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Titulo original: The Birth Of A Nation

Año Producción: 2016

Nacionalidad: Inglaterra
Duración: 120 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 16 años

Género: Drama, Biografía

Director: Nate Parker
Guión: Nate Parker
Fotografía: Elliot Davis
Música: Henry Jackman
FECHAS DE ESTRENO
España: 17 Febrero 2017
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
20Th Century Fox


SINOPSIS

Nate es un esclavo que no sabe ni leer ni escribir pero es predicador. Samuel acepta una oferta para que Nate predique a cambio de someter a los esclavos rebeldes, todo ello en los albores del nacimiento de una nación...
 

INTÉRPRETES

NATE PARKER, ARMIE HAMMER, MARK BOONE JUNIOR, COLMAN DOMINGO, AUNJAUNE ELLIS, DWIGHT HENRY, AJA NAOMI KING, ESTHER SCOTT, PENELOPE ANN MILLER, GABRIELLE UNION, TONY ESPINOSA, JASON STUART

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   La rebelión de los esclavos encabezada por Turner destaca como uno de los más influyentes actos de resistencia a la esclavitud de toda la historia de Estados Unidos, aunque, sorprendentemente, el relato nunca ha sido recogido en un drama cinematográfico contemporáneo. Polémicas para unos e inspiradoras para otros muchos, hasta ahora, la vida y la repercusión de Nat Turner habían quedado en gran medida arrinconadas en cuentos populares, novelas, documentales y en unos pocos párrafos dispersos por los libros de historia.
  EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN constituye un análisis de la historia de Turner vista a través de un nuevo y apasionado tratamiento, que adopta las revolucionarias nociones de la represalia y de la forma como la institución de la esclavitud sigue aquejando e informando a la época actual. La película brinda una nueva perspectiva sobre lo que provocó esta insurrección contra los dueños de esclavos en 1831, y presenta un retrato completo y humano del hombre que impulsó esta rebelión: un hombre movido por la fe y la confianza en que Dios está del lado de los oprimidos.
  El guionista, director y actor Nate Parker se lanza al proyecto con una ambición descomunal para ser un realizador primerizo, presentándonos una narración de más calado de lo que estamos acostumbrados a ver, en la que un esclavo se hace cargo de la situación. En medio de una acción arrolladora y romántica, nos muestra a un hombre guiado tanto por el amor y la espiritualidad, como por la furia y la esperanza de liberar a su pueblo del legado del cautiverio en Norteamérica. Haciéndolo, el realizador nos devuelve a un personaje que durante mucho tiempo ha estado relegado a las notas a pie de página de la Historia, y lo da a conocer como el heroico pionero que fue.
No es ninguna casualidad que haya recuperado audazmente el título de la película dirigida por D.W. Griffith en 1915, la cual, al tiempo que era la primera en utilizar modernas técnicas cinematográficas, describía en cierto modo al Ku Klux Klan como una fuerza del bien, gráfico recordatorio de cómo las brasas del imaginario racial seguían ardiendo en los primeros años de Hollywood. Parker presenta su película como el nacimiento de algo nuevo, una toma diferente del nacimiento de esta nación: la historia olvidada de quienes impulsaron el avance del país en su anhelo de ser libres e iguales.
  Si bien varias películas dignas de elogio han examinado las líneas exteriores de la esclavitud, desde 12 AÑOS DE ESCLAVITUD a TIEMPOS DE GLORIA, pasando por AMISTAD y LINCOLN, lo que mueve a Parker es dar nueva vida al pasado y buscar la luz en él, en vez de hacer la vista gorda que durante tanto tiempo ha mantenido a la gente en la oscuridad. Parker lo explica: “Nat Turner se convirtió en un líder venciendo obstáculos extraordinarios. Con gran frecuencia, cuando vemos la esclavitud según la cultura popular, lo hacemos a través de relatos de sufrimiento y fortaleza. Pero la historia de Nat Turner es más incendiaria; él fue un esclavo pero también un auténtico rebelde contra la injusticia. Su historia exige ser contada con honradez; es oportuna y responde a la aspiración de hallar paz racial en este país. Para mí, dar a la película el título de EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN, trataba de reivindicar esas palabras, de enderezar un entuerto, y de convertir el título en algo que pueda inspirar. Nos deja una pregunta que debemos plantear si vamos a sanar como nación: Cuando la injusticia llama a nuestra puerta, ¿vamos a contraatacar con todo lo que tenemos?”
  Para Parker, la película era también la respuesta a una vocación que él había sentido durante toda su vida y en cuyo seguimiento merecía la pena correr un considerable riesgo personal. “Me he preguntado a mí mismo cómo podría ser máximamente eficaz como realizador. Podía seguir leyendo esos guiones que presentan a la gente de color de forma estereotipada y contraproducente, o bien poner todo lo que soy en un proyecto que creo que cambie el debate y brinde la oportunidad de un cambio sostenible”, explica Parker.
  Parker sabía que tenía cinco hijas que confiaban en él, pero sabía igualmente que quería que esas mismas hijas le miraran y vieran a alguien que no se acobardó ante lo que él sentía que era necesario realizar. “Todo el mundo decía que ‘si esto no sale bien, podría afectar a tu significación como actor en esta ciudad o, desde un punto de vista económico, a tu capacidad de mantener a tu familia’. Así que tuve que preguntarme si estaba dispuesto a tomar ese camino. Pero cuando recordaba a los Denmark Vesey, Harriet Tubman y Nat Turner que estuvieron dispuestos a dar sus vidas, me dije que sin duda podía apartarme de la interpretación durante un par de años y ver lo que pasaba”.
  No había garantía de que Parker lograra su objetivo pero, inspirándose en tantos otros –que sacrificaron mucho más que una carrera cinematográfica– descubrió que en su interior ardía un fuego que no podía extinguirse.
  “Ahora me siento escandalosamente dichoso por haber podido contar esta historia y haberlo hecho de forma que yo tuviera el control de lo que hice”, concluye Parker. “Si tuviera que volver atrás y hacerlo de nuevo, por arduo que haya resultado, lo haría exactamente de la misma forma. Lo que se aprende de esta película es lo que yo había esperado: donde quiera que haya injusticia en este mundo, es nuestro deber hacerle frente”.

RECUPERANDO A UN HÉROE: NAT TURNER EN LA CULTURA NORTEAMERICANA...
  Durante mucho tiempo Nat Turner ha sido uno de los personajes históricos más cautivadores, misteriosos y, quizá, incomprendidos de la creación –todavía incompleta– de una Norteamérica igual. Su oposición absoluta a la institución de la esclavitud es citada a menudo como parte esencial de la acumulación de hechos que llevaron a la Guerra de Secesión; como un acto que alarmó a los propietarios de esclavos del Sur y endureció sus corazones, pero que planteó cuestiones fundamentales sobre la moralidad y la sostenibilidad de la denominada “institución peculiar” que arrebató a millones de personas su libertad, su dignidad y su destino.
  Para Nate Parker, Nat no estaba tan lejos de ser una versión afroamericana del William Wallace de BRAVEHEART, que sacó de su letargo y unió a los escoceses de la Edad Media contra sus opresores, en un momento en el que nadie lo creyó posible.
  A pesar de haberse criado en Virginia, cerca del lugar donde ocurrió la insurrección de Turner, Nate Parker no oyó ni una sola vez el nombre de Nat Turner en la escuela. “Lo oía en susurros y de los labios de miembros de la familia”, recuerda. “Como si estuvieran convocando al mismo espíritu de la rebelión. Pero no fue hasta que llegué a la universidad, donde cursé Estudios Afroamericanos, cuando realmente aprendí algo de él. Cuando lo hice, pensé: ‘¿Cómo es posible que yo hubiera ignorado todo esto?’ Pero sucedió. En la misma zona donde yo vivía”.
  Ese rechazo de una historia tan esencial encendió una hoguera en Parker. Necesitaba saber más. Y cuanto más intentaba seguir las huellas del pasado de Turner, más atraído se sentía hacia un personaje que no era en absoluto el fanático salvaje del que hablan libros y leyendas populares. En vez de ello, Parker descubrió que el histórico Nat Turner era un hombre movido por el espíritu y dotado de una aguda inteligencia, que consideraba la esclavitud como un símbolo de Satán sobre la Tierra, y que llegó a creer que la única forma como el mundo podría enmendarse era “cortar la cabeza de la serpiente”.
  “Se trata de alguien que quiso ser decisivo a pesar de los imposibles obstáculos de su entorno. Siempre he echado de menos a ese tipo de héroe y nos han privado de él”, afirma Parker. Él vio en Turner a “un hombre de fe mesurado y decidido, cuyo valor y cuyas creencias le permitieron sacrificarse por su familia y por el futuro”.
  Parker también comenzó a darse cuenta de que si Turner no había sido nunca dueño de su propia identidad a lo largo de su vida, esta situación perduró después de su muerte. Nadie conoce el verdadero apellido de Turner ni dónde está enterrado su profanado cuerpo. En los últimos 200 años, la imagen de Turner ha sido utilizada para significar muchas cosas. Ha sido vilipendiado como un aberrante extremista, reinventado como una alegre metáfora de la “mentalidad de esclavo” y exaltado como un revolucionario político. Pero la vida real del hombre y la fuente de su valor parecen haberse perdido en medio de todo ello.

