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"Leí la novela de Marie Bregendahl pocas semanas después de dar a luz a mi primer hijo, hace nueve años, y ha permanecido en mi recuerdo desde entonces", recuerda Lindeburg: "Me pareció muy contemporánea pese a estar escrita hace más de cien años". La directora define su película como "una coming of age sobre la fe, ambientada en una época en la que encomendarse a Dios era la única esperanza y en la que las visiones y los sueños premonitorios eran tomados muy en serio".
Lindeburg quiere huir de cualquier comentario político sobre nuestro tiempo: "La película no habla del matriarcado ni del feminismo. Quería reivindicar, eso sí la mirada femenina en el drama de época, algo que por desgracia cuesta mucho encontrar. Pero sería incapaz de condenar a nadie por las creencias a las que se aferra, y mucho menos en momentos de máxima necesidad", comenta, haciendo referencia a unos personajes que van a actuar motivados por su fe ciega.
La película está protagonizada por Flora Ofelia Hofmann Lindahl (de la serie "Que viene el lobo"), que compartió su premio en San Sebastián ex aequo con Jessica Chastain y su actuación en "Los ojos de Tammy Faye", y que con 17 años es una de las mayores promesas de la interpretación europea.