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SINOPSIS
Un grupo de reporteros de un periodico destapa una serie de escándalos de peredastia que durante décadas han cometido unos curas mientras que la archidiócesis de Boston intenta ocultarlos...
INTÉRPRETES
MARK RUFFALO, MICHAEL KEATON, RACHEL McADAMS, STANLEY TUCCI, BILLY CRUDUP, LIEV SCHREIBER, JOHN SLATTERY, LEN CARIOU, JAMEY SHERIDAN, PAUL GUILFOYLE, LANA ANTONOVA
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PREMIERE
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Aunque ya se habían denunciado casos aislados de abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos antes de la investigación de Spotlight, el exhaustivo reportaje de datos escrupulosamente corroborados elaborado por el equipo sacó a la luz el alcance de los delitos perpetrados por el clero —y la participación de la Iglesia para proteger a sus sacerdotes del sistema de justicia penal— con una precisión y un detalle nunca vistos hasta la fecha.
Los productores Nicole Rocklin y Blye Pagon Faust encabezaron los esfuerzos para convertir la dramática historia de la investigación de abusos sexuales del Boston Globe en una película. “Nos pareció que era lo más increíble que habíamos oído nunca”, afirma Faust. “Spotlight se enfrentó a esa institución que tenía poder, dinero y recursos y demostró a la gente que nadie es intocable”.
Rocklin y Faust plantearon a Anonymous Content la posibilidad de asociarse para producir la película. “De inmediato sentimos que teníamos que tomar parte en llevar esta épica historia a la gran pantalla”, recuerda Steve Golin, fundador y consejero delegado de Anonymous. “Spotlight' es una historia emocionante y, al mismo tiempo, trata un tema importante”.
El potencial de 'Spotlight' para inspirar progreso en el mundo real también despertó el interés de Participant Media. “Cuando nuestros amigos de Anonymous Content nos contaron que estaban trabajando en esta historia, no quisimos dejar pasar la oportunidad de ayudar a llevarla a la gran pantalla”, explica Jonathan King, vicepresidente ejecutivo de cine narrativo de Participant.
Para escribir el guion, Rocklin y Faust recurrieron al alabado director, guionista y actor Tom McCarthy, director de títulos independientes tan elogiados como “The Station Agent (Vías cruzadas)”, “Win Win (Ganamos todos)” y “The Visitor”, además de haber sido nominado al Óscar por su guion original para el gran éxito de animación de 2010 “Up”. McCarthy reclutó a su vez a Josh Singer, antiguo guionista de “El Ala Oeste de la Casa Blanca”. “Tom posee un talento extraordinario para mostrar el lado humano de cualquier historia complicada”, señala King.
McCarthy conectó con distintos aspectos de la historia. “Me pareció fascinante ver cómo alguien de fuera, Marty Baron, viene de Miami y, en su primer día en el Boston Globe, plantea la idea de investigar un posible encubrimiento de la Iglesia católica. Fue algo muy atrevido”.
A demás, el trabajo de Spotlight ofrecía la oportunidad de ofrecer una loa cinematográfica al periodismo de gran formato. “Estoy sumamente preocupado por la escasa presencia en la actualidad del periodismo de investigación de calidad, comparado con lo que había hace 15 años”, afirma McCarthy. “Vi esta película como una oportunidad de enseñar con el ejemplo: aquí tenemos la clase de impacto que se puede producir cuando se cuenta con periodismo bien financiado hecho por profesionales con experiencia. O sea, ¿qué podría ser más importante que el futuro de nuestros hijos?”.
McCarthy también aportó una perspectiva personal a la historia. “Me crie en un ambiente católico, así que entiendo muy bien a la institución y siento gran respeto y admiración por ella”, explica. “Esta historia no trata de despotricar contra la Iglesia. Trata de preguntar: ‘¿Cómo pudo suceder algo así?’. La Iglesia realizó, y en algunos casos continúa realizando, actos institucionales deplorables, no solo por las agresiones sexuales perpetradas contra niños, sino también por encubrir esos abusos. ¿Cómo pudieron producirse estos abusos durante décadas sin que la gente se pusiera en pie y dijera algo?”.
En consonancia con la diligencia del equipo Spotlight, Singer y McCarthy pasaron meses realizando entrevistas a periodistas, víctimas y otras personas involucradas en la historia.