UN VIAJE A LA PANTALLA LLENO DE INSPIRACIÓN...
  Hicieron falta varios años de investigación histórica y creativa –incluida la etapa pasada como Becario del Programa de Largometrajes del Instituto Sundance–, a la que dedicó todo su tiempo, para que Nate Parker finalizara su guión. Reconoce que el proceso fue solitario, y que en ocasiones se sintió encerrado solo en un túnel oscuro, pero también dice que “eso es una parte del coste de intentar no ya realizar una película, sino desbaratar una cultura”.
  Durante ese tiempo, la propia vida de Parker sufrió cambios importantes. Cuando empezó a escribir, Parker era un antiguo luchador de lucha libre de clase internacional cuya carrera de actor estaba justamente dando sus primeros pasos. Llamó la atención en 2007 en THE GREAT DEBATERS, siendo personalmente seleccionado por el director Denzel Washington para que diera vida a un as de los debates de los años treinta. Protagonizó a continuación LA VIDA SECRETA DE LAS ABEJAS, RED TAILS, EL FRAUDE, RED HOOK SUMMER, EN UN LUGAR SIN LEY y NON-STOP (SIN ESCALAS), entre otras películas.
  Aun cuando su carrera de actor ganó altura, Parker nunca cejó en su resolución de contar la historia de Turner. Un equipo entusiasta no tardó en emprender la tarea de superar los inconvenientes y poner en pie una producción que, sobre el papel, era imposible de vender: un relato explosivo de un realizador primerizo, un punto de vista audazmente nuevo sobre la película de esclavos como epopeya heroica, y, como remate, un drama de acción de época con grandes escenas de batallas que habría que rodar con el presupuesto de una película independiente. En Kevin Turen, Jason Michael Berman, Aaron L. Gilbert y Preston L. Holmes, Parker sabía que había encontrado a sus socios ideales.
  Cada uno de los productores pensó que hacer que el mundo conociera la voz original de Parker era una fuerza singularmente motivadora. Aunque todos ellos compartían dicha opinión, el equipo de producción coincidía en muy pocas cosas, observa Berman, vicepresidente de Mandalay Pictures. “Todos aportábamos conjuntos de habilidades muy distintas y Nate parecía comprender cómo utilizar cada una de nuestras aptitudes específicas cuando éstas eran necesarias. Todos estábamos allí al servicio de su idea, él lo comprendió y lo armonizó todo, pero jamás lo dio por hecho”.
  Dado el tema, la tensión del tiempo y el presupuesto, la producción estaba plagada de retos. Pero como director principiante, Parker nunca se permitió el lujo de rechistar. Se propuso desde el principio no dejar piedra sin remover, reunirse con los directores a los que admiraba, incluidos Steven Soderbergh, Spike Lee y Mel Gibson, cuya dirección de la escenas de batallas en BRAVEHEART tuvo su influencia. “Fue una especie de aprendizaje comprimido”, dice, pensativo, Parker. “Me dijeron que tenía que estar tan preparado que nunca nadie me criticara a posteriori. Uno tiene que saber lo que quiere pero también tiene que saber cuándo consigue lo que quiere”.
  “Que esta película llegara a realizarse es una especie de milagro”, comenta el productor Turen, presidente de la productora de David S. Goyer, ‘Phantom Four’. “No había modelo de negocio anterior en el que encajara esta película. Se hizo realidad porque se formó un grupo de personas que creían con toda el alma en Nate y que tenían la sensación de que estábamos realizando una película que podría ser importante y grande. Nos lo apostábamos todo a que Nate podría llevar a cabo algo especial y lo ha hecho”.
  Turen dice que fue la extraordinaria promesa de Parker lo que le dio la confianza que le llevó a creer que podría obligar a los financieros a respaldar un proyecto que, de salida, parecía un gran riesgo. “Nate tiene una de las mentes más asombrosas con las que jamás he tropezado en la industria del cine y tiene, además, una ética de trabajo que supone que él siempre está brillantemente preparado”, afirma Turen. “En su vida, ha trabajado duro por todo y valora realmente esa circunstancia. Uno percibe todo eso al conocerle, lo que constituía nuestra principal ventaja”. 
  Berman también respondió fervorosamente a EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN. “He trabajado lo mío en películas independientes pero ésta es, con gran ventaja, la película más ambiciosa en la que he participado”, asegura. “El guión me pareció hermoso, apasionante y extremadamente importante. Aunque quedaba claro que podría ser un considerable reto financiero, no me importó. Los retos me sientan de maravilla y el guión y Nate eran tan extraordinarios que me ganaron sin reservas”.
  Berman llegó a la conclusión de que la clave de la financiación era Parker. “Cuando conocí a Nate se acabaron las dudas porque él tiene una cualidad con la que uno sueña en un realizador: una excepcional energía que transmite a todos lo que conoce. Esta película sólo podía haber funcionado con un jefe firme y ése era Nate. Yo soy una persona persistente y agresiva, pero en ese apartado Nate no me va a la zaga”.
  Parker dice que era natural hablar a los inversores con el corazón. “Yo sabía que quería producir una película que pudiera constituir un legado creativo. Sabía que quería ser capaz de proyectársela a mis hijos y lograr que ellos vieran que yo me había esforzado por cambiar las cosas. Así que me dije que si eso era lo que quería conseguir, ¿por qué no podían esas ideas convertirse en el plan de acción para hablar con los inversores? Lo expresé en estos términos: ‘¿Qué películas estamos dejando a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos?’”
  Berman también vio el impacto en acción cuando estaban contratando al equipo técnico. “Todos querían participar por la pasión de Nate. También es importante que, siendo tan firme, Nate fuera igualmente amable, humilde y cortés y creo que eso se ve en la pantalla. Todo gira en torno a su humanidad y a su capacidad de obtener lo mejor de la gente”.
  Para Berman, un aspecto clave distingue a la película: “La empatía que sentimos con los personajes”, afirma. “Cuando las películas independientes se hacen con un lugar en la taquilla, el motivo nunca se limita a las interpretaciones o a la importancia de las cuestiones sociales que abordan; se debe a que el público pueden realmente identificarse con los personajes, puede apoyarlos y siente de verdad por qué hacen lo que hacen”.
  Una pieza enorme del rompecabezas financiero encajó cuando los Estudios Bron del productor canadiense Gilbert se unieron a la partida con un insobornable compromiso de llevar la película a las pantallas. Gilbert dice que la fuerza del guión y su emocionante y pertinente punto de vista sobre un pasado que sigue teniendo una profunda repercusión, le dejaron anonadado; pero como sucedió con otros, lo que cerró completamente el acuerdo fue conocer a Nate Parker.
  “Me reuní con Nate para lo que pensé que iba a ser un breve saludo y acabamos pasando juntos las cuatro horas siguientes”, recuerda Gilbert. “He tenido muchas experiencias en la industria del cine, pero puedo afirmar que ésta fue, sin duda, una de las reuniones más importantes jamás celebradas; una de ésas que te cambian la vida. Nate y yo mantuvimos una conversación variada y emotiva sobre cómo llegó él al extremo de necesitar contar esta historia, y sobre su concepto de cómo sería realizada; al final, no había forma de que yo no realizase esta película. Nate tiene algo raro en el sentido de que cuenta con la capacidad de conmover a las personas, de llegar a ellas y plantearles retos de un modo que las motive, y uno percibe eso al instante”.
  “Esta historia podría haber tenido lugar hace doscientos años, pero describe la época de la esclavitud bajo una luz nueva y fundamental”, asegura Gilbert. “Vemos a Nat Turner defendiendo a su gente. Algunos discutirán sus métodos, pero tiempos extremos exigen las medidas más drásticas. También es un relato que vale para los tiempos actuales y para lo que está sucediendo en el mundo ahora mismo, cuando tantos pueblos oprimidos siguen protagonizando historias de este tipo”.
  La sensación de que EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN aporta un cambio nuevo y necesario del punto de vista, también atrajo al productor Preston Holmes, conocido por producciones como MALCOLM X, HUSTLE AND FLOW y NEW JACK CITY. “A lo largo de toda mi carrera he sentido interés por la historia de los afroamericanos”, afirma Holmes, “y la historia de Nat Turner es demasiado poco conocida. Anteriormente hemos visto muy poco que tan siquiera indicase que hubiera habido muchas rebeliones contra la institución de la esclavitud por parte de africanos secuestrados. La película es única porque Nat Turner no se contentó con ajustarse al programa. La oportunidad de rodar una película como ésta no se presenta a menudo, por lo que me emocionó tomar parte en ella”.
  La confianza de Parker a la hora de encargarse de un papel estelar emotivamente exigente, al tiempo que trataba de dirigir una primera película más bien quimérica, cautivó a Holmes. “Ésta habría sido una tarea difícil para el realizador más experimentado”, señala. “Pero Nate siempre dejó clara su visión global. Todos nos esforzamos para que esta película viera la luz, pero nadie se afanó más que Nate.

