|
SINOPSIS
Cuenta la lucha de Luther King, para que todos los ciudadanos tuvieran el mismo derecho al voto y de la peligrosa campaña que terminó con una marcha desde la ciudad de Selma hasta Montgomery, donde el presidente Johnson firmó la ley sobre el derecho al voto...
INTÉRPRETES
DAVID OYELOWO, GIOVANNI RIBISI, TIM ROTH, CUBA GOODING JR., CARMEN EJOGO, MARTIN SHEEN, OPRAH WINFREY, TOM WILKINSON, ALESSANDRO NIVOLA, DYLAN BAKER, COMMON
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
En la primavera de 1965, una serie de acontecimientos dramáticos cambiaron para siempre el curso de la historia de Estados Unidos y el concepto de los derechos civiles. Los manifestantes, armados de valor, y dirigidos por el Dr. Martin Luther King Jr., intentaron en tres ocasiones realizar una marcha desde Selma, Alabama hasta Montgomery, Alabama para solicitar un derecho humano básico: votar. Los enfrentamientos, la marcha final triunfal y la aprobación de la Ley de Derecho al Voto de 1965 que le siguieron son una parte indeleble de la historia. Pero la historia tan tremendamente humana de Selma que abarca las batallas políticas en las instancias del poder, la determinación y la fe de la gente en las calles y también las luchas internas a las que se enfrentó el Dr. King, no se habían visto nunca en una pantalla de cine. 'Selma' de Ava DuVernay, cuenta en la película lo mucho que costó llegar a ese momento tan esperado en el que se hizo justicia, y lo hace con un realismo despojado de cualquier prejuicio. La película relata una serie de datos históricos asombrosos, grandes y pequeños, entre los que está la intensa y contrapuesta relación entre el Dr. King y el Presidente Lyndon Johnson, la oscura implicación del FBI y el inquebrantable espíritu de hombres y mujeres corrientes que se sacrificaron y se unieron para conseguir el derecho a votar. Pero lo que surge de estos datos tan sorprendentes es el retrato potente de un punto de inflexión en Estados Unidos en la figura de un hombre que busca su camino superando dudas y enormes obstáculos no sólo por el liderazgo sino para conseguir la unidad que exige la consecución de un cambio real en el mundo. Dice DuVernay, una directora que proviene del mundo del cine independiente y cuya familia es originaria de Alabama: "Selma es una historia acerca de la voz - la voz de un gran líder; la voz de una comunidad que triunfa a pesar de los disturbios; y la voz de una nación que lucha por convertirse en una sociedad mejor. Espero que la película nos recuerde que merece la pena escuchar todas las voces y que todas son valiosas”. Teniendo en cuenta que hasta la fecha ninguna superproducción se ha centrado en ningún aspecto de la vida del Dr. King, ni en el movimiento del derecho al voto, DuVernay sintió la necesidad imperiosa de contar esta historia. Al mismo tiempo, quería raspar la capa superficial de un icono intocable y mostrar al Dr. King como un hombre de carne y hueso, un hombre con defectos e incertidumbres, pero también con una fortaleza y una pasión que alimentaba la lucha de la gente que le rodeaba. “Me parece sorprendente y digno de mención que, 50 años después de la muerte del Dr. King, no se haya hecho una película en la que él sea el protagonista. Es algo increíble", dice la directora. “Es extraño y bastante triste, pero me alegra decir que hemos conseguido cambiar esa situación”. Aunque la historia del Dr. King es fundamental en 'Selma', DuVernay amplía la historia a los hombres y mujeres que desempeñaron un papel fundamental en la creación y desarrollo del movimiento. No sólo quería dar a conocer los acontecimientos originales sino también el interesante entramado personal que había detrás de ellos.
"Solemos relacionar a King con una estatua, un discurso, o un día de fiesta, pero era un hombre, un hombre que tenía relaciones complicadas, que era muy humano, y un hombre que murió a la edad de 39 años por luchar por esas libertades de las que todos disfrutamos ahora. Cuando ahondas en el mito, te das cuenta que su fuerza interior es algo que todos tenemos. Si conseguimos encontrarla dentro de nosotros mismos, seremos capaces de hacer grandes cosas", explica DuVernay.
