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SINOPSIS
Jack es un joven artista que gana en una partida de cartas un pasaje a América en el primer viaje del Titanic, el más grande trasatlántico jamás construido. Una vez a bordo el joven bohemio conoce a Rose, una joven de buena familia, venida a menos, que se va a casar con Cal, un millonario engreído que busca el buen apellido de su prometida. Jack y Rose se enamoran, pero Cal y la madre de Rose intentarán por todos los medios que dicha relación no llegue a buen puerto. También un enorme iceberg a la deriva en medio de las heladas aguas del Atlántico...
INTÉRPRETES
LEONARDO DiCAPRIO, KATE WINSLET, BILLY ZANE, KATHY BATES, FRANCES FISHER, GLORIA STUART, BILL PAXTON, BERNARD HILL, DAVID WARNER, VICTOR GARBER, JONATHAN HYDE, LEWIS ABERNATHY, NICHOLAS CASCONE, DANNY NUCCI, BERNARD FOX, BARRY DENNEN, ELSA RAVEN
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
En 1997 se inició la singladura de la película “Titanic”, dirigida por James Cameron, y que se convertiría en una de las historias de amor más grandes y sobrecogedoras del cine. Su viaje inaugural fue un fenómeno internacional, tan grande como su nombre, logrando un récord de nominaciones a los premios de la Academia, 11 Oscar® y recaudando más de 1.800 millones de dólares. El 6 de abril de 2012, justamente un siglo después del histórico hundimiento del buque y 15 años después del estreno de la película, “Titanic” regresa a los cines en versión 3D de última generación.
El proceso artístico de revisualizar “Titanic” en tres dimensiones ha sido completamente supervisado por Cameron, junto a su socio productor desde hace muchos años, Jon Landau, y durante el cual ambos han impulsado a la empresa de conversión Stereo D a alcanzar cotas visuales nunca alcanzadas. Cameron les guió en la utilización de las últimas herramientas visuales, no sólo para intensificar la incansable carrera por la supervivencia relatada en la película, si no para revelar el poder del 3D para convertir las emociones que brotan de la película en sensaciones aún más personales.
Aunque el atractivo universal de las temáticas que trata “Titanic” (como el esplendor, las raíces del desastre, o la forma en que el amor transciende los prejuicios, la sociedad y el tiempo) siguen siendo las mismas, los productores creen que la conversión a 3D aportará una nueva brisa que puede atraer a un amplio abanico de público, incluyendo a la generación del siglo XXI que no ha tenido la oportunidad de verla en la pantalla grande.
Añade: “Si rodásemos TITANIC ahora, seguro que utilizaríamos el 3D. Por supuesto, no podemos retroceder en el tiempo. Pero la tecnología nos permite ahora llevar la película hasta su máxima personificación, de una forma que jamás habríamos imaginado en 1997, y tanto para Jim como para mí es muy reconfortante.“ TITANIC
LA CONVERSIÓN A 3D...
Para James Cameron, la idea de volcar sus logros cinematográficos en “Titanic” al mundo del 3D no es una decisión de último minuto. Al contrario, Cameron lleva a la cabeza de la tecnología 3D más de 10 años, y está considerado un visionario en lo relativo a contar historias multidimensionales. En ese aspecto, la conversión de “Titanic” es sencillamente el siguiente paso en su exploración del 3D, como una oda a un filme que siempre deseó que fuese la máxima experiencia inmersiva.
Cameron comenzó a explorar el uso creativo del 3D en 2001, lanzando una serie de aclamados documentales que empezó con “Ghost of the abyss” (Misterios del Titanic). Posteriormente se lanzó al atrevido nuevo TITANICterritorio de “Avatar”, una película que muchos consideran que revolucionó el cine por primera vez en este siglo.
Cameron y Landau estaban convencidos de que “Titanic” estaba preparada para el 3D, pero la pregunta era si el 3D estaba preparado para aplicarse a la singular mezcla de espectáculo e intimidad. Pruebas anteriores con la empresa Stereo D –líder especializado en la conversión de 2D a 3D- sugerían que podían satisfacerse las altas expectativas de James Cameron.