EL NACIMIENTO DE LA REBELIÓN DE TURNER...
  Lo que se sabe es que Nat nació en la hacienda de Benjamin Turner, sita en Southampton (Virginia), y que más adelante adoptó el apellido de su “propietario”, aunque no era el suyo. Se dice que desde temprana edad sobresalió por su gran inteligencia, su inquebrantable devoción a Dios, y por afirmar que él veía que su vida estaba destinada a un “gran fin”.
  Habiéndosele dado la extraordinaria oportunidad de leer, Nat se convirtió en un predicador baptista muy solicitado, cuyos seguidores eran negros y blancos, una auténtica rareza en esos tiempos. Y, sin embargo, a pesar de su reputación de influyente ministro, siguió siendo un esclavo obligado a trabajar la tierra del hijo de Benjamin Turner, Samuel.
  Era una época de tensiones in crescendo. Una pertinaz sequía había hecho tambalearse a la economía del Sur. El movimiento abolicionista cobraba fuerza mientras que el núcleo de la sociedad esclavista sufría los golpes de la paranoia. Aun cuando algunos ministros condenaban la esclavitud como “contraria a la palabra de Dios”, el sistema se estaba volviendo más brutal y más desesperado. En 1829, David Walker, un hombre negro libre, publicó su Llamamiento a los Ciudadanos de Color del Mundo, una arenga dirigida a los esclavos para que se alzasen por cualquier medio. Los habitantes del Sur temieron que se acercase una rebelión catalizadora, pero nadie pudo predecir cuándo ni cómo.
El 21 de agosto de 1831, la condición de esclavo de Nat Turner cambió abruptamente. Esa noche, habiendo reunido a sus compañeros de esclavitud, Turner y su fuerza de rebeldes arrojaron sus cadenas en una batalla sangrienta y mortal que haría caer sobre ellos toda la ira de la milicia de Virginia. El resultado envió ondas expansivas por todo el Sur, elevando a la vez las esperanzas de los abolicionistas y alimentando la cólera vengativa de los propietarios de esclavos, que llevaron a cabo represalias implacables. El acontecimiento provocó una sacudida de tal magnitud que incluso dio lugar a un debate en el parlamento de Virginia sobre el final de la esclavitud, pero eso no tendría efectivamente lugar hasta transcurridas tres décadas.
  Quizá la representación más famosa, o infame, de Nat Turner que hizo la cultura popular fue la vendidísima novela de William Styron, ganadora del Premio Pulitzer de 1967, Las confesiones de Nat Turner. El libro se convirtió de la noche a la mañana en una sensación literaria y en tema de un encendido debate público centrado en la raza, la perspectiva y la reescritura de la Historia, sólo unos meses antes del asesinato del Dr. Martin Luther King. 
  El relato profundamente novelado de Styron –que según él dijo era un intento de reflejar la “devastación de la esclavitud”– abrumó irresistiblemente a sus lectores. Pero disgustó a los historiadores por ignorar datos básicos de la vida de Turner y presentar a su personaje a través del sesgo, poco convincente, de un sureño blanco carente de comprensión de la cultura afroamericana. Haciendo caso omiso del hecho de que Turner estaba casado, Styron lo describió como un soltero alimentado por el deseo incumplido de poseer a una muchacha blanca. Algunos opinaron que Styron había sustituido al verdadero Turner por un estereotipo fantástico y que lo había deformado a propósito. A la novela le siguió un volumen de refutaciones titulado El Nat Turner de William Styron: Diez escritores negros responden.
Parker hace el siguiente resumen: “Nuestra historia se ha presentado en gran medida de forma aséptica en Estados Unidos. En parte, creo yo, porque nos obliga a mirarnos en el espejo, a reflexionar sobre nosotros mismos. Pero si examinamos la Historia –la historia, digamos, de cómo los departamentos de policía del Sur se desarrollaron a partir de patrullas de caza de esclavos–, entonces podemos entender y analizar mejor en dónde estamos ahora”.

HISTORIA E IMAGINACIÓN: LA INTERPRETACIÓN DE NAT TURNER QUE REALIZA NATE PARKER...
  En su búsqueda de la verdad de Turner, Nate Parker comenzó en otro lugar. Empezó con varios volúmenes meticulosamente documentados: The Fires of Jubilee: Nat Turner’s Fierce Rebellion, del catedrático de historia de la universidad de Massachusetts, Stephen B. Oates; The Rebellious Slave: Nat Turner in American Memory, del catedrático de historia Scot French, y The Southampton Insurrection, publicado en 1990 por William Sidney Drewry, una rara obra basada en entrevistas con testigos vivos.
  “La historia está ahí si la buscamos”, afirma Parker. “A Nat Turner se le denomina a menudo ‘polémico’ pero creo que no lo fue más que otros norteamericanos por los que sentimos veneración, como el presidente Truman u otros tantos que tomaron decisiones polémicas que diezmaron a los seres humanos en nombre de la búsqueda de la paz”. Fue precisamente la lucha de Turner con las cuestiones más amplias de cómo buscar justicia por lo que Parker sintió una atracción tan intensa hacia su personaje.
  También lidió personalmente con el hecho de que Turner le hubiera quitado la vida a otros. “Tenemos que recordar que las únicas armas a su alcance eran la espada y el hacha. Quizá si Nat hubiera vivido en la época de Twitter, no hubiera tenido que recurrir a la violencia pero tomó las herramientas que tenía a mano. Quiero decir que si Nat Turner hubiera tenido Facebook, su revolución había sido de un tipo diferente. Pero la realidad era la que era, y el contexto bíblico estaba muy claro para él: ‘Corta la cabeza de la serpiente’. Hoy en día algunos historiadores creen que si Turner no hubiera hecho lo que hizo en aquel momento, la Guerra de Secesión podría haberse visto retrasada. Los abolicionistas comenzaron a señalar con el dedo y a decir: ‘Vuestros esclavos no pueden ser felices si están alzándose contra vosotros’”. 
  Parker subraya que la película no gira en torno al odio; al contrario. “En la raíz de todo ello está la humanidad de Nat”, afirma. “A Nat le movía un deseo tan hondo de ver que el mundo cambiara de forma positiva que tomó el camino que podría producir dividendos más rápidamente. Pero en ningún lugar de la investigación aparece nadie que diga que Nat Turner fuera antiblanco. No se trata de eso. Tenía simplemente un deseo inquebrantable de ver que el mal llegara a su fin. Se sacrificó por el futuro”.
  Efectivamente, Parker se resiste a la idea de que los amos de esclavos abrigaran un odio simplista hacia éstos. “Creo que llegó a existir, entre algunos de ellos, una forma perversa de pensar según la cual era posible que los esclavos fueran incluso felices si eran bien cuidados”, comenta. “El dueño de Nat creía que podría haber ‘buenos propietarios de esclavos’. Es una idea paternalista que seguimos encontrando hoy”.
  “Todas las sociedades tienen sus anteojeras”, aclara Parker. “¿A cuántos malos sistemas somos ahora mismo indiferentes, ya sea el complejo penitenciario-industrial o la falta de viviendas junto a la que pasamos cada día en nuestro coche? No creo que sea mi misión señalar con el dedo, pero mi lugar como realizador es el de quien sostiene un espejo”.
  Prosigue: “A alguien como Nat Turner, al que se le ha dicho que sólo es 3/5 de una persona, que ha sido deshumanizado, le resulta demasiado fácil creer que la libertad que los norteamericanos siempre han querido no es aplicable a él. Por eso era tan importante que yo humanizase a Nat; para contar su historia como ser humano. Si ahora todos podemos estar de acuerdo en que el sistema de esclavitud era terrorista, opresivo y retorcido, ¿por qué, entonces, no mostraríamos nuestro apoyo al único que se levantó contra él?”
  La venganza no figuraba entre los fines de Turner, en opinión de Parker. Su finalidad era hacer realidad la justicia que él creía apasionadamente que Dios quería que se diera al mundo. “Cuando él sintió que el Señor le hablaba y le mostraba que ya era hora de que las cosas cambiasen, entonces no había vuelta atrás”, dice Parker.
  Con todo, Parker es perfectamente sabedor de que habrá quienes reaccionarán en contra de la película y contra la supuesta audacia de representar a Turner como a un héroe revolucionario. “Creo que la forma como el público enfoque esta película puede decirnos tanto sobre ellos como sobre Nat Turner”, reflexiona.
  A medida que iba escribiendo, Parker se sumergía más en la investigación de la prolongada y ocultada historia de las rebeliones de esclavos; en la economía fundamental de la mano de obra no libre y, lo que quizá sea más importante, en la guerra psicológica que sostiene la posesión de esclavos como sistema, y que puede tener consecuencias persistentes. Cita el volumen Post Traumatic Slave Syndrome: America’s Legacy of Enduring Injury and Healing del psicólogo Joy DeGruy –un estudio de cómo la opresión dominante provoca comportamientos adaptativos de supervivencia– como especialmente influyente. “Hay libros sobre la forma cómo otros nos ven, pero éste es un libro sobre cómo nosotros hemos sido condicionados para vernos a nosotros mismos”, comenta. “Hasta la forma como mi madre me crió, diciéndome, cuando íbamos a una tienda, ‘no actúes de esa forma cerca de ellos’ o ‘tenemos que ser mejores que otros’ es algo transmitido por su madre y por la madre de su madre”. 
  Aunque lo leyó y lo asimiló, Parker tampoco se creyó al pie de la letra las supuestas memorias de Turner: el panfleto titulado The Confessions of Nat Turner, the Leader of the Late Insurrection in Southampton, VA, escrito por un abogado, jugador y propietario de esclavos de Virginia llamado Thomas Ruffin Gray. Gray afirmó haber transcrito los pensamientos de Turner en la cárcel a lo largo de una reunión de tres días en 1831, pero algunos creen que Gray tenía también su propio programa.
  Parker afirma que “hay muchos aspectos de las supuestas confesiones que han sido blanco de críticas. No hubo testigos de la confesión y algunas de las cosas dichas parecen fuera de lugar respecto de lo que el conocimiento común nos dice sobre quién era Turner”. La existencia de un esclavo era, por definición, ocultada como la de un ser anónimo, indocumentado e imposible de conocer.
  Una parte que Parker rellenó con detalles para su guión consistía en imaginar a Turner predicando a sus compañeros de esclavitud. “Siendo un predicador de origen africano, y sabiendo por la historia que no se le permitiría predicar en iglesias blancas, supuse que él predicaría a esclavos”, explica Parker. “Parte de la historia oral asegura que acudió a su dueño para decirle que el trato dado a los esclavos que él había visto estaba mal, y que, por decirlo, recibió una paliza. Igualmente se afirma que bautizó a un hombre blanco y que volvió a ser golpeado por ello. No sabemos dónde predicó ni lo que vio, pero sí sabemos lo que ocurría en esa época en las plantaciones”.
Para mantener tensa la narración, Parker decidió mezclar el personaje de Samuel Turner, que murió antes de la rebelión, y el del nuevo encargado de la plantación, Joseph Travis (que fue asesinado junto con su familia en la rebelión), formando una sola persona.
  Pero afirma que la mayor modificación a la hora de escribir el guión consistió en atenuar el imaginario, que se había vuelto demasiado previsible. “La investigación fue suficiente para tener pesadillas”, reconoce. “La brutalidad y el maltrato alcanzaron niveles espeluznantes, pero yo quería mostrar este entorno de una forma más rica y más auténtica que la vista anteriormente. No me interesaba el valor efectista”.
  Otra pista que Parker siguió cuando escribía, le llevó de vuelta a la patria original de Turner en África Occidental, cuyos inquietantes rastros impregnan la textura de la película. “Dick Gregory dijo que ‘un hombre sin conocimiento de su tradición es como un árbol sin raíces’. De modo que yo sentí el deseo de ocuparme de algún modo en esta película de la identidad africana de Nat. Quería hacer frente al hecho de que su madre y su abuela eran de Ghana. Necesitaba imaginarlas sobreviviendo a la travesía del Atlántico privadas de todo, salvo su identidad, que ellas plantaron en el joven Nat. Cuando tenía 7 u 8 años, los ancianos le decían que iba a ser un profeta. Que haría grandes cosas. Me parece que infundir fuerza en nuestros hijos con la palabra es algo de lo que ahora no hacemos bastante”.
  Una de las iniciativas de Parker es educar a futuras generaciones con la creación del programa para escuelas de EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN. El programa ha sido concebido para constituir un esfuerzo intenso y continuado que llegue a educadores y alumnos de institutos y universidades públicos y privados de todo el país, a través de iniciativas de activación como el desarrollo y la distribución de currículos, el desarrollo profesional para la inserción y conferencias educativas clave. Además, la serie nacional de conferencias “The Birth of a Nation: Slavery, Resistance & Abolition”, en alianza con la Asociación de Bibliotecas de América y el Programa de las Naciones Unidas de Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud, pretende llegar a educadores, alumnos y al público en general.