El 7 de marzo de 1965 los norteamericanos estaban viendo en la televisión Los juicios de Nuremberg de Stanley Kramer. Se quedaron atónicos cuando las noticias interrumpieron la emisión con imágenes aterradoras de los actos violentos que se estaban produciendo en su propio país. En Selma, Alabama, la policía local y estatal acababa de atacar a los manifestantes que defendía el derecho a votar de todos los norteamericanos. El resultado fue decenas de heridos y brutales actos de represión en pleno siglo XX que enfurecieron y avergonzaron a muchos. Se convertiría en un momento decisivo que aceleró el triunfo de una lucha centenaria. El derecho al voto de los negros americanos (o al menos los varones negros) se garantizó por primera vez en 1870 con la aprobación de la 15ª Enmienda. Pero durante casi 100 años, ese derecho se vio obstaculizado sistemáticamente en muchos lugares de todo el país. (Incluso ahora, el derecho al voto sigue discutiéndose debido a que el Tribunal Supremo suprimió en 2013 partes de la Ley del Derecho al Voto de 1965 y las nuevas leyes de identificación de votantes reavivaron el debate sobre el impacto en la participación de los votantes).
A principios de la década de los 60, la situación estaba a punto de estallar en algunos lugares del Sur, sobre todo en Alabama, que se había convertido en un punto de referencia de la lucha por los derechos civiles desde que Rosa Parks se negó a ceder su asiento en un autobús segregado en Montgomery. En todo el estado, los funcionarios locales bloqueaban repetidamente los intentos de los ciudadanos negros de registrarse en el censo para votar. Los sometían a exámenes improvisados para evaluar su alfabetización con preguntas absurdamente complicadas diseñadas para que no superaran las pruebas. Además, la generalización del impuesto al sufragio era un obstáculo para los pobres y penalizaba a los que querían votar incluso si habían conseguido censarse. En 1965, en Alabama había condados en los que ningún ciudadano negro había votado en ninguna elección en los últimos 50 años. En Selma, una localidad en la que sólo 130 de los 15.000 ciudadanos negros estaban censados, los ciudadanos empezaron a plantar cara. El grupo nacional de derechos civiles, el Student Nonviolent Coordinating Committee (conocido por sus siglas SNCC o “snick”), empezó a organizarse en la zona en 1963, pero se enfrentó a una resistencia férrea, sobre todo por parte del sheriff Jim Clark, partidario de la segregación, que utilizó piquetes locales para intimidar, arrestar y dar palizas a los que participaban en las grupos pro derechos civiles. En enero de 1965, Martin Luther King, Jr. – el joven pastor que iba a convertirse en la voz moral más influyente del país en defensa de lucha no violenta contra el racismo- junto con la Southern Christian Leadership Conference (un grupo de clérigos que realizaban boicots no violentos, marchas y sentadas para protestar contra la segregación en todo el Sur de Estados Unidos) llegaron a Selma para ayudar a un movimiento social que no dejaba de crecer. Dos años antes, el Dr. King había dado su famoso discurso "Tengo un sueño" en Washington D.C., unos meses antes de que cuatro inocentes niñas fueran asesinadas en una iglesia de Birmingham, Alabama, por culpa de una bomba en un acto de terrorismo de la supremacía blanca. Unos meses antes de llegar a Selma, King había ganado el Premio Nobel de la Paz y Time Magazine le había elegido Hombre del Año, declarándole "el Gandhi americano”.
En cuanto el Dr. King llegó a Selma, la escalada de tensión se hizo patente. En las calles, los manifestantes fueron tratados con extrema violencia y arriesgaban sus vidas. En la Casa Blanca, el presidente Johnson observaba de cerca el desarrollo de los acontecimientos y era consciente de que podía convertirse rápidamente en un polvorín. Y para King, las expectativas eran enormes porque la situación tenía todos los ingredientes para convertirse en un punto de inflexión. Comprendió que todas las maniobras y negociaciones políticas, las protestas no violentas que había defendido durante años podían desembocar en algo más profundo, siempre que la gente lograra mantenerse a salvo.
Al productor británico Christian Colson le fascinaba la historia y encargó un guión a Paul Webb y unió fuerzas con Pathé para financiar el desarrollo y la producción de la película. Colson también incorporó al proyecto a la productora de Brad Pitt y a los productores Dede Gardner y Jeremy Kleiner para desarrollar el guión y encontrar al director adecuado, un proceso que llevó casi ocho años. “Hacía mucho tiempo que nos interesaba el legado del Dr. King y el legado de los derechos civiles no sólo como el trabajo de un hombre sino como un movimiento colectivo. Y recabamos todo tipo de apoyos para incorporarnos en el proyecto en 2007", recuerda Kleiner. “El hecho de que esos acontecimientos no se hubieran llevado nunca al cine era vergonzoso pero también apasionante. Siempre creímos que esta historia no sólo formaba parte de la Historia, sino que sigue teniendo razón de ser a día de hoy”. Al final, la convergencia de tres personas hizo realidad el proyecto: Ava DuVernay, una directora emergente que había ganado el Premio al Mejor Director en Sundance con su película de escaso presupuesto Middle of Nowhere; el actor David Oyelowo, que soñaba con encarnar al Dr. King y que llevaba siguiendo el proyecto hacía años; y Oprah Winfrey, cuyo apasionado apoyo logró que todo llegara a término. “El material se podía enfocar de muchas maneras", dice Dede Gardner, “pero lo que diferenciaba a este grupo es que quería abarcar la totalidad del movimiento de los derechos civiles, con el Dr. King al timón, pero como único personaje. Contó con la ayuda de un grupo de personas y compartió experiencias con ellos. Así que era importante mostrar que en ese grupo también había fracturas. Cuando lo que está en juego es la vida y la muerte, como ocurría en Selma, la gente está deseando bajar a la calle a luchar por lo que creen justo. Los movimientos sociales nacen de ese tipo de debates trascendentes. Necesitas esas conversaciones y esos análisis para que se produzcan cambios. Así que este grupo aportó un enfoque muy interesante sobre este tema y también sobre el hecho de que en el movimiento había mujeres y no sólo hombres. También surgió la idea de considerar a King como un ser humano que tiene dudas y miedos además de principios, fe y capacidad de liderazgo”.