Resultaba obvio que la inmensidad del barco, el tumulto de su colisión con el inadvertido iceberg y la lucha épica de los pasajeros mientras se hunde en aguas heladas se enriquecería de vida y suspense gracias al uso del 3D. Pero Cameron estaba interesado en cómo el 3D podía potenciar algo más: la inefable pasión de la historia. Si hay algo que forma el adn de todas las películas de Cameron, desde “Aliens” a “Terminator”, o “Avatar”, no es sólo su fuerza visual e inclinación por explorar mundos fronterizos, si no un cierto tipo de anhelo romántico.
“Mis películas pueden incorporar acción feroz, pero en el centro de cada una de ellas hay historias de amor”, observa el director al repasar su carrera hasta la fecha.
El proceso de conversión comienza con el escaneado de un master digital perfecto de 4K de resolución, a partir del negativo original de 35mm, que elimina cualquier imperfección visual. Sólo ese paso ya fue emocionante para los realizadores. “Si has visto el master en 2D, aún te parece más impresionante, diría, que cuando fue estrenada en 1997”, señala Cameron.
La copia cristalina inició un proceso de un año en el cual alrededor de 300 artistas informáticos invirtieron más de 750.000 horas hombre para “esculpir” la fotografía original en información digital en 3 dimensiones llena de profundidad de campo.
“Convertir una película a 3D no es como agitar una varita mágica”, explica Cameron. “No existe una aplicación misteriosa que pueda convertir las cosas en 3D si no existe información tridimensional desde el momento original de cada fotografía. Tuvimos que crearlo todo. Cientos de artistas trabajaron sin descanso para contornear cada objeto de cada fotograma, hasta las caras de cada personaje”.
Una de las cosas esenciales para Cameron durante la producción original permanece siendo clave en la conversión: la sensación de vida dentro del barco, ejemplificada como nada por las espectaculares tomas amplias del buque en el mar.
SOBRE EL ORIGINAL...
Inspiración:
En los inicios del siglo XX, el encanto de una creación naviera maravillosa llamada Titanic atrajo a un amplio espectro de personas, cada una con sus propias razones para formar parte de su viaje inaugural.
Tanto para prominentes industriales como emigrantes esperanzados, el Titanic era un símbolo del progreso del hombre hacia una era de modernidad. Declarado como “insumergible”, su preciado cargamento de más de 2.200 personas inició el viaje desde Southampton, Inglaterra, hacia Nueva York, compartiendo una sensación de expectación, sobrecogimiento y optimismo. . . aunque no sabían que navegaban hacia una inquietante catástrofe histórica.
Nacería un poderoso mito alrededor del Titanic, con leyendas de valentía y cobardía surgidos a partir de numerosos poemas, música, películas, novelas y relatos históricos. Tras décadas de investigación, los restos del Titanic fueron hallados por una expedición dirigida por el Dr. Robert Ballard en 1985, descansando en 2 enormes piezas a una profundidad de 3.772 metros bajo la superficie del océano, generando innumerables controversias y fascinación hasta nuestros días.
Fue el descomunal espectro submarino lo que primero inspiró la imaginación de James Cameron, y su visión de una historia de amor envuelta por el destino del barco. Imaginó a dos personas de mundos diferentes que chocan en un barco diseñado físicamente para evitar que se encontraran. Cuando el pasajero de tercera clase Jack Dawson y la pasajera de primera clase Rose DeWitt Bukater se conocen, asumen un riesgo máximo: desafiar las opresivas convenciones de su época y enamorarse.
“La tragedia del Titanic ha alcanzado una calidad casi mítica en nuestra imaginación colectiva”, comentó Cameron en 1997. “Pero el paso del tiempo le ha robado su cara humana y vitalidad. Espero que la relación de Rose y Jack sea una especie de pararrayos emocional, por ejemplo, que permita a los espectadores centrar su mente y sus corazones en hacer que la historia vuelva a la vida”.
Autenticidad histórica...
Los realizadores de “Titanic” pasaron más de cinco años investigando el buque, tanto su vida como la pérdida del TITANICmismo, para asegurarse de que, dentro del drama, fueran capaces de ofrecer al público todos los fascinantes detalles, grandes y pequeños que completan la gloria del barco y su pérdida.