“Fuimos a Boston dos o tres veces, entrevistamos varias veces a todos los periodistas que participaron en la historia y creíamos haber acabado”, recuerda Singer. “Pero la verosimilitud siempre fue fundamental para Tom. No dejaba de preguntar: ‘¿Y qué pasa con los periodistas que trabajaron en el tema de Porter? ¿Qué hay de los abogados? ¿Deberíamos hablar con Jon Albano? ¿Podemos hablar con Eric MacLeish?’ Quería comprender esta historia desde todos los ángulos. Siempre me ha encantado documentarme, así que eso me sonó a música celestial. Y, bueno, qué sorpresa, fue precisamente cuando fuimos más allá de nuestro grupo central cuando nos topamos con algunos de los detalles más inesperados de la historia. Y esos son precisamente los elementos que creo que hacen que la historia resulte real y con una base sólida”.
Singer, que se licenció por la Facultad de Derecho de Harvard en Boston poco antes de que empezara la investigación de Spotlight, había evitado en general leer nada sobre el escándalo de la Iglesia. “Recuerdo en mis primeros tiempos trabajando en ‘El Ala Oeste de la Casa Blanca’, que no quería leer nada sobre el tema en los periódicos, porque la idea de abusos sexuales por parte del clero me disgustaba profundamente. Lo que realmente me atrajo de 'Spotlight' fue que se trataba de una historia sobre los periodistas que descubrieron esos abusos. Para mí, esa fue mi forma de enfocarlo. Al seguir a esos reporteros, los espectadores tienen ocasión de entender el problema de una forma que resulta más accesible”.
Tal como se recrea en 'Spotlight', el recién contratado redactor ejecutivo Marty Baron pone las cosas en marcha para la revolucionaria investigación en su primer día de trabajo. El lacónico periodista recuerda ponerle las pilas a la plantilla de Spotlight nada más llegar, procedente del Miami Herald. “El Globe en 2001 era un tanto cerrado”, recuerda Baron, en la actualidad redactor ejecutivo del Washington Post. “Nunca habían tenido un director que no se hubiera criado en Boston”.
Baron comenta que acudió a su primera reunión de la revista y les preguntó a los redactores por qué no se había hablado nada sobre una columna que había aparecido el fin de semana anterior de Eileen McNamara. “Escribió que podría no saberse nunca la verdad acerca de una serie de alegaciones sobre abusos sexuales de un sacerdote concreto. La Iglesia decía una cosa y el abogado de la defensa decía otra completamente distinta. Planteé la pregunta sobre si podíamos llegar a la verdad”.
Walter “Robby” Robinson, en la actualidad redactor especial del Boston Globe, atribuye a Baron haber sacudido la mentalidad de la plantilla al poner a prueba la capacidad hasta entonces indiscutida de la Iglesia de proteger del escrutinio público sus acuerdos con víctimas de abusos de sacerdotes. “Cuando Marty Baron llegó a Boston, dijo que deberíamos ir a los tribunales y pedir que abrieran esos expedientes, porque el público tenía derecho a saber”, recuerda Robinson. “No estábamos acostumbrados a hacer cosas así. Nuestro trabajo en Spotlight solía consistir en sacar a la luz casos de corrupción pública en los que había expedientes que ver y gente a la que entrevistar. Pero para esta investigación, tuvimos que profundizar de verdad y hacer muchas llamadas para obtener información sobre ese sacerdote, John Geoghan. Rápidamente descubrimos que no se trataba de un único sacerdote. Había muchos más implicados. Para cuando empezamos a publicar en enero de 2002, habíamos confirmado que más de 70 sacerdotes habían abusado de niños, que la Iglesia había llegado a acuerdos para silenciarlo y que, como parte de ese encubrimiento que llevaba décadas en marcha, los sacerdotes que abusaban de niños se trasladaban a otras parroquias, donde a menudo acababan reincidiendo con otros niños”.
Robinson echa la vista atrás y se enorgullece del impacto que siguió teniendo Spotlight. “En 2002, publicamos casi 600 artículos sobre los abusos sexuales a miles de niños por parte de cientos de sacerdotes, no solo en Boston, sino por todo el país. Como todos sabemos, tristemente, se trata de una historia que literalmente se extendió por todo el mundo”.
Recordar el escándalo después de tantos años suscita una reacción agridulce a Michael Rezendes, que ganó en 2003 un premio Pulitzer al periodismo de investigación junto con el resto del equipo Spotlight. “Todos los premios, los artículos y comentarios de felicitación, e incluso esta película, sentimos una emoción que está un poco apagada”, reflexiona. “Todos conservamos aún recuerdos muy vívidos de la gente que compartió sus experiencias con nosotros, así que cualquier felicidad que pudiéramos sentir está empañada por lo que tuvieron que sufrir esas víctimas de abusos sexuales del clero”.