Cuando Oyelowo trabajó con DuVernay en 'Middle of Nowhere' intuyó que DuVernay era la directora que podía darle al material esa visión fresca que él siempre había buscado. “Esta mujer es un genio y no lo digo a la ligera", dice. “Su capacidad de profundizar en la historia, de meterse en la piel de lo que somos como seres humanos, es magnífica. Y el hecho de que su familia sea del Condado de Lowndes, Alabama, es decir de un condado entre Selma y Montgomery, significa que esta historia está en su ADN. Y eso se nota”. Para Oyelowo, el hecho de que DuVernay sea una mujer es otro motivo de admiración. “Las mujeres también estaban marginadas en el movimiento de los derechos civiles. Tenían el mismo talento, y se rebelaban con la misma pasión contra las injusticias de aquella época, sacrificaban muchas cosas, incluso más que los hombres, pero no se las consideraba heroínas. Así que para mí, que una mujer negra estuviera al timón de esta historia fue absolutamente perfecto”.
Cuando Oyelowo se encontró con DuVernay, también conoció a Winfrey ya que ambos protagonizaban juntos’ El mayordomo, y le contó que su sueño era encarnar al Dr. King. “Me había grabado a mí mismo recitando el discurso de ‘Mountaintop’, y se lo enseñé para ver lo que le parecía. Y a partir de ese momento se obsesionó", recuerda el actor. "Dijo: 'necesitamos hacer algo con esto'. Así que un día la llamé y le dije que teníamos que convertir esa energía en algo real y que me gustaría contar con ella. Me contestó que estaba dispuesta a todo. Y eso fue el pistoletazo de salida. A partir de ese momento, el proyecto se puso en marcha”. Winfrey no quiso dejar pasar la oportunidad de ayudar a DuVernay y Oyelowo a contar esta historia, sobre todo ahora. “Dije que sí a esta película porque creo que no puedes saber a dónde te diriges si no sabes de dónde vienes”, dice Winfrey. "Se suele decir que somos lo que somos gracias a algunas personas que han mostrado mucha fortaleza. Y ese ha sido el lema de mi vida. Me he hecho eco de las voces de Sojourner Truth y Fannie Lou Hamer, y también de los miles que se manifestaron, que rezaron, creyeron y sufrieron con la esperanza de que habría un día mejor. Esas personas que nunca imaginaron que pudiéramos tener la vida que tenemos hoy, de disfrutar de oportunidades para dar lo mejor de nosotros mismos".
Y continúa diciendo: “Lo más maravilloso es que Selma no sólo es la historia de Martin Luther King, sino más que todo sobre los protagonistas de esos tres meses en Selma. Es una historia sobre la gente. King pudo hacer lo que hizo porque contó con el apoyo de toda esa gente. Él era único, eso está claro. Era una persona tremendamente carismática, muy espiritual y un líder nato. Pero a pesar de todas estas cualidades no hubiera podido conseguir todas esas cosas sin la gente que estuvo a su lado”.
El equipo de producción estaba fascinado con la idea de contar con Winfrey en el equipo. “Trabajar con ella es un lujo", dice Gardner. “Puede parecer de otro mundo, pero cuando la conoces, te das cuenta que es una persona auténtica, comprensiva, realista y una colaboradora fantástica. Revisó con nosotros todas las cintas del reparto, veía los dailies, hablaba del montaje y dio su opinión sobre todos los aspectos de la producción. Está claro que se trata de una historia con la que se siente muy identificada. Y contar con ella para interpretar a Annie Lee Cooper fue la guinda del pastel".