LO QUE INFLUYÓ EN NAT TURNER: LA RELIGIÓN Y LA BIBLIA...
  “Si Nat Turner no hubiera sido un predicador, no creo que su historia me hubiese interesado”, declara Parker. “Si se hubiera centrado en la ira por la ira, no me habría interesado. No hay nada en mí que quiera celebrar eso. Que hiciera lo que hizo como último recurso significaba algo para mí. Que fuera tan fiel a su fe justo hasta el final significaba algo para mí. La verdadera historia sugiere que era un hombre mesurado, un hombre que se esforzaba por lo que él sentía que tenía que hacer y cómo tenía que hacerlo. Sus acciones hablan más de la esclavitud y de lo que ésta hace a los hombres, que algunas nociones de fanatismo mal concebidas. Nat Turner resistió pero lo hizo en nombre de Dios y contra una evidente injusticia”.
  Parker señala el hecho de que Turner, por necesidad, extrajera sus convicciones morales exclusivamente de la Biblia, el único libro que conoció. “Fue el único libro que tuvo en absoluto”, observa. “Era su única herramienta. Por lo que imagino que allí vio que el Libro está lleno de historias de gente que se alza contra la opresión, y debió haberse preguntado: ‘Si la Biblia es auténtica y esas personas son opresores, ¿qué mensaje tiene Dios para mí?’ La única respuesta imaginable era que él debía mantenerse del lado de los oprimidos. Es una constante de la Biblia que Dios, incesantemente, está del lado de los oprimidos, lo que significaba que los propietarios de esclavos se hallaban en el bando equivocado”.
  A Parker no se le escapa la ironía. “Es interesante que el mismo libro que, supuestamente, iba a ser empleado para hacerle dócil, fuera el que lo liberase y le dotara de un temperamento desenfrenado para con las injusticias que le afectaban a él y a otras personas oprimidas”, observa.
  El Smithsonian conserva actualmente la que se cree que fue la Biblia que Nat Turner tenía en sus manos al ser capturado dos meses después de la rebelión. La Biblia fue donada al museo por los descendientes de Lavinia Francis, una propietaria de esclavos que sobrevivió a la rebelión.

ENCAUZANDO A NAT TURNER: NATE PARKER, EL ACTOR...
  Habiendo pasado tantos años dentro de la vida y la época de Nat Turner, cuando llegó el momento de encarnarlo, Parker sintió que la substancia del hombre ya había calado hondo en su interior. Pero quiso ir más allá. “Yo sentía que Nat estaba conmigo, que yo tenía un guía”, según él  lo describe. “Yo sabía que tenía que existir una sensación de sacrificio. Así que ayuné, recé e hice todas las cosas que Nat pensaba que tenía que hacer en ese momento. Y mi vida cambió mucho. Yo sabía que no podía fingirlo. Verdaderamente me esforcé en lograrlo porque yo quería desesperadamente que Nat Turner se enorgulleciera y que mi pueblo también estuviera orgulloso”.
  A Parker la intrigaba pensar que aunque Turner era, desde cualquier punto de vista, un hombre ilustrado y brillante, durante la mayor parte de su vida el único libro al que tuvo acceso fue la Biblia. “Así estaba en sintonía con su fe. Se dice que nunca se le vio gastar dinero ni beber. Todo lo que jamás tuvo como moneda era su fe en que él estaba destinado para algo”, explica Parker.
  Parker afirma que a pesar de ser también director, siempre pudo concentrar el 100% de su intensidad en la interpretación. “Se debe al hecho de que estudié el papel como un loco”, explica. “Le dediqué horas, días y meses; me obsesioné y no me concedí ni un respiro. El domingo era el único día en que me alejaba de la película y hacía un alto. Así que al llegar el momento de realizar el trabajo, ahí lo tenía. No me cupo duda alguna de tener la capacidad de dar vida a este hombre”.
  Esa convicción salió a la luz en su interpretación. “Lo que es interesante es cuánto conflicto se ve en el personaje tal y como lo encarna Nate”, dice el productor Jason Berman. “La rebelión de los esclavos de Turner fue brutal, y mujeres y niños fueron asesinados. Pero incluso cuando vemos a Nat empuñando un hacha, también vemos el interior de su alma y su creencia de que él tiene que hacerlo por motivos que le superan”.
  Preston Holmes añade: “Nate muestra verdaderamente cómo es puesta a prueba la fe de Nat; cómo debe él conciliar el mensaje divino de amor con el trance por el que pasa su pueblo. Nat Turner no empezó con el deseo de fomentar una revuelta. Intentó otra forma de abordar el problema pero llegó a un punto en el que sintió que tenía que actuar”.