Rezendes, que continúa investigando la corrupción como parte del equipo Spotlight del Boston Globe, pasó docenas de horas aportando información al coguionista Singer en numerosas sesiones de entrevistas, pero nada lo preparó para ver la historia cobrar forma ante las cámaras. “Mark ha logrado un parecido extraordinario con el aspecto que tenía yo en 2001, con el pelo corto, los zapatos de etiqueta, los polos oscuros, los vaqueros... todo”, admite. “También ha hecho un trabajo excelente reproduciendo cómo hablaba y caminaba”.
Desacostumbrada a verse al otro lado del proceso de una entrevista, la reportera de Spotlight Sacha Pfeiffer se maravilló con lo detallista que se mostró McAdams durante sus conversaciones previas al rodaje. “Rachel podía preguntarme: ‘¿Cómo llevabas las uñas de largas en 2001? ¿Almorzabas en el comedor del Globe, o te llevabas comida de casa? ¿Qué clase de calzado llevabas? ¿Te cambiabas de ropa cuando salías a pasear? ¿Cuánto le contaste a tu familia? ¿Qué le pareció a tu marido? ¿Alguna vez te sentiste frustrada?’”.
Pfeiffer, que regresó al Boston Globe en 2014 tras seis años con una emisora local pública de noticias, agradeció la rigurosa preparación de la actriz. “Aunque la mayor parte de la gente que vea la película no tenga ni idea de cómo soy en realidad, Rachel quería ser lo más auténtica e históricamente precisa posible, y el resto del reparto intentó recrear las vidas interiores de las personas a las que interpretaban. Y cuando vi a Rachel durante el rodaje, bajando las escaleras de la biblioteca pública de Boston, pensé: ‘Soy yo’”.
'SPpotlight' empieza y acaba en las oficinas del Boston Globe. Para recrear una importante organización de noticias metropolitanas durante la época del cambio radical que supuso el paso de la edición impresa a la publicación en la web, el diseñador de producción Stephen H. Carter midió el trazado de las oficinas centrales del Globe, y utilizó esas medidas para recrear 120 cubículos en unos grandes almacenes Sears vacíos a las afueras de Toronto. “La sala de redacción era una de las cosas que queríamos tener muy controladas”, explica Carter, entre cuyos trabajos más recientes figura la ganadora del Óscar a la “mejor película” de 2014, “Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia)”.
Además de los interiores filmados cerca de Toronto, Carter tuvo oportunidad de decorar varias escenas que se rodaron en las oficinas reales del Boston Globe. “Las imprentas, la biblioteca... todo eso añade un enorme valor a la producción, que no podríamos haber conseguido de otro modo que no fuera rodar allí”, afirma. “La gente del Globe nos brindó un apoyo increíble a lo largo de todo el proyecto, así que habría sido una tontería no aprovechar esa oportunidad”.
Carter, que es sumamente detallista al elegir una decoración basada en datos reales que haya logrado recopilar, decoró el despacho del redactor ejecutivo Marton Baron con un flamenco rosa históricamente fiel. “Quedé muy impresionado con la fidelidad del set de rodaje”, reconoce Baron. “Cuando me marché del Miami Herald para incorporarme al Globe, la plantilla me regaló un flamenco rosa de peluche, que coloqué en mi despacho de Boston. El departamento artístico de 'Spotlight' encontró un muñeco similar y lo colocó con todo detalle en el despacho de Liev. Según parece, el toque de rosa chillón distraía demasiado, así que lo pusieron detrás de una librería. Así que está en la habitación en espíritu, aunque no pueda verse en la pantalla”.
Uno de los grandes retos para Carter y su personal fue conseguir equipos informáticos apropiados para la época para decorar las oficinas. “No se te ocurre pensar que una película ambientada hace 15 años pueda considerarse de época, pero las oficinas eran distintas entonces a lo que se ve en la actualidad. Tuvimos que estar muy pendientes de toda clase de posible anacronismos que hoy día están en todas partes, para asegurarnos de que no acabaran en la pantalla”.
Por el contrario, prosigue, tecnologías hoy día obsoletas estaban consideradas el último grito en 2001. “La Palm Pilot, por ejemplo, es algo que ya no se ve, pero eso era lo que la gente utilizaba en la época en la que se desarrolla esta historia. Y los monitores de pantalla plana eran algo relativamente nuevo en los ordenadores de sobremesa. Eran un artículo de lujo, y los trabajadores normales del Boston Globe utilizaban los viejos monitores de tubo de rayos catódicos”.