Después de pasar tiempo con DuVernay, Winfrey observó cómo la directora se dedicaba en cuerpo y al alma al rodaje, una tarea nada fácil. “Nunca he visto a nadie con una determinación tan intensa y tan clara como la que tiene Ava. En el plató crea un espacio tranquilo en el que todo el mundo se siente que puede dar lo mejor de sí mismo. Pero además sabe crear una sinergia muy especial entre todos. Todo el proyecto está impregnado de su energía”.
Muchos integrantes del reparto y del equipo técnico no estaban acostumbrados a ver esa energía, fruto de un compromiso con un legado de enorme significado, en el rodaje de una película. Oyelowo lo resume así: "En esta película tuve la impresión de que estábamos haciendo algo útil, un servicio a los demás. Todos los días, el reparto y el equipo se hacía la siguiente pregunta: '¿Cómo podemos rendir homenaje a una comunidad que arriesgó sus vidas para que nosotros pudiéramos disfrutar de los privilegios que tenemos ahora?'"
A pesar de que éste iba a ser la primera película de gran presupuesto, Ava DuVernay abordó 'Selma' con la ambición y la visión de una directora que sentía una necesidad irresistible de contar esta historia. Para DuVernay, los acontecimientos de 1965 le tocan en lo más íntimo ya que su familia es oriunda de Alabama y pasó los veranos allí cuando era pequeña mientras crecía en Compton. "Mi padre es de una ciudad pequeña llamada Hayneville, entre Selma y Montgomery", explica la directora. "Es una de las razones por las que me fascinó esta historia. Antes me interesaba sobre todo las imágenes contemporáneas de la gente de color, pero cuando esta historia ambientada en el pasado llegó a mi vida, se apoderó de mi imaginación de forma totalmente inesperada. Y me alegro muchísimo de que ocurriera. Es una forma de rendir homenaje a la gente de Selma, pero también representa la lucha de todos los pueblos por su derecho a votar". Para DuVernay, Selma demostró la capacidad de cambio y transformación que conlleva participar en las elecciones. “Lo que en este país llamamos justicia está directamente relacionado con el derecho a votar", afirma la directora. “A menudo damos por supuesto lo que significa votar, y una de esas cosas es ser jurado. Pero si eras negro en la Alabama de los años 1960 y tenías tanto miedo que ni siquiera te atrevías a inscribirte en el censo para votar, eso también significaba que no podías ser jurado en un juicio para hacer justicia para ti o para otros como tú. Hasta que empecé a investigar para Selma, no sabía realmente lo que el derecho a votar afecta a la vida diaria de la gente”.
Es cierto que documentarse era una necesidad imprescindible, pero DuVernay buscaba algo más que hechos. Quería profundizar en la faceta humana de la historia. Su enfoque era distinto: un realismo sobrio que permitiera al público ver con claridad las relaciones y las emociones ocultas en la intrahistoria de los acontecimientos.
La película ahonda en los corazones de todos los hombres y mujeres que participaron y en la comunidad que forjaron. El FBI seguía cada movimiento del Dr. King, basándose en informes de vigilancia del mismo organismo. De hecho el archivo que documenta tanto los momentos decisivos como los más banales de su vida consta de 17.000 páginas. El guión definitivo se basa en los acontecimientos ocurridos desde la bomba en la iglesia de Birmingham hasta la promulgación de la Ley de Derecho a Voto en agosto de 1965. Además ofrece una visión caleidoscópica y recorre todas las capas de la sociedad, desde la Presidencia a las amas de casa de Selma, trazando un hilo conductor entre todos ellos.
Al tocar tantos aspectos, el guión final dio lugar a un sinfín de interpretaciones, lo que interesó mucho a los realizadores de la película. “Se puede interpretar Selma como una historia sobre cómo se puede presionar a los gobiernos para que actúen de forma moral. También es una historia sobre lo que significan las protestas, una realidad dura y exenta de glamour", dice Kleiner. “Puede ser una oda a las tácticas y estrategias sumamente inteligentes de este grupo de líderes de los derechos civiles. O podría ser una historia sobre la lucha para hacer frente a la doctrina de la supremacía blanca. Es una historia compleja con más de un significado y puede aplicarse a muchos momentos de la historia de la humanidad”.
DuVernay dice que trató de ceñirse a la esencia de los acontecimientos ya que la gente que estuvo allí los sigue recordando. "Mi deseo era que contáramos la verdad de la mejor manera posible, porque los hechos que ocurrieron, la gente que participó en ellos, son más fascinantes que cualquier historia que hubiéramos podido inventarnos", dice la directora. "En esta película no hay personajes inventados. Todas las personas que se ven vivieron de verdad, lucharon de verdad e hicieron todas esas cosas que se cuentan en la cinta. Son tan convincentes que no había ninguna razón para inventarnos nada. Comprendí que mi papel era ser la narradora de sus historias. Me sentí como un traductor que intenta acceder a la esencia de todos esos hombres y mujeres".