FORMANDO EL REPARTO: ILUSIONES HECHAS REALIDAD...
  Cuando llegó el momento de encontrar a sus actores para EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN, Parker colaboró estrechamente con la directora de reparto Mary Vernieu, si bien él ya tenía en mente las cualidades que buscaba para los personajes de la película. “Esencialmente, Nate escogió con todo cuidado a cada persona del reparto por un motivo, y el nivel de talento de esta película es de los que se salen de la gráfica”, dice el productor Gilbert.
  Uno de los papeles más difíciles de asignar fue el de Samuel Turner, el amigo de la niñez de Nat Turner convertido en su amo, quien, a pesar de tener una conciencia desgarrada y una mano más blanda que muchos, es, no obstante, una parte cómplice del mecanismo del sistema de la esclavitud. Para interpretar a un hombre tan complicado, alguien que refleja en tal medida su indiscutible privilegio y su desazón sobre su propia inhumanidad, Parker fue rápidamente dirigido a Armie Hammer. Hammer, biznieto del magnate petrolífero Armand Hammer, es conocido por sus papeles en LA RED SOCIAL, J. EDGAR y OPERACIÓN U.N.C.L.E. Él y Parker descubrieron una instantánea compenetración esencial entre estos dos hombres que crecieron juntos pero que provenían de mundos irreconciliables.
  “Armie y yo estábamos completamente de acuerdo sobre la forma de interpretar a su personaje”, dice Parker. “Yo sabía que él me ayudaría a soportar el peso de esta película. Su personaje es todo un reto, pero Armie es una de las personas más amables, cordiales y disciplinadas que uno podría conocer. De principio a fin de la película, él fue mi pieza esencial; siempre estaba preparado y comprometido con el trabajo”.
  Para Hammer, resultaron irresistibles las grandes ambiciones que, sin reservas, tenía el argumento. “Acepté este proyecto porque creí que el mensaje en que se apoyaba era extraordinario. Dice mucho del pasado pero también ilumina cosas que ni hemos tratado como se debe ni tampoco hemos superado verdaderamente. Esta historia es una parte del génesis de lo que actualmente está sucediendo en Estados Unidos. Me parece hermoso que Nate la llamara EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN , porque Nate está mostrando las raíces de un movimiento”.
  Hammer estaba igualmente encantado de participar en el debut de Parker como director. “Nate es uno de los realizadores más apasionados que nunca haya visto”, dice, reflexionando. “Era asombroso pensar que ésta era la primera vez que dirigía un gran largometraje y que también era el guionista y la estrella”.
  De aportar romanticismo y, a la vez, una virulenta motivación a la vida de Nat Turner, se encarga su esposa, Cherry, una compañera de esclavitud con la que se cree que se casó a principios de la década de 1820-1830. De representar el papel de una mujer que halla su propia fuerza a pesar de habérsele negado su identidad, se encarga la novel actriz Aja Naomi King, más conocida por el drama legal de ABC, “Cómo defender a un asesino”.
  “Aja consigue en la película una interpretación de las que abren todas las puertas”, comenta Parker. “Encarna a una mujer que pasó por tanto que es difícil de imaginar, pero que en cada momento se hizo notar”.
  King no tuvo la menor duda en aceptar el papel; el guión le golpeó de pleno inmediatamente. “Me pareció un relato lleno de fuerza. Ésta es la primera vez que he visto una historia de esclavitud en la que el esclavo es el héroe y decide defenderse, en vez de esperar la llegada de alguna otra persona que resuelva la situación. Esto es algo nuevo”, señala. “Sentí una gran admiración por el valor de Nate”.
  Al igual que muchos, King había oído hablar de Nat Turner, pero sabía poco más que eso. “Yo no sabía, por ejemplo, que la gente pensaba que era un visionario, ni que siempre se esperaba que él tenía que ser algo más”, explica la actriz. “En el colegio, apenas se mencionaba la esclavitud, por lo que me pareció emocionante echar una mirada al interior de lo que el país era realmente en esta época, que, en términos históricos, era simplemente ayer. Creo que necesitamos este relato y desde este punto de vista”.
  King habló por extenso con Parker sobre la forma de dotar a Cherry de una exaltada independencia a pesar de su posición en la sociedad. “Nate realmente quería darle poder y yo estaba muy de acuerdo; y me conmovió que él pensara de esta forma”, dice la actriz. “Me encanta que cuando Nat decide emprender la guerra contra la esclavitud, esa iniciativa empiece como una conversación entre él y Cherry, y que para él sea importante que ella le respalde”.
  También era una idea interesante pensar en la forma como una mujer como Cherry podría enfocar el amor en tan precarias circunstancias. King observa que ambos necesitan tiempo para hallar la fuerza para abrirse, y que a Nat le mueve al principio defender a Cherry, una esclava maltratada en una subasta, mucho antes de cortejarla. “No es que Nat mirase a Cherry en la subasta y pensara: ‘He aquí la mujer con la que me casaré’. Me parece que siente que no puede vivir consigo mismo si ve que a este ser humano le ocurre otra cosa horrible. Pero ése es el comienzo de su relación. Sólo más adelante comienza él a ver quién es ella realmente y comienza verdaderamente su historia de amor”.
  La incertidumbre siempre aparece, amenazante, sobre su idilio. “Por aquel entonces, como esclavo, alguien podía separarte de tus seres queridos; y en un segundo, sin que el interesado tuviera opción”, señala King. “La historia de amor dentro de esta historia es tan bella porque Nat y Cherry tienen esta única oportunidad de elegirse y de tener un hijo, siendo ésta la primera vez en su vida que sienten que pueden poseer algo suyo. Para Cherry es la primera vez que cree poder fiarse de alguien y sentirse valorada”.
  La química entre King y Parker era parte integrante del relato desde el principio. “Tan pronto como estuvimos juntos en el despacho, congeniamos”, recuerda la actriz. “Simplemente sostenernos la mirada podía tener una gran fuerza porque creo que Nat y Cherry siempre son sabedores de que pueden ser separados sin previo aviso. Tenían que imbuirse el uno del otro tanto como pudieran, mientras les fuera posible”.
  Penelope Ann Miller (“American Crime”, THE ARTIST) interpreta uno de los papeles más moralmente complicados de la película, el de la esposa de Benjamin Turner, Elizabeth, una mujer nacida en un ambiente de propiedad de esclavos que, no obstante, anima al joven Nat a leer y a desarrollar su aguda inteligencia y su fe. Miller concibe a Elizabeth como una subversiva a su manera. “En aquellos tiempos las mujeres tampoco tenían muchos derechos”, observa. “Me parece que estas dos personas están vinculadas de un modo interesante y arriesgado. Ella vio que Nat tenía un don y pensó que podría ayudarle tomándole bajo su protección. Como su esposo era un predicador, quizá pensó: ‘Puedo salirme con la mía porque sólo voy a enseñarle la Biblia’. Yo la veo como a alguien muy progresista. Pero también se puede echar una mirada a mi personaje y afirmar que, a pesar de su compasión por Nat, ella sigue teniendo esclavos y podría haber hecho más. Yo vi esa complejidad. Pero sólo podía interpretarla como yo creo que ella se veía a sí misma. No creo que se considerase una mujer malvada, pero éticamente había muchas cosas malas en toda la situación en que se encontraba”.
  Uno de los veteranos de la película es el actor candidato al Premio de la Academia®, Jackie Earle Haley (JUEGOS SECRETOS, LINCOLN), que se encarga del sórdido papel del capitán de la patrulla de caza de esclavos que busca al huido padre de Nat Turner. También Haley se sintió atraído por la nueva perspectiva. “Conocemos esta época como algo tan despreciable que resulta grandioso ver a personas alzarse y decir que no van a seguir aguantándolo”, observa. “Tuve la sensación de que era una historia que tenía que verse, y vi que Nate estaba totalmente preparado para hincarle el diente”.
  No fue fácil meterse bajo la piel de un típico propietario de esclavos, confiesa Haley. “La forma como mi personaje habla a la gente ya me resultaba difícil de aceptar; pero, probablemente, era incluso peor en la vida real. Me sentí muy bien ayudando con esta historia pero es un verdadero castigo ponerle la cara a una persona como ésta”.
  La galardonada estrella teatral Colman Domingo, que anteriormente había intervenido junto a Nate Parker en la película de Spike Lee RED HOOK SUMMER, da vida a un esclavo real conocido como Hark. “Hark tenía mucho de hermano de Nat Turner, y era algo así como su primer lugarteniente”, explica Domingo. “Según la investigación que pude realizar, Hark era una persona graciosa, alguien que era divertido y que podría ser un tanto subversivo con un amo de esclavos, diciendo: ‘¡Oh! Sí señor, perfectamente si eso es lo que usted quiere’. Era una especie de tipo dulce e inocente pero el mundo se impuso sobre él y le fue arrancado mucho de lo que amaba”.
  Lo que Hark pierde es lo que le convence de unir sus fuerzas con las de Nat Turner. “Creo que él quería hacer algo y ser decisivo; no por él mismo sino por las generaciones futuras más que cualquier cosa”, afirma Domingo.
  Pese a todas las dificultades que experimenta su personaje, a Domingo le encantan sus momentos de alegría; especialmente, en la boda de Nat y Cherry. “Esa escena es tan conmovedora y hermosa porque todos son tan libres”, comenta. “Fue algo grande imaginar esos momentos de desenfado en época de esclavitud, porque tuvo que haber muchos. Ésa es la razón por la que estoy aquí y lo sé. Como descendiente de esclavos, conozco que la razón por la que ahora mismo estoy aquí es porque mis antepasados bailaban, reían y amaban”.
  El reparto también cuenta con la popular estrella Gabrielle Union (“Being Mary Jane”), que se hizo cargo del pequeño papel de Esther, la esposa de Hark, porque sentía un irresistible impulso de apoyar la película. Union dice que “la de Nat Turner es prácticamente la única historia que había oído en la escuela y a la que podía respaldar; la de él y la de Harriet Tubman. Pero, simplemente, jamás pensé que la historia de Nat Turner pudiera ser realizada por motivos evidentes. Así que cuando oí que Nate la había efectivamente elaborado, le acosé y luego le envié un mensaje por Skype, suplicándole un papel”. A pesar del tamaño del papel, Union sintió que le había cambiado la vida. “Era, sin duda, el papel más retador, más desgarrador, que más conmovía las entrañas y más difícil que jamás había aceptado, y es de lejos el más importante”, asegura. 
  Dwight Henry (12 AÑOS DE ESCLAVITUD, BESTIAS DEL SUR SALVAJE) da vida al padre de Turner como figura fundamental en el desarrollo de Nat, pero Henry confiesa que casi abandonó el proyecto porque no podía tolerar ser humillado y azotado por racistas blancos. No obstante, después de una reflexión y un examen de conciencia, asegura que llegó a la conclusión de que la película “era importante para el futuro”. Esa reflexión le llevó a entender mejor a Isaac Turner.
  “Yo también soy padre”, dice Henry. “Tengo cinco hijos. Y, como padre, el objetivo definitivo de la vida es poder enseñar moral a nuestros hijos; cómo vivir, cómo amar y cómo ser feliz. Creo que eso es lo que Isaac Turner hizo por el pequeño Nat. Le enseñó que la vida tiene una finalidad. Si su padre no le hubiera inculcado la forma de preocuparse por la gente, no creo que Nat hubiera llegado a ser la persona que fue. Es un hombre que sacrificó su vida por su familia”.
  Mark Boone, Jr., de “Hijos de la anarquía”, se aparta de sus papeles habituales encarnando a un astuto predicador, el reverendo Wathel, que sugiere que el amo de Nat Turner utilice su habilidad de predicar para obtener dinero e influencia. Boone le describe como un “hombre de prestigio en la comunidad, con un cierto poder… aunque no es una persona íntegra”. Prosigue: “El reverendo ve que Nat tiene facilidad oratoria y dominio de la Biblia, y también ve que ahí hay dinero. Se sabe que algunas iglesias defendían entonces la esclavitud, y creo que eso es lo que el reverendo espera que Nat haga”. 
  La gran ironía es que Nat hace exactamente lo contrario de lo que Boone espera. Boone observa que en la película, Nat Turner cala las intenciones del predicador en su cuidadosa selección de la palabra del Señor. “Hay una escena que realmente establece con exactitud que la población blanca ignora ciertas enseñanzas de la Biblia que, sin duda, no apoyarían el sistema de la esclavitud”, dice. “Creo que ello cristaliza en Nat y ya no hay vuelta atrás para él. Al principio, Nat usaba la Biblia para apoyar a su familia y a otros esclavos que estaban sufriendo. Pero llegó a creer que estaba actuando dentro de los límites de su fe cuando se revolvió contra el sistema que mantenía a todos humillados”.
  Aunjanue Ellis (“Quantico”, CRIADAS Y SEÑORAS) se encargó de un papel de peso: el de Nancy, la madre de Nat Turner. “Una de las cosas que Nate quería hacer era trazar una línea recta que separase quién era Nat y de dónde venía, y Nancy es el conducto de esa separación en la película”, explica la actriz. “Creo que ella veía, como madre, que había algo diferente en él y quería protegerlo; pero igualmente veía que había algo inevitable en el objetivo que perseguía. Me parece que Nancy estaba constantemente dejando de ser un freno para Nat. Tuvo que dejar que partiera al servicio de cosas que nos superaban a todos”.
  “La fuerza de Nat provenía de las mujeres de su vida”, afirma Parker, haciendo hincapié en el papel clave que las mujeres negras desempeñan en la película; en especial, la madre y la abuela de Nat, que eran muy religiosas. “Hay una razón por la que su abuela y su madre son las cabezas de familia. En un momento, nosotros, como hombres negros, fuimos privados de nuestra masculinidad, por lo que con frecuencia las mujeres intervinieron para desempeñar ese papel. No podemos invalidar el hecho de que las mujeres negras han sido un componente de fundamental importancia para nosotros como pueblo”.
  Para Esther Scott (TRANSFORMERS, EN BUSCA DE LA FELICIDAD), que da vida a Bridget Turner, todo el relato fue una inspiración. “Estas cosas siguen ocurriendo entre personas que se odian y se combaten mutuamente sin ver el panorama general. Sigue habiendo mucho trabajo que hacer, lo que convierte la rebelión de Nat en muy oportuna para hoy. Creo que esta película hace falta. Es precisa. Necesitamos saber que se perdieron vidas para traernos a la posición en que estamos ahora, y que la lucha no ha acabado”, dice Scott.
  Roger Guenveur Smith (AMERICAN GANGSTER) tiene el desgarrador papel de Isaiah, el esclavo doméstico cuyo trabajo incluía la entrega de mujeres al dueño de la plantación por la noche. “Isaiah es obligado en contra de su recta voluntad, y de su recto sentido de la ética, a entregar a Esther al invitado a la cena de Samuel Turner, Mr. Randall”, explica Smith. “Fue una escena especialmente difícil de interpretar. Pero en realidad la escena se representó en el Sur una y otra vez”.
  De este personaje, Nate Parker dice: “La realidad es que la mayoría de las personas son Isaiah. La mayoría de las personas no son Nat Turner, a no ser que se vean empujadas a serlo. La mayoría de las personas dicen: ‘Yo tengo estas escasas pequeñeces que me han dado y si lucho para conseguir más, me enfrento a la posibilidad de perderlo todo’. Es el sentimiento de ‘No puedo huir de esto’”.
  Como otros muchos que participan en la película, Smith sintió una profunda responsabilidad de contar esta historia de una nueva forma. “Creo que todos sentimos una cierta obligación de contar la historia lo mejor que pudiéramos”, resume. “No es sólo un ejercicio de nostalgia sino una historia cuyo eco resuena en el momento actual”.

