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SINOPSIS
Tommaso, un artista estadounidense, vive en Roma con su esposa Nikki y su hija DeeDee. Exdrogadicto, ahora lleva una vida ordenada, acompasada con el ritmo de la escritura de guiones, la meditación, las reuniones de Alcohólicos Anónimos, el aprendizaje de italiano o sus clases de teatro. Pero Tommaso es extremadamente celoso y su peligrosa imaginación se confunde con la realidad...
INTÉRPRETES
WILLEM DAFOE, CRISTINA CHIRIAC, ANNA FERRARA, STELLA MASTARANTONIO, LORENZO PIAZZONI, ALESSANDRO PRATO, ALESSANDRA SCARCI
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ENTREVISTA A WILLEM DAFOE...
Su colaboración con Abel Ferrara es única, ¿podría hablarnos de ella?...
En la película hay tantos elementos autobiográficos como cosas que me he inventado.
Abel se nutre de todo cuanto lo rodea. Dado que soy su vecino y amigo, yo también me impregno de su universo. Nuestras vidas coinciden en diversos aspectos. Por ejemplo, los dos hemos adoptado el mismo tipo de lenguaje en ciertas situaciones. Cuando me metí a hacer Tommaso con la mujer y la hija de Abel, con la gente de aquí, me sentía en un terreno conocido.
Y, puesto que Abel confía en mí, me puedo permitir improvisar.
El filme está plagado de improvisaciones. En resumen: él me cuenta una historia que le gustaría ver y a continuación nos ponemos a inventárnosla. Esta es la manera más hermosa de trabajar con un director de cine. La gente suele creer que la improvisación consiste en producir unos diálogos extraordinarios. Eso no es así del todo. En nuestro caso se trataba sobre todo de crear situaciones y de saber interactuar con los demás, con la cámara siempre en movimiento. Es otra manera de hacer películas, y a mí me gusta.
¿Le asustaba rodar con la familia de Ferrara, encarnar a Abel Ferrara?...
Sí, tenía algo de miedo. Pero tampoco diría que interpreto a Abel. Actúo en unas situaciones en las que él está personalmente implicado: esta es una manera más elegante de decirlo. Por lo demás, es una responsabilidad enorme, y pongo mucho cuidado en ello. Para un actor es muy interesante no sólo estar frente a personas que no son actores profesionales, sino sobre todo no ser siquiera un actor, ser sencillamente una persona en mitad de otras personas. Me gusta trabajar con actores no profesionales.
Según Ferrara, Tommaso es un personaje que ambos han construido juntos. ¿Podría contarnos qué le ha aportado usted al personaje?...
Naderías. Por ejemplo, Abel no hace yoga, sino meditación.
Así que yo he aportado el yoga; y él, la meditación.
Pero no practicamos el mismo tipo de meditación. Lo que se ve en la pantalla es el modo en que yo la hago. Otro ejemplo: él da clases a estudiantes y se contenta con hablarles. Yo doy pocas clases, pero he dirigido varios talleres y he dado master classes, y normalmente utilizo el cuerpo. Así pues, en las escenas con los estudiantes me veis improvisando una clase. La clase es real, la cámara la graba. La única responsabilidad que tenemos con respecto a nuestro personaje es cumplir esta exigencia de realidad. Al cabo de un rato, ya no sabemos quién ha aportado qué, eso deja de tener importancia.
Lo que cuenta es la película.
¿Pasó usted tiempo con personas de Alcohólicos Anónimos para escuchar su historia antes del rodaje?...
Casi todo lo que rodamos lo hicimos en directo y por primera vez. Por ejemplo, para darle a usted una idea del lado improvisado y sin la red de la experiencia: en la escena en la que bajo cinco pisos para pedirle a un sintecho pakistaní que deje de chillar, nunca había visto a ese tipo.
Le habían pedido que gritara, y él sabía que un tipo iba a bajar para echarle la bronca. No sabía nada más.
Así que lo que tengo que hacer es bajar las escaleras pitando y decirle que cierre el pico y se largue. Y, cómo no, él me va a responder algo que yo desconozco. Esa es la escena. ¡Así es mucho más emocionante actuar! En realidad, para esa escena tuvimos que hacer una segunda toma porque la primera vez el tipo no paraba de decir: «¿Dónde están mis 50 euros? ¿Dónde están mis 50 euros?», la suma que le habían prometido por hacer la escena…
Lo que es muy liberador de rodar de esta manera es que nada puede salvarte el culo. Interpretas y reinterpretas las escenas sin intentar jamás volver a hacer lo mismo porque la cámara filma de continuo, por lo tanto, no tienes que prever el momento en que habrá un corte.