Pero la directora también buscó una inmediatez visceral con la que el público actual pudiera conectar. “A veces te dejas llevar por un drama histórico, pero esta historia también es contemporánea. Es el presente. Trata un tema universal que se aplica a gente de diferentes sexos, razas y religiones. Todos sentimos en algún momento de nuestras vidas que hay barreras a nuestro alrededor, y esta es una película sobre gente que supera esas barreras”. Contar con la participación de líderes de los derechos civiles de aquella época, como el congresista John Lewis y el embajador Andrew Young fue una maravillosa fuente de inspiración. “Estar al lado de gente que fue tan heroica fue increíble", recuerda la directora. “Cuando ves a John Lewis entrar en la habitación y pedir una Coca Cola, te dices: '¡Es un hombre normal y corriente, pero hizo cosas extraordinarias!' Y eso es muy importante porque cuando comprendes que esos héroes eran gente como nosotros, te das cuenta que lo que hicieron fue aún más increíble. Si los ves como personajes históricos no tienes esa percepción. Pero si te acercas a ellos, que es lo que hemos intentado hacer en la película, es cunado comprendes la grandeza de lo que lograron”.
En el plató, DuVernay creó un ambiente familiar en el que situar a los personajes y poder ahondar en ellos. Afirma que el ambiente es importante. “Estoy convencida que no sólo debemos crear algo maravilloso en una película si no también vivir una experiencia maravillosa mientras la hacemos", dice. “Siempre dije que cuando hiciera mis propias películas intentaría crear en el plató un ambiente en el que me gustaría estar, como miembro del equipo o como actriz, un lugar sin barreras entre las personas, sin jerarquías. Y eso se aplicaba especialmente a esta película, porque estamos contando una historia sobre el significado de comunidad y de unidad. Ese era el objetivo y la gente lo comprendió a la perfección. Y creo que se nota en el trabajo realizado”. DuVernay tuvo la inmensa suerte de que Winfrey creyera en ella. “Es una mujer tremendamente fiel a sí misma. Ella generoso, sabia, divertida, centrada, inteligente, curiosa, y a pesar de todo lo que ha hecho le sigue interesando hacer cosas nuevas. Como actriz me pareció muy abierta, muy dispuesta a atacar el material con vitalidad y coraje. Y como productora, no dudó en arremangarse, en realizar un trabajo muy profundo con este proyecto y eso fue extraordinario”. Por su parte, el reparto contó con la determinación y la claridad de DuVernay. “Ava es un fenómeno. Tenía una visión muy concreta y le era absolutamente fiel. Pero también estuvo abierta a las sugerencias creativas y dispuesta a escuchar las ideas de los demás", dice Carmen Ejogo. “El proyecto tenía una envergadura épica, pero Ava se mantuvo fiel a su espíritu independiente y a su propia estética”. La productora Dede Gardner lo resume así: “Ava es sensible e inteligente. Puede tener una visión 'indie' si las circunstancias lo exigen pero también una visión 'globalizada' si es necesario. Es una artista abierta a todas las posibilidades y eso se notó desde el principio. Es cierto que contar esta historia le tocaba la fibra personal, era casi una obligación para ella, pero también ha sido capaz de crear algo que tiene un impacto universal".
'Selma' se rodó sobre todo en el estado de Alabama en muchos de los lugares donde se produjeron los acontecimientos históricos aunque carecían del mismo ambiente. Rodar en lugares auténticos, con muchos ancianos de Alabama que fueron testigos de aquellos hechos, era muy importante para DuVernay.
“Fue fundamental rodar en el Sur, en Alabama y en el Puente Edmund Pettus”, dice la directora. “Necesitábamos estar en los lugares donde estuvieron los verdaderos manifestantes, donde sangraron, lloraron y se tomaron de la mano. Necesitábamos sumergirnos en el ADN del lugar, del espíritu que hay allí”. A pesar de que nadie sabía cómo los recibirían en Alabama, el equipo de rodaje fue muy buen acogido en todas partes. “Nos sentimos muy afortunados de que el Estado de Alabama y la gente de Selma nos permitieran recrear la historia en esos lugares, porque para ellos es terreno sagrado", dice DuVernay. “Podrían habernos dado la espalda, pero nos acogieron con los brazos abiertos”.
“Fue muy emotivo rodar allí", dice Dede Gardner. “Por todas partes, hay recordatorios visibles de los acontecimientos que cuenta la película. Rodar en el Puente Edmund Pettus, que David pudiera predicar en el mismo púlpito donde lo hizo Martin Luther King, ir al plató por la Autopista Ralph Abernathy... fue alucinante, una auténtica fuente de inspiración. Es el entramado de esta historia. Todo el mundo tenía recuerdos que compartir y esos recuerdos conforman el alma de la Selma actual”.
