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NOTAS DEL DIRECTOR...
La primera vez que leí las memorias de Tom Michell, The Penguin Lessons, supe que sería una película fantástica. La historia de Tom sobre el vínculo inesperado entre un hombre y unos pingüinos en medio de los conflictos de la Argentina de los años 70, con el telón de fondo de un colegio privado británico en Buenos Aires, capturó mi imaginación y me inspiró para llevar esta historia única a la gran pantalla. Al igual que el rico y original material original de Tom, la adaptación de Jeff Pope captura a la perfección el humor, el corazón y las complejidades de la historia. A través de su guion, Jeff encuentra brillantemente el corazón de un intrigante personaje principal.
Al comienzo de la historia, Tom necesita claramente un cambio. Sin embargo, de alguna manera, con Steve Coogan en el papel, el mal humor y el cinismo de Tom mantienen una sensación de ligereza que lo hace agradable y entretenido de ver. A medida que su personaje establece un vínculo emocional con el pingüino Juan Salvador, Steve oscila entre la tristeza y la calidez a la perfección, mostrando su notable versatilidad a medida que su personaje vuelve gradualmente a la vida.
En su interpretación de la creciente empata de Tom hacia los alumnos y el personal del St George's College, y su despertar político, Steve ofrece una actuación dramática verdaderamente excepcional. Su trabajo en la película me sorprende y me siento muy afortunado de que haya sido él quien haya dado vida a Tom.
Su compañero habitual en escena, Juan Salvador, es un pequeño pingüino magallánico. Al igual que todas nuestras mascotas favoritas, parte de su encanto proviene de sus imperfecciones.
Puede ser bastante terco. Es un poco desaliñado y huele a pescado picante.
Capturarlo ante la cámara requería sin duda un enfoque poco ortodoxo y naturalista. Sin embargo, al dirigir al pingüino de esta manera, descubrí que se abría la puerta a una magia inesperada. Sus pequeños momentos de espontaneidad alegraron tanto al reparto como al equipo, y constituyen algunas de mis escenas favoritas de la película.
Fue un honor trabajar con la leyenda del cine Jonathan Pryce en esta película. Su instinto natural para equilibrar el humor y la seriedad lo convierten en el actor perfecto para interpretar al director Buckle. Da vida a Buckle con una energía muy acertada y trabajar con él y con Steve en las escenas a dos manos fue uno de los días más agradables que he vivido como director.
El reparto latinoamericano, que incluye a Vivian El Jaber, Alfonsina Carrocio y Bruno Blass, además de ser magníficos actores, fueron colaboradores muy valiosos a la hora de recrear el ambiente y los matices auténticos de la Argentina de los años 70.
Al hacer esta película, sentí que era importante mantener un tono que lograra el equilibrio perfecto entre el humor y el patetismo. De esta manera, pudimos contar una historia que, aunque salpicada de detalles de la época, mantiene una calidad atemporal, similar a la de una fábula. Aunque no todos tendremos la suerte de dar la bienvenida a un pingüino a nuestras vidas como Tom, espero que esta película enseñe al público que el mundo puede ser mucho más hermoso cuando nos abrimos a él.