¿Cómo rodaron la escena de la crucifixión?...
Nos presentamos allí sin avisar y rodamos la escena.
A la gente debió de extrañarle aquello y todo el mundo se puso a mirar. En ese momento lo que piensas es que no estás lejos de una crucifixión verdadera. Habría sido imposible obtener esa atención y confusión de otro modo. Es como una humillación pública. Había una tensión muy perturbadora.
ENTREVISTA CON CRISTINA CHIRIAC...
¿Por qué aceptó usted este papel?...
¡No me quedó más remedio! (Risas.) No, ahora en serio: Abel y yo tenemos un vínculo íntimo. Nuestra relación dura desde hace ya seis años. Tenemos una hija, Abel forma parte de mí, yo formo parte de él. Todo lo que hace me concierne. Este proyecto nació así, de manera muy sencilla, muy natural. Yo soy la madre de Anna, hemos vivido las mismas crisis de pareja que Tommaso y Nikki…
¿Quién más podría interpretar ese papel? Si no participara en el arte de Abel, probablemente no estaría con él. Lo apoyo, me gusta lo que hace, estoy feliz de estar integrada en su proceso creativo, incluso a pesar de que siempre me parece duro volver a ver la película, pues me hiere, me hace llorar cada vez. Es un filme muy triste: vemos el sufrimiento de Anna/Dee Dee, que asiste a las peleas de esos dos adultos que se destruyen el uno al otro…
¿Nikki se parece a usted?...
No hay ninguna diferencia.
Yo soy Nikki y Nikki es yo.
Nunca he intentado encarnar a nadie, no lo habría conseguido. Tenía que estar ahí, vivir el momento. Jamás habría podido hacer nada semejante. Me entregué por completo. No podría haber actuado de otro modo.
¿Tommaso es el autorretrato de Abel Ferrara?...
Tommaso no es Abel, solo se le parece. Abel es más apasionado, más fuerte, puede echarse cualquier peso a la espalda… Tommaso es más amable y tierno. Y, a decir verdad, esto se debe a Willem. Sin él, yo jamás habría aceptado hacer la película. Willem forma parte de nuestra vida, de nuestra familia: es el padrino de Anna, somos muy buenos amigos. En cuanto actor, me ha ayudado muchísimo. Si he podido conservar cierta naturalidad y sencillez en el papel, ha sido gracias a él… Tommaso, la película, se inspira en nuestras vidas, su materia está extraída de ellas, pero no es una película sobre nuestras vidas. Abel les pide a sus actores que sean ellos mismos en grado sumo, sin la capa superficial, sin todas las tonterías con las que nos protegemos. Él quiere que nos entreguemos por completo.
¿Realizar esta cinta con Abel era una una especie de terapia?...
El final del rodaje fue una pesadilla. Discutíamos sin parar, necesitábamos hacer una pausa. Es más, yo me fui a Moldavia justo después.
Pero esta película no es ni una catarsis, ni una manera de cuestionar nuestras vidas ni de resolver nuestros problemas. Hemos hecho esta película juntos porque es lo que nos gusta hacer.
Desde el principio hemos estado unidos el uno al otro en el plano artístico, desde el día en que nos conocimos. Compartimos la misma visión. Esto va más allá de nuestra relación amorosa, va más allá del hecho de que tengamos una hija juntos. Es nuestra razón de vivir.
ENTREVISTA A ABEL FERRARA...
Es imposible evitar pensar que Tommaso es su alter ego. ¿Podría hablarnos sobre lo que hay de su vida en la película?...
Todas mis cintas son autobiográficas en un sentido u otro. Esa manera de trabajar me viene de los cineastas que me han enseñado: Cassavetes, Bergman y Rossellini. Por supuesto, Cristina y Anna están en el filme, y dado que el decorado era nuestro piso, que la vida es la que es, pues…
Pero Tommaso no es yo. Da lo mismo el afecto que siento por Willem o el hecho de que vivamos en el mismo barrio. Nuestro punto de partida es la vida tal como es, aquello que nos es familiar para alejarnos de ella mejor y para no tener que inventárnoslo todo. Este arraigo en la realidad nos brinda la oportunidad de explorar diferentes posibilidades, de dar alas a nuestra imaginación. En el momento en el que estoy, el documental y la ficción se mezclan de manera indiscernible.