Mientras tanto, el equipo técnico de DuVernay trabajaba contrarreloj para crear una especie de máquina del tiempo capaz de reproducir todos los detalles, con la esperanza de rendir homenaje a la historia y darle credibilidad. El director de fotografía Bradford Young, el diseñador de producción Mark Friedberg y la diseñadora de vestuario Ruth E. Carter se sumergieron tanto en el pasado reciente como en el paisaje de Alabama.
Young, que se ha convertido en uno de los cámaras más prestigiosos de una nueva generación, es conocido por su uso expresivo de la iluminación naturalista, que encajaba a la perfección con el sesgo intimista de la historia. “Bradford crea un ambiente tan rico que no tienes la impresión de que estás viendo un tiempo pasado. De hecho, crees estar en la misma habitación que King", comenta Jeremy Kleiner. “Tienes la impresión de estar en una celda, en la casa de King. Su fotografía te hace creer que se trata de personas reales. Su sensibilidad encajaba a la perfección con la visión de Ava y con la naturaleza de la historia”.
El poco habitual currículum de Mark Friedberg como diseñador de producción ya que se licenció en Historia Americana especializado en el movimiento de los derechos civiles, le permitió tener una perspectiva especial desde el principio del proyecto. “Conocía ese mundo", dice. “Pero además, creo que como todos los implicados, sentía la necesidad de contar estos acontecimientos fundamentales en la historia de los Estados Unidos, que son a la vez un legado y el futuro”.
Gardner opina de Friedberg: “Mark tiene un currículum muy original, a pesar de que en los últimos tiempos ha trabajado en grandes superproducciones. Pero cuando nos pusimos a buscar a alguien para Selma, Adam Stockhausen, el diseñador de producción de Doce años de esclavitud, dijo que la persona perfecta era Mark. Porque Mark tenía una conexión muy profunda con la historia. De hecho su madrina le había regalado un libro dedicado por el Dr. King. Creo que siempre quiso expresar lo que sentía en su trabajo, y se entregó en cuerpo y alma a este proyecto”.
A Friedberg le atrajo inmediatamente el punto de vista de DuVernay. “No es muy habitual que un realizador afroamericano cuente una historia sobre los derechos civiles, y me gustó que su enfoque fuera tan original", dice. “No cuenta la historia de un martirio. Su historia es sobre el triunfo de una causa”.
La importancia que DuVernay quería darle a la intimidad también le interesó a Friedberg, pero quería darle cierta envergadura al diseño, a pesar de que los recursos eran escasos. “ Venía de hacer 'Spiderman 2', así que el presupuesto era muy diferente", afirma. “Pero acabas comprendiendo que puedes crear un ambiente épico profundizando en los detalles más que en las grandes ambientaciones. En esta historia hay muchísimos contrastes. Se pasa de la Alabama rural a la Avenida de Pennsylvania en Washington. Y creo que el truco estaba en dejar que el público sintiera que la historia se mueve de un mundo a otro. Y para conseguirlo prestamos mucha atención a lo que había en las paredes, en las mesas, cuál eran las texturas de todas esas vidas tan diferentes”.
La textura adquirió especial protagonismo en las casas donde tuvieron lugar tantas conversaciones esenciales, incluyendo la casa de los King, que Friedberg describe: "una elegancia discreta muy típica de aquella época. Igual que el estilo de Coretta”.
A Friedberg le encantó reproducir la casa del Dr. Sullivan Jackson (Kent Faulcon), el dentista de Selma que, junto con su mujer Richie Jean (Niecy Nash), cedió su consulta a King y a los organizadores de la marcha para que la utilizara de cuartel general improvisado.
“La casa fue el centro de todos los debates que se desarrollaron detrás de las bambalinas”, explica el diseñador. “Necesitaba desprender energía pero también recuerda a los antepasados porque hay que recordar que esta es una lucha que empezó hace 400 años y que costó mucho. La verdadera casa inspiró en gran medida la paleta de colores, con ese turquesa y naranja chillón tan de la época. Era brillante y alegre aunque no tenía mucho de diseño".
Trabajar con Young fue muy interesante. “Todo encajó tan bien que Bradford y yo nos hicimos amantes, en el aspecto creativo", comenta Friedberg. “Yo me implicaba cada vez más en la iluminación y él en el diseño de los platós. Y el resultado son unos fotogramas magníficos”.