Complementando los interiores con exteriores rodados en localizaciones reales de Boston durante el otoño de 2014, McCarthy planteó un sencillo objetivo para todo su equipo: “Queríamos que todo fuera lo más real posible”, aporta. La diseñadora de peluquería y maquillaje Wendy Chuck, por ejemplo, ideó estilos perfectos para la época que encajaran con la ética de trabajo ajena a la moda de los periodistas. “Lo que distingue a un gran diseñador es que dejas de percibir su trabajo”, opina McCarthy.
En colaboración con el director de fotografía Masanobu Takayanagi, McCarthy tomó a Sidney Lumet y Robert Altman como modelos para la sencilla fotografía de 'Spotlight'. “Tenemos bastantes movimientos de cámara, porque estamos siguiendo la acción, pero no queríamos que los planos se entrometieran en ella, sino que queríamos dejar espacio”, explica McCarthy. “Confiábamos en que el guion y los actores se ganaran al público”.
La estética simplificada permitió a McCarthy centrarse en lo fundamental. “Tanto las personas con las que colaboré como yo acabábamos volviendo a la labor realizada por los periodistas. La película no se puede adornar. Tiene que ser sencilla y directa. Tiene que contar la historia. Tiene que quedar bien. Así que eso es lo que intentamos con la cámara y todas las facetas de los elementos de producción visual”.
Por encima de todo, McCarthy quería satisfacer a los que tenían la última palabra en cuestión de verosimilitud: los propios periodistas de Spotlight. “Intentamos que todo quedara bien, no solo en lo referente a hechos y cifras, sino también en cuanto al contenido emocional”, explica McCarthy. “Queríamos que la gente que había pasado por esta experiencia viera la película y dijera: ‘Sí, así es como pasó’”.
Después de ver un montaje previo de la película, 'Spotlight' recibió la aprobación colectiva de todos los periodistas representados en ella. “Marty nos envió un correo electrónico comentando lo importante que es que la gente entienda que la clase de periodismo que se ve en 'Spotlight' es fundamental para nuestra sociedad como estadounidenses”, señala McCarthy. “Una prensa libre mantiene controladas a las instituciones poderosas”.
'Spotlight' puede verse como una especie de complemento de “Todos los hombres del presidente”. Cuando se estrenó esa película en 1976 sobre la investigación de Woodward y Bernstein del escándalo Watergate, le valió a Jason Robards un Óscar por su interpretación del redactor del Washington Post Ben Bradlee, padre de Ben Bradlee Jr., de 'Spotlight'. También inspiró a una nueva generación de periodistas a investigar a instituciones otrora consideradas intocables. En 2015, 'Spotlight' celebra las virtudes del periodismo de investigación en una época en la que muchos temen que el periodismo de gran formato ha quedado relegado a un segundo plano con respecto a las 24 horas de noticias, los cotilleos de famosos y los titulares sensacionalistas en Internet pensados para atraer visitas.
A lo largo de la última década y media, muchos periódicos han tenido que cerrar sus puertas y muchos periodistas veteranos se han quedado sin trabajo, observa la productora Nicole Rocklin. “Tras recortar los presupuestos del modo que lo han hecho, ¿quién va a contar con el personal y los recursos para abordar historias así? Si estos periodistas no hubieran dedicado a esto años de sus vidas, ¿habría salido alguna vez a la luz? Así que la verdad es que resulta aterrador que equipos de investigación como este han desaparecido de las redacciones de todo el país”.
McCarthy se muestra de acuerdo: “Spotlight' constituye un magnífico ejemplo de lo que pueden conseguir unos periodistas profesionales de primera. Quiero llamar la atención sobre lo esencial que es esta clase de periodismo porque, para mí, estos periodistas son auténticos héroes”.
Casi 14 años después de sus espeluznantes revelaciones, las repercusiones de la investigación sobre los abusos sexuales de los sacerdotes católicos de Boston siguen haciéndose sentir por todo el mundo y en el seno de la jerarquía católica. “La Iglesia está prestando ahora mucha atención a las cuestiones planteadas en nuestra película y buena parte de los cambios realizados en la institución son consecuencia de la labor efectuada por el equipo Spotlight”, asegura el productor Michael Sugar.
J onathan King, de Participant Media, agrega: “El equipo Spotlight del Boston Globe contó una historia importante que cambió el mundo y que encaja perfectamente con nuestra meta en Participant”.
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