“Queríamos contar una historia ficticia desde dentro de un entorno totalmente riguroso y preciso”, explicaba Cameron en 1997. “Si se sabe a ciencia cierta que algo tuvo lugar, no lo cambiaremos. Asimismo, no hay nada de lo que contamos que no hubiera podido pasar. Nuestros personajes ficticios nadan entre los pilares de la historia, de forma que podrían haber estado allí realmente. Toda la precisión y los efectos visuales tienen un único propósito: colocar al espectador sobre el Titanic. Se trata de una experiencia inmersiva”.
Su determinación para crear el relato definitivo de este evento histórico lo ejemplifica la participación desde el principio de los expertos en el Titanic Don Lynch y el conocido artista Ken Marschall, autores de ‘Titanic: An Illustrated History’, que se involucraron como consultores de la película.
Marschall y Lynch han dedicado años a estudiar archivos y fotografías, y también pudieron aportar muestras y fotos TITANICde mobiliario y telas a partir de su colección personal proveniente del buque hermano del Titanic, el Olympic.
Tras ver por primera vez el estudio del barco ya completo, Marschall dijo que sintió una oleada de intensa emoción. “Era como volver en el tiempo”, dijo. “Ver la cubierta White Star tal y como lucía en abril de 1912 fue tan impresionante como el propio barco. Las luces colgando de los pequeños castilletes, con la cocina para pasaje a su lado. Simplemente verlo reconstruido en tres dimensiones por primera vez, te dejaba boquiabierto. He pasado mi vida imaginando cómo sería pasear por las cubiertas del barco. Y de repente estaba allí. No hay palabras”.
Inmersiones profundas...
La búsqueda de la autenticidad también llevó a Cameron y su equipo a grandes profundidades bajo el océano, hasta los restos mismos, que insistió en capturar en una serie de inmersiones tecnológicamente complejas. Los realizadores contrataron un navío científico ruso, el Keldysh, que transportaba dos de los únicos cinco sumergibles TITANICtripulados (Mir 1 y Mir 2) capaces de alcanzar la profundidad necesaria.
Antes de realizar una serie de 12 inmersiones en el lugar del naufragio, debían resolverse varios problemas técnicos y logísticos. Aunque habían existido intentos anteriores por filmar los restos, las cámaras habían estado limitadas tanto en movimiento como en alcance. Así que el primer desafío era diseñar la tecnología necesaria para liberar la cámara, poder moverla por fuera del submarino y hacia dentro de un entorno traicionero y de temperaturas heladas, con presiones superiores a 6.000 libras por pulgada cuadrada (413 bares).
“Nadie había llevado una cámara a tanta profundidad”, comentó Cameron. “La fuerza de aplastamiento del agua haría implosionar cualquier carcasa de cámara normal.
Quería tenerla fuera, en el agua, sujeta al sumergible, pero capaz de girar e inclinarse de forma natural, así como utilizar lentes de gran angular para sacar el máximo partido a las tomas. Así que tuvimos que crear un sistema de cámara”.
A causa del limitado volumen de las carcasas de titanio para cámaras, sólo podía llevar un rollo de 150 m de películas, y recargar quedaba descartado. Cada tripulación de tres personas debía soportar el peligroso viaje de dos horas y media (en cada sentido) dentro de una esfera de apenas 2,10 metros de diámetro. La eficiencia era un factor clave. Usando un modelo de los restos que estaba basado en un mosaico de fotos de anteriores expediciones del Titanic, Cameron y su equipo celebraron varias sesiones de planificación a bordo del Keldysh para concebir la estrategia óptima a la hora de capturar las mejores imágenes.
Tras las inmersiones en los restos del Titanic, Cameron llevó los rollos de película al departamento de arte para comenzar la construcción de los modelos usados en la película. El director pidió al diseñador de producción Peter Lamont que recrease varios detalles que había visto dentro del barco, incluyendo por ejemplo un hogar de bronce que Cameron había fotografiado en una fantasmagórica suite, restaurada claro a la gloria de 1912.
En julio de 1996, la segunda parte del viaje de la película se iniciaba en Escondido, California. Fue allí, en un tanque para filmación donde Cameron rodó los interiores recreados del naufragio, repleto de auténticos marcos de ventanas, jambas de puertas, luminarias colgando de cables, incluso las placas de latón de las puertas de la recepción de Primera Clase, que decían “PULL”.