DANDO FORMA AL VIEJO SUR PARA UN NUEVO DÍA...
  EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN fue rodada en sólo 27 días a un ritmo rápido, en exteriores de la asfixiante aunque exuberante Savannah (Georgia), donde los restos del Viejo Sur ayudan a trasladar al reparto, al equipo técnico y al público al ambiente de la época anterior a la Guerra de Secesión. Nate Parker atrasó aún más las manecillas del reloj pidiendo que no hubiera teléfonos móviles en el plató e insistiendo en utilizar auténticas plantaciones antiguas, donde los fantasmas del pasado todavía se dejan sentir de formas inefables. “Con los actores, yo quería sentir siempre que estábamos en la época, que estábamos trascendiendo del tiempo, que de verdad nos encontrábamos en la Virginia de los años 30 del siglo XIX”, dice Parker.
  Reconstruir todo un mundo con un presupuesto limitado exigió una enorme creatividad. Kevin Turen asegura que “nos enfrentábamos a un reto: realizar una película de época sin restricciones y que pareciera tan grande como el guión que Nate escribió. Eso resultaba extremadamente difícil. Pero tuvimos la suerte de contar con un equipo de gran perspicacia a la hora de dónde poner nuestras prioridades y cómo obtener lo máximo absoluto de lo que teníamos. Todo ello estaba bajo la dirección de Nate, que siempre fue extraordinariamente organizado y capaz de realizar todas las funciones”.
  Para fusionar el ritmo de un thriller de acción con el mundo interior de las revelaciones espirituales que Turner recibe en sueños, Parker eligió al director de fotografía Elliot Davis, cuyas películas abarcan desde el aclamado drama histórico LA DAMA DE HIERRO, pasando por el fenómeno juvenil CREPÚSCULO, hasta el elegante thriller UN ROMANCE MUY PELIGROSO y el clásico del cine independiente THIRTEEN. “Elliot fotografió una de las películas más bellas que he visto, LA DAMA  DE HIERRO”, explica el guionista y director. “Me encantaba el peso de la cámara de Elliot: cómo se quedaba inmóvil cuando era necesario que lo estuviera y cómo, al moverse, permanecía la inmovilidad. Tuvimos una enorme fortuna consiguiéndole a él y a su equipo”.
  Originariamente formado como arquitecto, Davis aporta a su fotografía una inteligencia estructural fusionada con una belleza pictórica. Pero, más que eso, él fue otra persona atraída apasionadamente por la atrevida visión de cámara personal que Parker propone sobre la historia de Estados Unidos. “Tengo un amplio historial de realización socialmente consciente”, observa Davis. “Es interesante que mi primitiva educación cinematográfica fuera bajo la dirección del realizador etíope Haile Gerima, de modo que eso siempre fue parte de mi conciencia. Esta película me daba la sensación de haber salido de un contexto que yo comprendía, pero también era muy oportuna porque todos vemos a nuestro alrededor conflictos que ahora se están agudizando”.
  Inmediatamente, Davis descubrió un vínculo artístico con Parker. “Mi impulso de realizador ha sido el de incrementar la subjetividad del público; acercar cada vez más al público a lo que ven en la pantalla. Me gusta jugar con los niveles de contraste –con las penumbras de la oscuridad y la claridad de los blancos– que nos hacen sentir algo. Y Nate respondió a esto”, dice Davis. “La primera vez que entré en su oficina, él tenía las paredes llenas de fotografías de mis películas y lo que todas tenían en común eran tonos fríos no saturados. Los dos nos sentimos atraídos por el uso de imágenes verde-azules más frías para esta película, que dan una sensación más moderna y carecen de la pretensión que sí tiene una historia de tonos sepia. Creo que ésta es la base de la apariencia de la película: vemos el mundo de Nat Turner a través de unos ojos modernos. Y ese enfoque cobró vida propia”.
  La visión de Parker estaba llena de descarnados contrastes. “Yo sabía que quería dar una sensación muy fría y saturada porque ésa fue nuestra Edad de las Tinieblas. No quería atenerme a los típicos todos dorados y marrones de la mayoría de las películas de la época de la esclavitud.  Cuando Nat da a Cherry un ramo de flores, ésa es una de las primeras explosiones de color de la película y realmente se hace sentir. Vemos que algo hermosísimo está ocurriendo en medio de la oscuridad y el polvo”.
  Una iluminación creativa fue fundamental de principio a fin. “Teníamos realmente que pensar en la iluminación en cada fotograma porque hubo mucho rodaje de noche y eran muchos los retos técnicos. Yo me fijaba en los polaroids de Andrei Tarkovsky, que utilizaban un tipo de luz muy suave con un tono nublado”, recuerda Davis. “La luz hace que la piel blanca sea más pálida y que los tonos negros se manifiesten”.
El despliegue de expresiones humanas interesa especialmente a Davis y a su cámara. “Le doy mucha importancia a los rostros porque eso es aquello con lo que el público conecta más”, observa. “Concibo mi papel como el de esculpir rostros con la luz como yo quiero, con el fin de reforzar la emoción que irradian”.
  La velocidad de la producción también fue una presión sobre la creatividad de Davis. “Habitualmente sólo teníamos tiempo para una o dos tomas y nada más”, recuerda el fotógrafo. “A menudo sentí que trabajábamos guiados por un cronómetro, pero ello realmente unió muchísimo a mi equipo. Todos trabajaban hombro con hombro”.
  Davis utilizó las cámaras Arri Alexa, con las que lleva años experimentando, habiendo sido la primera persona en realizar con una Alexa un rodaje totalmente anamórfico en EL PODER DEL TAI CHI, de Keanu Reeves. “Rodando esta película en pantalla panorámica fuimos verdaderamente capaces de utilizar espacio negativo de una forma que transmite a la apariencia de la película una fuerza que impulsa el relato”, observa Davis. “Espero que el efecto global de la fotografía dé al público la distancia justamente suficiente respecto de la historia como para verla con claridad, a la vez que atraiga a los espectadores”.
  De principio a fin, Davis se vio afianzado por la sólida visión de Parker. “Nate desempeñó un papel muy importante en la composición de la película. Ha convivido con este relato durante tanto tiempo que cada fotograma estaba grabado dentro de su cerebro antes de que iniciásemos el rodaje. Y eso constituye un auténtico logro”, concluye. “La película gira en torno a ideas más sólidas que las fronteras del color”.
  Uno de los trabajos más exigentes de todos los de EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN le correspondió al diseñador de producción Geoffrey Kirkland, que se enfrentó al reto de dar vida a todo un repertorio de plantaciones –desde la cuidadísima plantación de Turner a la tosca plantación de Fowler, donde Nat ve lo que no puede dejar de ser visto– con un presupuesto minúsculo.
  Afortunadamente, Kirkland, candidato al Premio de la Academia, tenía la experiencia para hacerlo realidad. “El diseño de la película era enormemente importante”, comenta Parker. “Cuando me encontré con Geoffrey, al que la mayoría del público conoce por HIJOS DE LOS HOMBRES y ELEGIDOS PARA LA GLORIA, al instante vi que él tenía tanto el conocimiento de la época por dentro, como la pasión por el relato. Salvó la película en muchas ocasiones, logrando mucho con muy poco dinero. Al final, teníamos unos decorados tan hermosos que nos dejaron extasiados”.
  Estos decorados también cobraron vida con el electrizante caos de una insurrección total. Con sólo dos días para rodar las principales escenas de los combates que llevan al enfrentamiento en el arsenal Jerusalem, conseguirlo todo exigió un intensivo esfuerzo. “Guss Williams fue nuestro coordinador de especialistas y superó con mucho lo que yo le pedí que hiciera”, dice Parker. “Fuera lo que fuese lo que yo le pidiera, siempre decía: ‘Sí. Puedo’. Trajo a un equipo tan experto y tan emocionado por participar que lo sacaron adelante”.
Esa era la típica actitud de darlo todo que impregnaba el rodaje. “En cada ámbito, buscábamos trabajo atrevido y épico –del color al sonido– y todos los del equipo técnico redoblaron esfuerzos y, digámoslo así, desearon que esta película fuera más de lo que cualquiera pudiese haber imaginado”, dice Gilbert.
  Igualmente clave para la apariencia de la película es el vestuario de la misma, obra de Francine Jamison Tanchuck, que en un momento anterior de su carrera había diseñado el vestuario de la película de Edward Zwick, ganadora del Oscar®, TIEMPOS DE GLORIA. Al igual que en esa película, el realismo histórico se une a la imaginación en cuanto a textura en EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN.
  Inmediatamente, a Tanchuck le emocionó colaborar con Parker. “Nate y yo conversábamos sin cesar sobre la autenticidad de la época y de la ropa a fin de presentar esta desdichada, pero muy real, parte de la historia de Estados Unidos. Por mucho que tratásemos de empujarla al interior de un armario, una parte muy grande de esta nación fue construida a base de la sangre y el sudor de la mano de obra esclava. La esclavitud era y sigue siendo una mancha en la cultura norteamericana, y creo que ver las vidas de los esclavizados tal y como eran realmente dice mucho de nuestra historia”, afirma.
  Tanchuck empezó con una investigación tan intensiva como le fue posible, dada la falta de documentación extensa. “Porque eran los principios del siglo XIX, antes de la fotografía”, observa la diseñadora de vestuario. “Así que tuvimos que basarnos en piezas de museo y material gráfico de la época”.
  Aunque la mayoría del vestuario de los esclavos era improvisado o heredado, Tanchuck afinó las raras piezas que se referían sutilmente a la herencia africana, tan fundamental para la de un pueblo arrancado de sus hogares. “Las influencias africanas se mantenían habitualmente en secreto por la abyecta política de los propietarios de esclavos de privar a estas personas de cualquier semejanza que conservasen con su cultura, de modo que pudieran ser totalmente dependientes de los esclavistas”, explica. “Pero Nate y yo pensamos que ampliaría el vestuario, especialmente el de los ancianos, contar con unos pocos artículos recreados basándose en sus recuerdos, como collares o pulseras hechas de cuerdas viejas y piezas de joyería rotas que podrían haber encontrado, y pañuelos de cabeza hechos de sacos de harina”.    Todo el vestuario diseñado por Tanchuck pasó, literalmente, por la piedra de moler. “Era extremadamente importante que la ropa reflejase el trabajo y las condiciones de vida reales de los esclavos de Virginia”, comenta Tanchuck. “Se les daba unas cuantas prendas para que se las pusieran; y cuando se desgastaban, ya no había más. Muchas personas fueron obligadas a trabajar, dormir y realizar todas las demás funciones envueltas en harapos. Si podían remendarlas, utilizaban cualquier cosa que pudiesen encontrar: sacos de arpillera en los que llevaban comida al ganado, alfombras o sábanas viejas, o mantas que frecuentemente eran utilizadas para remendar, y eso sólo si sus amos les facilitaban esos artículos. Luego la ropa refleja estas condiciones horribles. Para nosotros, supuso semanas de envejecer y teñir tejidos para mostrar ese deterioro. Era esencial para crear el mundo contra el que se revuelve Nat Turner”.
  Parker abordó el trabajo de dirección con la actitud de un entrenador. Gilbert observa: “Lo que normalmente se ve en los rodajes es a todos tratando de satisfacer al director pero en esta película, lo que se veía era a Nate haciendo lo propio con el equipo técnico y el artístico. Cada noche escribía un correo electrónico dando las gracias a la gente, animándolos, y eso mantuvo realmente alta la moral de todos. Luego, cada mañana, comenzaba con una charla de motivación. Infundió en cada uno el sentimiento de que todo cuanto aportaban se agradecía y era valioso”.
  Los últimos toques de EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN eran tan importantes para Parker como las primeras palabras del guión. Contrató al montador Steven Rosenblum –que no por casualidad había montado TIEMPOS DE GLORIA, de Edward Zwick, y BRAVEHEART, de Mel Gibson, las cuales dos cosecharon candidaturas al Oscar®– para aportar un sentido sinfónico del ritmo y un crescendo dramático. Después, buscó a un compositor que pudiera evocar el periodo con influencias africanas y norteamericanas primitivas, y se presentó con una elección sorprendente: el compositor inglés Henry Jackman, más conocido por grandes éxitos de la pantalla que van de X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN a KICK-ASS: LISTO PARA MACHACAR, pasando por CAPITÁN PHILLIPS.
  “Henry no había trabajado antes en una película como ésta pero es un genio”, comenta Parker. “Nunca se han oído sonidos africanizados y música orquestal fundidos de esta forma. Mantuvimos una excelente colaboración, trabajando juntos nota a nota. Afinó a la perfección cada entrada y creó algo esencial para la experiencia de la película”.
  También incorporaron al proyecto al coro a capella del Wiley College, además de a Alex Boyé –un cantante nacido en Gran Bretaña, de origen nigeriano y residente en Utah–, que añaden a la banda sonora la fuerza de las voces humanas.
  Jackman recuerda sus primeras conversaciones con Parker: “Una de sus frustraciones era la falta de un héroe universal afroamericano. Decía que quien vea BRAVEHEART no necesita ser escocés para narrar las dificultades de los escoceses porque se percibe la naturaleza universal del heroísmo del personaje. Eso era lo que él quería lograr; por eso hablamos acerca del uso de un idioma musical universal”.
Al mismo tiempo, Jackman incluyó compases de música ceremonial africana y coros de góspel de formas inesperadas. “Nate estaba verdaderamente interesado en utilizar un coro góspel, pero no como un cliché musical, sino, más bien, como una especie de apropiación indebida. Así, tenemos el sonido de los espirituales pero más como música popular ancestral”.
  Ver una versión temprana de la película le llegó a Jackman muy hondo y despertó su creatividad. “Lo que hallé tan impresionante es que la película parezca un cuadro viviente. Tiene un nivel extremadamente elevado de consumado oficio, y está representada de forma muy bella, pero, al cabo, eso no le resta en absoluto horror ni importancia al tema… uno no se siente distante de lo que le está ocurriendo a Nat porque sea una obra de época, algo muy difícil de conseguir”, comenta.