Friedberg tuvo que recrear un amplio abanico de entornos: desde réplicas del Despacho Oval y de la oficina de Montgomery del Gobernador Wallace, donde la paleta pasa a las tonalidades rojo, blanco y azul de la bandera. También había que encontrar algo que sirviera para representar la casa de la granja arruinada de Cager Lee. Sin olvidar el plató más importante: una recreación del Puente Edmund Pettus tal y como era en 1965.
El puente de acero que lleva hasta Alabama cruzando el Río Alabama se construyó en 1940 y debe su nombre al Senador Edmund Pettus, que había luchado en las filas de la Confederación en la Guerra Civil. Nadie hubiera previsto entonces que se convertiría en el lugar emblemático donde la policía estatal y local intentó detener por primera vez la marcha a Montgomery, golpeando a la multitud con porras y lanzando gases lacrimógenos con tanta violencia que la fecha se rebautizó con el nombre de "Domingo Sangriento”. Pero casi 60 años después, en 2013, el puente fue declarado monumento histórico debido al papel que desempeñó en convertir el derecho al voto en una causa nacional.
Para Friedberg, fue aleccionador trabajar en un puente manchado con sangre y lágrimas antes de que se convirtiera en un paso a una nueva era. "Trabajar en el mismo lugar donde habían ocurrido los acontecimiento era fantástico pero también intimidada por su componente sagrado”, observa. “El primer día que rodamos allí, vi a los habitantes y a los extras llorando porque era gente que había estado allí en 1965. Fue una experiencia única”.
Las secuencias del puente emocionaron a todo el mundo. Winfrey lo recuerda: "Pensé que 50 años atrás, los pies de los manifestantes pisaron el mismo suelo que estaba pisando yo en ese momento. Y hace 50 años los policías les atacaron en ese mismo lugar. Dar los mismos pasos que dieron ellos te hace sentir una conexión muy espiritual con lo que pasó. Así que teníamos que estar en ese puente para experimenta esos sentimientos”.
La diseñadora de vestuario Carter también se impregnó de ese espíritu que conectaba el presente y el pasado a la hora de hacer los trajes. Carter ha recibido nominaciones a los premios de la Academia® por dos epopeyas históricas Amistad, de Steven Spielberg, y Malcolm X de Spike Lee (tuvo una segunda oportunidad de vestir al personaje en Selma), pero afirma que sentía una responsabilidad especial con este trabajo. “Me sentía responsable ante la historia", dice. Y añade: "La verdad es que es genial tomarte tu trabajo con tanta seriedad. Algunos diseñadores dirán que no les importa ser auténticos, pero en una historia como esta, sabes que tienes que ser fiel a la realidad. Es un gran honor volver a contar nuestra historia de forma tan realista”.
A pesar de que llevó a cabo muchas investigaciones, la película también tenía un componente personal para Carter. “El guión te transporta en un viaje emocional así que empecé con mi propio viaje emocional”, recuerda la diseñadora. “Me acordé de aquellas niñas inocentes de Birmingham. Esas imágenes se remontan a mi infancia porque recuerdo muy bien como me ponía mis guantes y mis zapatos de charol para ir a la iglesia. Y desde ese momento, la película te lleva en un viaje hasta las marchas. Quería partir de ahí, de algo más contenido a algo mucho más colorido”.
El guión también se inspiró en el famoso artista afroamericano Romare Bearden cuyos retratos de las tradiciones populares del Sur y sus innovadores collages fotográficos ofrecen maravillosos retratos de la cultura negra. “Pensé que era el artista perfecto porque estudió con gran detenimiento esas comunidades sureñas y todos los colores y texturas que surgen de ese paisaje", dice la diseñadora.
En última instancia, Carter fusionó el intenso realismo del material de archivo con este sentido más caleidoscópico del Sur. Y añade que DuVernay fue una colaboradora excepcional. “Es genial intercambiar ideas con alguien tan inteligente como Ava. Siempre sabía muy bien lo que quería y le encantaba investigar. Recuerdo que cuando encontró una foto del verdadero Jimmie Lee Jackson se la llevé. Y la colgó inmediatamente en su pared y fue como un faro”.
'Selma' necesitó un gran trabajo en lo que se refiere al vestuario, pero lo más importante era vestir al Dr. King y a los líderes de los derechos civiles que se dieron cita en Alabama en aquel momento crucial. Para David Oyelowo, el equipo de Carter realizó a mano varios trajes copiados de los que viste el Dr. King en casi todas sus fotografías. “Nos documentamos a fondo sobre las telas y los detalles de los trajes porque no es fácil encontrar telas y cortes como esos", dice Carter. “Y averiguamos que a King le gustaba que su ropa llevara sus iniciales, así que lo hicimos en muchas de sus prendas. El Dr. King siempre iba impecable, todo era clásico y elegante pero con un estilo discreto, sin olvidar sus zapatos siempre relucientes”.