El buque...
La creación de aquel buque se convertiría en una de las tareas más complejas de la cinematografía moderna. La magia se llevó a cabo en Rosarito Beach, Baja California, EE. UU., donde los esfuerzos combinados de un enorme equipo de artistas, artesanos e ingenieros crearon un set de rodaje exterior de 235 m de longitud del Titanic así como el tanque de 28.000 m2 con 64.000 m3 de agua de mar en el que se hundiría.
La decisión de construir el mayor tanque de rodaje del mundo en Rosarito se tomó tras una búsqueda global. “Ningún emplazamiento del mundo podría contener la escala de nuestra producción y las instalaciones secundarias necesarias para filmar las escenas que Jim Cameron había previsto”, comenta Jon Landau. “Para poder dar soporte al alcance del film, así como poder facilitar la producción de interiores y exteriores, era más eficaz construirlo todo en un mismo lugar”.
La construcción de los estudios Fox Baja comenzó el 30 de mayo de 1996, sobre una parcela de playa de 40 acres. La instalación contaba con un tanque exterior de 64.000 m3 de capacidad, un tanque interior de 19.000 m3 alojado en un estudio cinematográfico de 3.000 m2 y tres estudios adicionales.
Tras unos escasos 100 días, se inició el rodaje principal. Y surgiendo de forma majestuosa frente a la hermosa línea costera mexicana, el escenario de Titanic se elevaba 13,5 metros desde la línea de flotación hasta el suelo de la cubierta, con sus cuatro características chimeneas elevándose otros 16 metros frente al horizonte.
El hundimiento...
Recrear la tragedia del Titanic sería uno de los aspectos más físicamente desafiantes de la épica producción, especialmente cuando Cameron deseaba alcanzar un único objetivo: filmar estas secuencias como si él estuviera realmente allí, en la escena del inimaginable accidente.
“El Titanic” no se hundió sin más”, explicaba el productor ejecutivo Rae Sanchini. “Literalmente se partió en dos en la superficie, con más de 75 m de popa elevándose fuera del agua, y en determinado momento, colocada casi perpendicular a la superficie del océano. El viaje inaugural del «buque de los sueños» terminó en una pesadilla más allá de lo imaginable… En ese sentido marcó el final de una era de inocencia, confianza inquebrantable en el progreso y la tecnología, desafiando la aceptación pasiva de clase como definición de los derechos de nacimiento”.
Para capturar todo esto, Cameron cuenta que el equipo de producción tuvo que “construir un número de sets de rodaje en ángulos diferentes porque el barco cambiaba de ángulo de forma constante con el paso del tiempo.
Para prepararlo, celebramos una serie de enormes sesiones de previsualización durante un mes y medio. Construimos un modelo de estudio del barco y lo recorrimos con una videocámara. Aprendimos la geografía del Titanic, y qué ángulos le daban el aspecto más imponente y más hermoso”.
Para el rodaje de las horas finales del Titanic se usaron los enormes tanques, siguiendo las estrictas medidas de seguridad impuestas por la complicada ingeniería. El salón de baile de primera clase y la gran escalera de tres pisos se construyeron sobre una plataforma hidráulica asentada sobre un tanque de 10 metros de profundidad, en el estudio 2, diseñado para poder inclinarse e inundarse con 19.000 m3 de agua marina filtrada.
El diseñador de producción Peter Lamont, ganador de un Oscar® por “Titanic”, asumió la monumental tarea como un desafío irresistible para su aclamada carrera. Como comienzo, logró obtener de los navieros Harland & Wolff copias de los planos originales del Titanic, así como los propios cuadernos de Thomas Andrew con observaciones sobre características del diseño del barco. Fue la primera vez que dicho material se entregaba desde el hundimiento del Titanic.
Durante el transcurso de su investigación, Lamont descubrió que el fabricante del alfombrado original del comedor y la sala de recepción de la cubierta D seguía en el negocio. La empresa, BMK Stoddard, en Inglaterra, todavía tenía el patrón archivado y pudo reproducir los tintes. De inmediato, producción generó un pedido, añadiendo otro elemento de realidad.
