienen un significado que proviene de una colección gradual de experiencias. Tenemos la oportunidad de unirnos a Sylwia por un tiempo, pero su vida ha estado sucediendo mucho antes de que la veamos y continuará mucho después de que la dejemos. Eventualmente todas las escenas y las reuniones por las que pasa Sylwia terminan formulándonos las mismas preguntas. ¿Cómo deberíamos compartir, cómo deberíamos conectarnos? Y es una cuestión directamente conectada a cómo Rysiek la hace sentir cuando entra en su vida.
  Visualmente sentí que la historia debía ser contada con una cámara íntima y móvil. Una cámara que es casi como un perro en relación con Sylwia. Un perro fiel y cariñoso al que a veces se le permite acercarse y saltar en sus rodillas para conseguir un abrazo, y a veces es relegado a un rincón de la habitación donde se sienta pacientemente y espera. Si Sylwia está excitada por sus emociones, éstas se trasladan a la cámara, igual que un perro se excita cuando está alrededor de gente con ese estado de ánimo. La cámara sigue el estado de ánimo de Sylwia. La ama y la respeta. No la abandonará, pero Sylwia tiene el poder de abandonar la cámara. Puede dejarnos fuera. Y puede dejarnos entrar.
  Siempre he querido que el final de la historia fuera una especie de éxito para Sylwia. Por supuesto se percibe una cierta amargura, pero no por ello deja de ser un éxito.
  Quería llegar a un punto en el que Sylwia se encontrara a sí misma, donde ella ve quién es ella y lo acepta. Tal vez se sienta sola, tal vez sea una persona peculiar, pero al menos sabe quién es.
  Ella acepta que la relación más cercana que tiene en su vida es con sus seguidores. Decide aprovecharla al máximo. Tal vez el público incluso sienta un poco de vergüenza por haberla juzgado. El problema no es tanto en Sylwia como en el ojo del espectador. ¿Somos capaces de mirar a Sylwia con amor, como ella nos mira?

ENTREVISTA AL DIRECTOR...
En Sweat tratas el tema de la influencia de las redes sociales. ¿Cómo abordaste las contradicciones visuales específicas tratando el tema a través de una película de autor?...
La contradicción es lo que me interesaba. Poner al yo social en un escenario donde no se encuentra normalmente.
Después de todo es sólo una fachada que se supera en un momento y después de eso es sólo sobre la gente. Me gusta mucho cuando encuentro una parte de mí mismo donde no lo esperaba. Eventualmente todos somos iguales. La contradicción es el principio, al final la contradicción ya no importa porque lo hemos superado. Al menos así es como deseo que Sweat funcione. Para encontrar la motivación de la aptitud física para ti mismo.

¿Qué te atrajo de la historia de Sylwia en primer lugar? ¿Cómo desarrollaste la película, del guion al rodaje?...
Todo comenzó con SNAPCHAT cuando todavía era la plataforma principal. No podía dejar de ver a los entrenadores de fitness y la forma que convertían sus vidas en espectáculos de televisión. Sentí que llegué a conocerlos en algún nivel porque compartían gran parte de su vida cotidiana. Primero 20 vídeos de un perro jugando con un juguete de goma y luego un discurso emocional sobre los problemas amorosos.
Es por eso que me enganché. Fue una provocación, los odiaba y los amaba. Los llamé narcisistas, pero luego empecé a pensar en lo incapaz que soy de hacer publicaciones como lo hacen porque temo ser juzgado. Me preguntaba quién es realmente más narcisista, ¿ellos o yo? Me hizo querer empezar a escribir.
Al principio tenía muchas historias sensacionales impulsadas por la trama que rodea a Sylwia; asesinato y caos. Fue muy divertido desarrollar una especie de mezcla de géneros de drama y thriller, pero cuanto más se desarrollaba Sylwia como personaje, más me interesaba en los problemas que eran realmente importantes para ella. ¿Qué convierte en malo un vídeo viral? ¿Qué significa el cumpleaños de una madre entre su vida de gimnasio y de fiestas exclusivas? Mi lado moral no dejaba de decirme que necesitaba hacer una declaración clara sobre las redes sociales, pero a medida que Sylwia se hizo más fuerte también dejé de sentir la necesidad de hacer una declaración.
Por eso también fue difícil financiar la película, porque mucha gente carecía de una postura clara. ¿Es una película que critica los medios sociales o no? Nunca quise mostrar una postura clara. Quería tres días de la vida de Sylwia. No tres días que terminaran con el mundo o lo crearan. Sólo tres días que le dan la perspectiva sobre lo que es importante en su vida y
lo que no lo es. Un momento de claridad que probablemente desaparecerá en un par de días, pero más tarde encontrará de nuevo. A menudo siento que la vida funciona así.
Cuando ensayamos y filmamos era importante para nosotros deshacernos de las ilusiones y trabajar sólo con lo que teníamos delante de nosotros.
Deshacerse de las grandes ideas y sólo trabajar con el drama que realmente existía en las escenas. Esto se convirtió en una clave para la forma en que trabajábamos con los actores y la cámara. Suena obvio, pero es un desafío (y liberador) aceptar lo que está en la escena y no tratar de forzar significados en ella. A menudo descubrí que las escenas que pensé que serían dramáticas no lo eran y al revés. Esto no significa que fallaron, sólo significa que se vuelven interesantes de otras maneras y el desafío era aceptarlo y seguir la corriente.
La última escena de la película se rodó el último día de rodaje.
Hasta ese día no estaba seguro de lo que Sylwia iba a decir por la mañana en el programa. Pero debido al año y medio que Magda Kolesnik pasó preparando a Sylwia, estaba seguro de que ella sabría qué decir. Y lo hizo. Y también creo que lo que dice se aplica tanto a Sylwia como a Magda y a mí.

