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NOTAS DE LA DIRECTORA...
“Sin señas particulares” ha sido un proyecto de largo aliento. Empecé a investigar sobre la violencia en México y en particular sobre desaparición forzada alrededor de 2011. En aquel entonces, apenas abríamos los ojos ante fenómenos que expresan una profunda crisis social y humana: desapariciones y asesinatos de activistas, periodistas, migrantes, mujeres, viajeros… Tratando de comprender esa vorágine, filmé un cortometraje titulado “400 maletas”. Fue mi primer acercamiento a la historia que aborda “Sin señas particulares”. Tras la experiencia de ese cortometraje, busqué una forma narrativa más coral y menos naturalista, que me permitiera explorar el interior de los personajes y al mismo abordar los fenómenos sociales que inspiraron el proyecto. “Sin señas particulares” se convirtió en una historia de camino, un road movie con tintes de thriller que transita por algunos de los insólitos y complejos parajes del México actual.
El abordaje social de la película hizo que el proceso de financiamiento fuera largo y complicado. Filmamos con un flujo de efectivo limitado, complementado por aportaciones en especie. Pero irónicamente, l as limitaciones de presupuesto no se convirtieron en limitantes creativas, pues nos obligaron a atajar el proyecto desde una perspectiva afín a la historia y a los personajes. Fue así que conocimos muy de cerca la belleza y los retos del campo mexicano, así como el desventurado camino de la migración, en una mezcla de actores profesionales de la Ciudad de México con jóvenes de las comunidades rurales donde filmamos, todos estos últimos versados en los motivos para migrar.