El diseño iba mucho más allá de la inmensidad. “Durante casi un año”, recuerda Lamont, “tuvimos sets y mobiliario en construcción en México, Los Ángeles y Londres, con programas de entrega para envíos a una instalación que todavía estaba sin construir. La cantidad de elementos que reprodujimos de forma auténtica -sillas de cubierta, lámparas de mesa, ventanas emplomadas, cristalería y vajillas de la White Star, equipaje, chalecos salvavidas, accesorios navales- sumaban miles de elementos, porque parte del objetivo de la dirección artística era recrear el tamaño de todo: titánico. La construcción del estudio exterior de rodaje de 235 m fue tan complejo, en cierta forma, como construir el objeto en realidad, sólo que en una décima parte del tiempo”.
Dado que era el primer viaje del Titanic, los interiores apenas habían sido fotografiados. Aún así, gracias a una exhaustiva investigación y la ayuda de los consultores Don Lynch y Ken Marschall, el departamento de Lamont pudo recrear fielmente la opulencia del famoso salón de gala de primera clase, la sala de recepción, la sala de fumadores de primera clase, la cubierta de paseo, el Café Palm Court, el gimnasio y varios camarotes de lujo (incluyendo la suite estilo imperial de Cal y Rose), basándose en fotos de referencia del buque hermano del Titanic, el Olympic, y las escasas fotos interiores que existían del Titanic.
Se cuidó con igual detalle la recreación de los mucho más espartanos lugares bajo las cubiertas de primera clase, incluyendo los camarotes y literas de tercera clase, la sala general, la sala Marconi de telegrafía, la infernal caldera y las salas de máquinas, así como la zona de carga, donde se almacenaban los objetos de los ricos (incluyendo un precioso Renault marrón y negro). Todo combinado, el barco sólo era un 10 % más pequeño que el Titanic real, provocando el asombro de todos los involucrados.
“Nos llevó un buen rato comprender lo enorme que era realmente el Titanic”, comentó Cameron. “Era gigantesco, 268 metros de eslora. Más de 48.000 toneladas de desplazamiento, pero el peso físico del acero, era casi de 60.000 toneladas. Aquella cosa era un monstruo”.
Para generar la ilusión de que el Titanic estaba en el mar, el estudio de rodaje y el tanque se construyeron estratégicamente delante del horizonte infinito de la línea costera. Dadas las enormes dimensiones del barco, Cameron utilizó con asiduidad la grúa Akela, una de las cámaras-grúas más grandes del mundo, con un alcance de 25 metros, y en la que utilizó sus conocimientos de ingeniería para manipular.
“Construimos una enorme grúa de torre con casi 60 m de alcance”, señala Cameron, “y pusimos su carril al lado del buque, en el tanque de agua. Podíamos ir por encima de las chimeneas y alcanzar cualquier punto del barco de punta a punta en un plazo de cinco minutos”.
Se podía ver al propio Cameron suspendido bien por encima del set de rodaje, utilizando una cámara con estabilidad mediante giroscopio y montada sobre la cesta de la grúa. Esto permitiría a Cameron y el director de fotografía Russel Carpenter, que también obtuvo un Oscar® por "Titanic", una mayor flexibilidad. “Podíamos estabilizar la imagen lo suficiente”, comentó el director, “y usarla para tomas de efectos visuales así como para grandes tomas de recursos. Se convirtió en una herramienta muy importante”.
Durante el parón de 3 semanas de Navidad, el set de rodaje se recolocó en un ángulo del 6 % mediante un complejo sistema de gatos, para simular una inundación más avanzada. Para las últimas etapas del desastre, el buque se separó en 2 piezas, la mitad delantera hundiéndose en unos 12 metros de agua gracias a potentes bombas hidráulicas.
Uno de los más escalofriantes hechos del hundimiento real es que apenas había botes salvavidas para la mitad de los pasajeros a bordo, y el error de la tripulación para completar la capacidad de los mismos hizo que sólo una tercera parte de los pasajeros consiguiera salvarse. Para la película, el equipo de producción fue capaz de aplicar una capa de realismo a la tan técnicamente compleja como sobrecogedora escena. Los pescantes de los botes salvavidas –el mecanismo de poleas necesario para descenderlos– fue construido por la misma empresa que fabricó los pescantes del Titanic.