Los denominados influencers son, de alguna manera, un blanco fácil. Pero tú todavía tienes mucha generosidad hacia el personaje de Sylwia. ¿Nos cuentas un poco sobre el proceso de escritura del personaje?...
Si voy a pasar tanto tiempo desarrollando y eventualmente filmando a Sylwia necesito que me guste. Me encanta el proceso de desarrollo porque es un proceso orgánico que lleva tiempo y paciencia. Es un trabajo muy bueno. Sylwia es mi proyección. Yo soy Sylwia. Pero al igual que esa es Sylwia, es todos los demás también. Actores y actrices se ponen en la piel de los demás y los hacen disponibles, así que me gusta hacer lo mismo, pero a través de la escritura. Me gusta explorar lo que me conecta con gente con la que al principio no quiero estar conectado.
Hay mucho odio alrededor de los influencers. El anonimato de Internet es perfecto para ese tipo de expresión. Siento que el odio es parte del influencer, es una sombra, es energía oscura generada. En cierto modo, el influencer y el hater son uno. Un poco como Sylwia y su acosador.

¿Fue fácil elegir una actriz que pudiera interpretar lo específico, y los requisitos muy físicos de la función?...
No, no lo fue. Pero Magdalena Kolesnik fue en realidad la primera actrizque invitamos para el casting. Ella era genial, y luego seguimos haciendo castings durante meses sin encontrar a nadie mejor. Magda ni siquiera tenía instagram en ese momento, pasó un año en el gimnasio y un montón de tiempo en los medios sociales para entrar en el personaje.
Ella es una gran actriz porque trata a Sylwia como se trata a sí misma. Cuando me pierdo en el set sé que siempre puedo contar con el apoyo de Magda. Ella sabe lo que Sylwia haría.

El mundo de los influencers del fitness es un área que rara vez se retrata en el cine. ¿Cómo fue para ti sumergirte en este mundo? ¿Cuáles son las películas de referencia que podrían haber influenciado a Sweat en tu opinión?...
Mi principal objetivo era ser libre y móvil durante el rodaje. En mis películas anteriores siempre he trabajado con guiones gráficos muy estrictos y una puesta en escena cuidadosamente planeada. En Sweat quería hacer la prueba...no teníamos un storyboard y queríamos ser capaces de rodar de manera improvisada, disfrutar de las sorpresas y los cambios rápidos. Algunas de las tomas que hicimos duraron más de 30 minutos (tuvimos que cambiar el plan de rodaje... durante la toma). Realmente lo disfruté. Fue muy liberador no pensar en la edición y las localizaciones. La mayoría de las escenas se hicieron en una sola toma, en la edición cortábamos lo que no era necesario y luego nos sumergíamos de nuevo en la toma cuando sentimos que era interesante otra vez. Así que las películas de referencia que vi no estaban conectadas al tema sino más bien a esta estética; por ejemplo, las películas de Dogma 95.
Michal Dymek (director de fotografía) tiene una gran intuición para la cámara en mano y es un placer dejarlo vagar alrededor de los actores por más de 20 minutos. Es un placer ver a los actores actuar durante tanto tiempo. Cuando funciona, mientras lo estoy viendo en el monitor en el set, es extremadamente gratificante.
Pero sobre todo me inspiré en los mensajes de los medios sociales del mundo real.

¿Sientes que tú, como director nacido en Suecia pero formado en Polonia, tienes una posición específica en el cine europeo? ¿Se relaciona con el polaco, cine escandinavo, europeo o mundial de alguna manera específica?...
Realmente no lo sé. Estoy seguro de que mi vida en Polonia ha marcado profundamente quién soy hoy y qué hago. Supongo que puede ser lo mismo para cualquiera que cambie de país y de cultura. No creo que me sienta realmente parte del cine polaco o escandinavo o europeo…o cine mundial.
Me siento parte de la gente con la que trabajo; mi productor, Mariusz Włodarski, mi guionista, Andrzej Mellin, la Escuela en Lodz. Compartimos un interés en el mismo tipo de historias.
Me siento parte del cine de personajes. Lo que más me gusta es desarrollar personajes y trabajar con los actores.

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