¿Cómo ha desarrollado las situaciones y el personaje de Tommaso?...
Pues bien, Willem y yo ya hemos hecho varias películas juntos. Y nunca me empecino en una idea si veo que mis compañeros no la sienten.
Estoy hablando del montador, del director de fotografía, etc. Siempre empezamos discutiendo todos juntos y contemplamos varios caminos. El que más llama la atención de todo el mundo es el primero que probamos. Cuando escribo, tengo a Willem al corriente de la dirección que va tomando el asunto y él me expresa su opinión. Y ajustamos. Algunas escenas contienen muchos diálogos, otras quedarán voluntariamente más borrosas.
¿Por qué ha hecho actuar a su esposa y su hija...
Cristina es actriz. Y como los dos estamos en el plató, pues el bebé se viene con nosotros. Es de eso de lo que hablamos en la película, ¿lo ve? Tommaso se concentra en la vida cotidiana de un hogar en la ciudad en la que vivimos nosotros [Roma], Willem y yo, en el momento del rodaje. El filme representa la dinámica de una pareja y el arco narrativo de la película es el de la pareja.
¿De dónde procede la idea de la cinta? ¿De hacer una película en ese barrio?...
No lo sé. Me gustaría poderle responder. Unas veces estás escribiendo una historia totalmente inventada y justo alguien te cuenta algo que ha vivido y te dices: «¡Vaya, es mucho más fuerte que la ficción!». O en ocasiones, veo una película en la que actúan actores a los que conozco y pienso: «¡Es diez veces más interesante cenar con ellos que ver esta película de mierda!». Cuando hago una película, de vez en cuando pienso: «¿Por qué no girar la cámara hacia nosotros y filmar toda la noche hasta el amanecer?». En algunos casos, eso puede dar lugar a una película mejor que la que estás haciendo… Los filmes se engendran los unos a los otros. Con Pasolini y con Piazza Vittorio encontré un nuevo decorado, mi barrio, y el hecho de haber trabajado en el guión de Siberia [el próximo proyecto del cineasta] durante tanto tiempo me ha conducido a Tommaso.
¿Las personas que vemos en el largometraje —los alcohólicos anónimos, los estudiantes, la camarera, etc.— son actores o son personas de ese barrio?...
Esas personas son en su mayoría lo que son en mi vida, pero igualmente son actores: el filme se sitúa en la fina línea que separa la realidad de la actuación. Teníamos un guión, pero lo que es real y lo que no lo es, lo que hace un actor o no hace, lo que se recita o lo que se improvisa, todo ello es el meollo mismo de la cinta.
¿Cómo concibió la escena de la crucifixión delante de la estación?...
La Pasión… Pues bien, es algo que viene de la memoria sensorial de Tommaso. Tal vez proceda de una película que ha hecho, tal vez sea una idea para su próxima película, tal vez no sea más que un sueño. El personaje de Tommaso no tenía necesidad de ser director de cine, podría haber sido actor, ¿lo ve? No conocemos bien la historia.
Como sabe usted, Willem ya interpretó ese papel. A todas luces, la escena proviene del largometraje de Scorsese [La última tentación de Cristo], pues eso forma parte de la historia de Willem.
¿Qué cámara utilizó en esta película?...
Peter Zeitlinger, el director de fotografía, utilizó varias Panaflex de alta gama. Es laprimera vez desde Secuestradores de cuerpos que ruedo en Scope. Peter ha rodado documentales y ficciones con Werner Herzog; compartimos el mismo enfoque formal al tiempo que sabemos acoger la realidad tal y como se presenta. Peter asimismo concibió un material ad hoc que nos dio mayor libertad para mantenernos más cerca de la acción. Roma es una ciudad muy fotogénica para el cine y muy inspiradora para dos tipos como Peter y yo, que no somos italianos pero que vivimos en Italia precisamente por eso.
Al igual que usted, Tommaso practica la meditación y sigue las enseñanzas del budismo.
¿Qué ha encontrado usted en el budismo y la meditación que le falte quizás al cristianismo?...
No se trata de elegir entre uno y otro. O te comprometes a una vida espiritual o no te comprometes. El elemento esencial es la compasión, no el tipo de práctica que eliges.
Ya sea a través de la meditación o de la oración, lo que cuenta es el tiempo que pasas a solas concentrado de manera absoluta dirigiendo tus pensamientos hacia los demás. Consagrarse a los demás, that’s the point.
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