En las primeras horas del 15 de abril de 1912, la proa inundada del Titanic elevó la popa hasta casi posición vertical, donde se mantuvo durante unos minutos antes de hundirse como un ascensor en la profundidad del negro océano. Para recrear este momento, la sección de popa del set de rodaje, o “cubierta de popa” se recolocó sobre una plataforma inclinada especial, básicamente un balancín gigante construido al borde de un tanque.
Durante toda la producción, los realizadores se encontraron con la brutal fuerza del agua. “Siempre que intentábamos trabajar con el agua, nos frustraba su peso y potencia”, decía Cameron. “Es una de las cosas interesantes del desastre del Titanic. Pensaban que eran los señores del mar. Pensaban que habían dominado la naturaleza. Pero la naturaleza nunca será dominada. Hemos intentado montar sobre ella, pero nunca podremos someterla completamente. Pensaban que podían pavimentar el mundo y navegar con sus inmensos buques de metal por el océano con total impunidad. Estaban equivocados”.
Diseño de época...
El realismo de “Titanic” se extendió mucho más que al barco, ya que los realizadores mantuvieron el mismo esfuerzo incesante para garantizar que el vestuario y las maneras fueran tan fidedignas con la época como su entorno. Bajo un edificio tan lago como un campo de fútbol, un equipo internacional de gran talento compuesto por artistas de vestuario, peluqueros y maquilladores se encargaron de los más de 1.000 extras así como del reparto principal.
El trabajo de capturar la moda de la era victoriana, justo antes del cambio liberador que se avecinaba recayó en la diseñadora de vestuario Deborah Lynn Scott, que obtuvo un Oscar® por “Titanic”. Scott se lanzó a investigar un periodo en el que el armario, quizás más que nunca, reflejaba el status de la persona. “Se trataba de una era de gran formalidad”, diría Scott en 1997.
La maquilladora jefa Tina Earnshaw complementó el vestuario de Scott con una paleta de colores de época. “Tras el look sin maquillaje de los victorianos, la elite del periodo eduardiano estaba encantada de llevar maquillaje. Muy sutil, claro, un poco de polvo, un poco de sombra alrededor de los ojos, pintalabios a base de fresa y un toque de rojo”, comentó. La investigación de Earnshaw se extendió a los efectos del frío extremo, cuando supo que las lágrimas se congelan y el pelo mojado se parte como carámbanos.
El peluquero jefe Simon Thompson también aportó material de investigación y finalmente compró 450 pelucas y cientos de extensiones para el enorme reparto. En su investigación, Thompson descubrió un exquisito peine de tortuga, que dispara los intensos recuerdos de Rose Calvert sobre el pasado.
La entrenadora de dialectos Susan Hegarty trabajó codo con codo con el reparto para reflejar tanto los acentos de la alta sociedad como los de los emigrantes. El entrenador de etiqueta y coreógrafo Lynne Hockney se aseguró de que los actores absorbieran las maneras y costumbres de comportamiento de la época.
La banda sonora...
Otra de las capas que participaron en el sonoro éxito de “Titanic” fue su música, con las expresivas composiciones de James Horner, que le valieron un Oscar® a la mejora música original, y su banda sonora, que rápidamente se convirtió en uno de los discos más vendidos de todos los tiempos. Además, la canción “My Heart Will Go On”, interpretada por la superestrella Celine Dion y escrita por Horner y Will Jennings, obtuvo el Oscar® a la mejor canción y se sumó de forma indeleble al recuerdo de la película.
Horner colaboró estrechamente con Cameron para crear algo que se abstuviera de las convenciones sentimentales, pero que capturase los cambios de tiempo, la crudeza de la historia de amor y la doble temática del orgullo desmedido y el valor sin límites. Con una mezcla de sintetizadores, coros vocales y orquesta, Horner no sólo fusionó la conexión emocional entre Rose y Jack, si no también entre su historia y el público de todo el mundo.
Así lo resume Jon Landau: “La música de TITANIC está indisolublemente vinculada al éxito de la película. Es el latido emocional de la película”.
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