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Tony, Shelly y la linterna mágica nos adentra en un mundo mágico animado mediante la famosa técnica del stopmotion.
Este procedimiento, tan tradicional como laborioso, consiste en captar la esencia del movimiento a través de la sucesión de muchas fotografías de personajes en escenarios meticulosamente diseñados.
El stop-motion va más allá de ser una técnica cinematográfica; es una forma de arte que requiere dedicación y pasión.
Los artistas detrás de Tony, Shelly y la linterna mágica han abrazado esta tradición, ofreciendo una experiencia visual única.
En esta película, los personajes son muñecos y los escenarios son maquetas manufacturadas artesanalmente. Cada detalle cobra vida mediante el
trabajo paciente y detallista de los animadores, que dan vida a los personajes capturando cada gesto y expresión en un fotograma.
NOTAS DE DIRECCIÓN...
Creo que los títeres tienen un aura dramática. Cuando un títere se mueve, algo se enciende a los ojos tanto de los niños como de los adultos. Los títeres y escenarios que rodean a los protagonistas están hechos con materiales de la vida cotidiana, cosas con las que estamos familiarizados. Cuando miramos animaciones en stop-motion, tenemos una sensación de que podemos “tocar” la historia.
En mi debut, he decidido utlizar la técnica de animación de títeres stop-motion. ¡Hemos rodado los títeres fotograma a fotograma,lo que fue un proceso muy
aventurero! Para mí, la animación siempre ha sido algo mágico.
De pequeño, solía ver las antiguas películas de animación de Jirí Trnka, el legendario cineasta y artista visual checoslovaco.