CREANDO CONVERSACIONES PARA EL FUTURO...
  Todos cuantos participaron en la película se sintieron animados no sólo por el fervor de Parker sino también por la sensación de que estaban contando una historia que podría lograr algo que es cada vez más difícil en el mundo del espectáculo: que la gente hable de las cosas que importan. “Ésta es una película que tiene el poder de agitar la controversia pero también el de suscitar grandes conversaciones”, dice Aaron Gilbert. “Eso forma parte de lo nos tenía a todos tan entusiasmados”.
  Preston Holmes asegura: “Creo que cuanta más gente conozca la verdadera historia de nuestro país… mayor será el entendimiento que se fomente entre nosotros, los norteamericanos, como seres humanos”.
  Nate Parker se muestra optimista sobre las probables reacciones que provoque la película. Sabe que habrá quien se sienta herido y muchos que puedan tener la primera noticia de los portentosos actos de Nat Turner, pero tiene la esperanza de que haya una reacción generalizada en especial: empatía.
  “Espero que no sea posible ver la película sin sentir empatía”, dice en conclusión. “Mi meta era crear el espejo por excelencia para este tema y desafío al gran mago del Ku-Klux-Klan a no sentirse conmovido por la humanidad de la película. Cuando veo a Nat Turner en los momentos finales de la película, me emociono hasta llorar cada vez. Es tan heroico… y eso es lo que me ha faltado toda mi vida, lo que uno ha añorado, el orgullo que nunca sintió o que nunca le permitieron sentir”.
  “Para mí, esta película gira en torno a la esperanza de liberar a la industria de las amarras de nuestro pasado siniestro; en torno a la oportunidad de volver a contar la historia de Estados Unidos de nuevas formas. En cierto sentido, es un intento de renacer. Un renacer en el que reconozcamos la verdad y, así, podamos avanzar; un renacer en el que, para el nuevo público, la expresión EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN se refiera ahora a la leyenda de Nat Turner, la antítesis de lo que Griffith pretendió”.
  Para Parker, la película tendrá éxito no sólo si arroja luz sobre un pasado oculto sino también si provoca conversaciones sobre intolerancia, igualdad y la devaluación de las vidas de los negros en nuestra época, un tiempo en el que las historias raciales que algunos creían pertenecientes al pasado siguen repitiéndose una y otra vez. Parker lo resume así: “Hasta que nos enfrentemos honestamente a la forma como llegamos a donde estamos, nunca seremos capaces de curar nuestras heridas. Ya pasaron los días en los que esperábamos que las cosas cambiasen sin nosotros”.