Para los "Hombres de King", Carter eligió un estilo muy discreto. “Cuando hablé con Andrew Young, me dijo que aquella gente no tenía mucho dinero así que solían aprovechar las ofertas de "dos por uno" que había en rebajas. Así que hicimos un traje oscuro y otro marrón para cada uno, aunque con un estilo diferente basado en lo que vimos en las fotografías”, dice Carter.
Vestir a Coretta Scott King también fue muy importante para Carter. “Fue estupendo trabajar con Carmen Ejogo porque todos queríamos ver una versión más fresca de Coretta. Queríamos que fuera alguien más femenino, más real, no un icono remoto. Carmen quería mostrar esas facetas del personaje y cuando nos fijamos en las fotos nos dimos cuenta de que solía salir riendo. Así que quisimos reproducir su sentido del humor pero también su belleza y el hecho de que se estaba convirtiendo en una líder por derecho propio. Estaba buscando su propio lugar en el movimiento. Por supuesto necesitamos recrear los trajes de Chanel que vistió como Primera Dama de los derechos civiles, pero también quisimos mostrarla en pantalones en casa”.
A Carter le encantó vestir a las mujeres clave de la película. “Conozco a esas señoras. Fueron las que me criaron y las conozco. El sur forma parte de mi herencia y fue como volver a casa", recuerda.
Para vestir a Oprah Winfrey en el papel de Annie Lee Cooper, buscó cómo se vestían las criadas en los años 60; de hecho algunas de ellas se manifestaron en Selma. “Veías a las mujeres manifestándose con pañuelos en la cabeza y Hush Puppies, con la ropa que habían llevado en el trabajo ese día", añade. “Me dije que seguro que Annie Lee Cooper iba a trabajar esos días. Además me dio la impresión de que la conocía. Sabía que tenía un abrigo viejo de los 50 y un bolso grande y calzaba zapatos cómodos. Además era una señora que iba a la iglesia. Recuerdo que hice un dibujo de ella y se lo envié al Oprah y Ava con una nota que decía: 'Esta es Annie' y Ava me envió un mensaje que decía: 'Sí, Señora.’”
Lorraine Toussaint, en el papel de Amelia Boynton, planteó un problema diferente. “Amelia era una mujer de clase media y más sofisticada. Iba siempre bien vestida, con un vestido, chaqueta y guantes. Era como una empresaria del movimiento de los derechos civiles. Y cuando Lorraine vino a hablar conmigo ya sabía todo sobre Amelia, hasta los detalles más pequeños, por lo que fue maravilloso trabajar con ella porque todo estaba muy claro”.
Diane Nash era otro tipo diferente de mujer, una joven activista surgida del floreciente movimiento estudiantil. “Fue maravilloso vestir a la encantadora Tessa Thompson. Me recordaba a una de mis hermanas con sus mocasines, sus faldas acampanadas y sus blusas de algodón. Era un look muy sencillo pero tenía que coincidir con el de las universitarias de los años 60", dice Carter. “Diane era una radical en su estilo pero también era muy elegante, y Tessa sabe ofrecer ambas facetas. Diane era muy importante para el equipo así que fue genial darle más visibilidad”.
Los trajes favoritos de Carter son los que primero le llevaron a la historia. “Me siento especialmente orgullosa de las niñas de Birmingham”, dice la diseñadora. “Hice todos esos vestidos y me encantó porque me acordé de cuando iba a la catequesis los domingos y de aquella pérdida irreparable”.
El círculo se cerró en las tres marchas y Carter fue haciendo que los colores fueran más brillantes y atrevidos a medida que iban teniendo lugar. “Pensé en la bandera norteamericana”, dice la diseñadora. “No quise que hubiera ningún rojo hasta la última marcha que discurre hasta Montgomery; de repente se ve un montón de rojo y la sensación es muy diferente”.
Al igual que al reparto y a sus compañeros de equipo, a Carter le emocionó profundamente rodar en el Puente Edmund Pettus, sobre todo la segunda marcha, llamada “Turn-Around Tuesday”. “Cada una de las marchas fue increíble porque todos estábamos pensando a lo que se enfrentaban esos manifestantes”, concluye Carter. “Hacía muchísimo calor pero todo el mundo llevaba grandes abrigos porque los manifestantes sabía que los golpearían. En la segunda marcha, recuerdo cuando el grupo se puso de rodillas con el Dr. King. De repente, me puse a correr para que todo el mundo tuviera algo blando en lo que arrodillarse. Esta película no se parece a ninguna otra de las que he hecho. Ha sido mucho más que vestir a la gente. Era cuidar a la gente que vestía mis trajes. Era rendir homenaje a lo que pasó allí con la mayor solemnidad posible”.