LA REBELIÓN DE NAT TURNER: CRONOLOGÍA...  
2 de octubre de 1800: Nat Turner, hijo de un esclavo raptado en África Occidental, nace en la granja de Virginia propiedad de Benjamin Turner. Ese mismo año, el esclavo virginiano Gabriel Prosser planea una gran rebelión de sus hermanos pero cuando se filtra la noticia, Prosser y 25 de sus seguidores son ahorcados. (Gabriel’s Rebellion: The Virginia Slave Conspiracies of 1800 and 1802, de Douglas R. Egerton). Se dice que, desde su nacimiento, Turner presentaba señales físicas de ser un profeta, y que aprendió a leer a una edad muy temprana. (Nat Turner: A Slave Rebellion in Memory and History, de Kenneth Greenberg).

Fecha desconocida entre 1810 y 1811: El padre de Nat huye de la plantación de Turner. (Nat Turner and the Rising In Southampton County, de David F Allmendinger Jr.).

Fecha desconocida de 1817: Se asegura que Turner está empezando a experimentar visiones religiosas. Pronto se le conoce como “el predicador esclavo”. (The Confessions of Nat Turner, de Thomas Gray).

Fecha desconocida entre 1821 y 1822: Turner se casa con una esclava de nombre Cherry. (The Land Shall Be Deluged in Blood: A New History of the Nat Turner Revolt, de Patrick H. Breen).

Febrero de 1831: Un eclipse solar se convierte en una señal para Turner de que es hora de actuar. Comienza a celebrar reuniones secretas con sus compañeros de esclavitud Hark Travis, Henry Porter, Samuel Francis, Will Francis y Nelson William a fin de esbozar una estrategia para organizar una revuelta que tenga éxito. (The Confessions of Nat Turner and Related Documents, de Kenneth S. Greenberg).

21 de agosto de 1831: La rebelión de los esclavos comienza a última hora de la noche cuando Turner, que tiene 31 años, y otros compañeros le dan la vuelta a la tortilla asesinando a sus “amos” mientras éstos duermen. Los rebeldes se desplazan de casa en casa por Southampton, liberando esclavos, incrementando su ejército y, en última instancia, matando a aproximadamente a 60 personas blancas a cuchilladas, hachazos, garrotazos y tiros (Fires of Jubilee, Oates).

23 de agosto de 1831: La rebelión de los esclavos se dirige hacia el arsenal de Jerusalem, donde les hace frente una gran fuerza militar que incluye a tropas estatales y federales. (The Confessions of Nat Turner and Related Documents de Kenneth S. Greenberg). Aunque Turner escapa, docenas de esclavos son capturados y ahorcados sin juicio. (The Land Shall Be Deluged in Blood: A New History of the Nat Turner Revolt, de Patrick H. Breen).

Otoño de 1831: Comienzan unas brutales represalias, en las que cientos de esclavos que no tuvieron nada que ver con la rebelión sufren la muerte como castigo. Varias cabezas de esclavos se exhiben en público para disuadir de futuras rebeliones. (Fires of Jubilee, de Oates).

30 de octubre de 1831: Después de haberse ocultado durante 68 días, Turner se rinde a un granjero local. (Nat Turner: A Slave Rebellion in Memory and History, de Kenneth Greenberg). Se le encierra en la Cárcel del Condado, donde, supuestamente, realiza sus confesiones ante un abogado convertido en escritor (y propietario de esclavos): Thomas Gray. (The Confessions of Nat Turner, de Gray).

5 de noviembre de 1831: Turner es juzgado por insurrección, hallado culpable y condenado a muerte (The Rebellious Slave: Nat Turner in American Memory, de Scott French).

11 de noviembre de 1831: Nat Turner es ahorcado al mediodía y su cuerpo es decapitado y desollado con el objetivo de poner fin a cualquier idolatría (Nat Turner, Lightning Rod, de Christine Gibson en American Heritage Magazine). Pero su historia no ha acabado ni mucho menos, dejando una profunda herencia que continúa hasta el presente.

Invierno de 1832: Después de recibir peticiones generalizadas tras la rebelión de Turner, el parlamento de Virginia contempla la abolición de la esclavitud (Slavery In The United States: A Social, Political and Historical Encyclopedia, editada por Junius P. Rodríguez). Algunos legisladores exigen la completa emancipación; otros proponen mayores restricciones y la expulsión de todos los negros libres del estado. En una reñida votación, el parlamento decide que la esclavitud continúe hasta “una evolución más terminante de la opinión pública”. Aprueba legislación que prohíbe enseñar a leer a los esclavos y a los negros libres, así como la predicación por parte de esclavos y que ilegaliza la asistencia a la iglesia de los esclavos sin sus capataces o amos (Supplement to the Revised Code of the Laws of Virginia, Richmond, 1833).

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