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UN GRAN EQUIPO
INFORMACIÓN
Titulo original: Les Seigneurs
Año Producción: 2012
Nacionalidad: Francia
Duración: 96 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 13 años
Género: Comedia
Director: Olivier Dahan
Guión: Olivier Dahan, Isaac Sharry, Marc de Chauveron, Philippe de Chauveron
Fotografía: Alex Lamarque
Música: Guillaume Roussel
FECHA DE ESTRENO
España: 26 Abril 2013
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Alimpro Films


SINOPSIS

Patrick, es una vieja gloria del fútbol que no ha logrado reconvertirse. Sin trabajo y arruinado, ha perdido incluso el derecho a ver a su hija Laura. Apremiado por un juez para que consiga un empleo estable, no le queda otra elección más que irse a una pequeña isla bretona para entrenar al equipo de fútbol local. Si consiguen ganar los tres próximos partidos, habrán conseguido reunir el suficiente dinero para salvar a la fábrica de conservas de la isla, que da empleo a la mitad de sus habitantes, y que está en situación de suspensión de pagos. Patrick se encuentra inmediatamente ante un obstáculo aun mayor: transformar a pescadores en futbolistas cuasi-profesionales. Es entonces cuando toma la decisión de llamar a sus antiguos compañeros de equipo para que le ayuden a situar al pequeño equipo bretón entre los grandes...

INTÉRPRETES

JOSÉ GARCÍA, JEAN-PIERRE MARIELLE, FRANCK DUBOSC, GAD ELMALEH, JOEY STARR, RAMZY BEDIA, OMAR SY, SAMI AMEZIANE, FRÉDÉRIQUE BEL, LUDOVIC BERTHILLOT, CHANTAL NEUWIRTH, ANDRÉ PENVERN, JEAN RENO, CLAUDIA TAGBO

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ENTREVISTA CON EL DIRECTOR...
Cada una de sus películas transporta al público a un universo diferente. ¿Cómo definiría usted al público de “Un gran equipo”?...
.Al principio, sobre el papel, este proyecto es una comedia francesa y....de familia. Nuestro país está especializado en este tipo de películas populares, es casi un género en sí mismo. Hay toda una generación que ha crecido con este tipo de películas, y como le pasa a todo el mundo, me conmueve todo aquello que me hizo reír cuando era niño. Algunos me dicen que es sorprendente verme aventurarme en ese registro, pero hay que desconfiar de las imágenes y de las etiquetas. Personalmente, desde hace ya tiempo que tenía ganas UN GRAN EQUIPOde hacer una comedia.

¿Cómo eligió este proyecto?...

Mi amigo productor, Isaac Sharry, me propuso el guión. Conocía mis ganas de hacer una comedia. Me lo pensé. Me gustaron muchosUN GRAN EQUIPO elementos en el guión, como la mezcla de lo burlesco y de un cierto tipo de emoción. Y me lancé.

¿Pensó usted que el guión era un espacio atípico en el cual usted se podía expresar?...

.Lo encontraba atípico, pero sin que fuera hecho a propósito. Funciono primero con lo que siento, con el instinto. No he vuelto a ver jamás ninguna de mis películas, con lo que no tengo realmente una mirada sobre mi trabajo. Debería tenerla, sin lugar a dudas, pero no la tengo. No estoy paralizado por mis propias películas.

¿Se enfrenta a cada película como si fuera la primera?...

Lo podríamos decir así. A veces es perturbador porque estoy enfrentado a ciertas cosas que no sé hacer, y cada vez, tengo un poco la impresión de volver a empezar desde cero. Espero poder contar con el 20% de la experiencia adquirida, solo eso. Para el resto, hace falta que encuentre nuevas maneras de relatar.

En este redescubrimiento, ¿aprende usted nuevas cosas sobre usted mismo, o sobre un género y sus códigos?...

Más bien sobre mi mismo. Los códigos son otro aspecto porque voy a menudo al cine y veo muchísimas películas. Si somos espectadores asiduos durante mucho tiempo, se van conociendo todos los códigos. Luego, al ser director, se trata de saber como implicarse en ellos. No se trata ni siquiera de un ejercicio intelectual, es primero instintivo.

¿En qué momento decidió elegir unos intérpretes fuera de norma para crear este equipo de fútbol?...

Se me ocurrió el casting durante una velada con amigos. El objetivo no era dar el golpe acumulando estrellas, si no el reunir a mucha gente que me cae especialmente bien. Me dije, ya que voy a hacer una comedia, lo mejor es lanzarme con gente para los cuales este sea su talento principal. Durante esta velada, todos nos hicimos la pregunta sobre quien nos gustaba como actores cómicos en Francia. No llegué a hacer una lista, simplemente hablábamos de ello entre risas, diciéndome que, de todos modos, sería imposible reunir a estas personas. La elección se hizo naturalmente, a la vez por puro placer y para aprender un poco más sobre la comedia, con gente que ya había hecho de la comedia su territorio. Y todo encajó perfectamente, conseguimos coordinar las agendas de todo el mundo. Ha sido verdaderamente una suerte el haber podido trabajar con estos artistas.

¿Y si no hubiera podido conseguir a todos?...

Era un poco o todo o nada. Lo que está claro es que nunca haré una película en la que el casting no me cuadre. Sé lo que no es posible. Si el casting no está resuelto, no puedo hace nada. Prefiero simplemente retirarme del proyecto. Sobre todo no quería ir a ver a estos actores y darles la sensación de que queríamos dar un golpe. Porque esa noche, honestamente, la idea de juntarlos me surgió como una evidencia artística y no como un argumento comercial. Este casting respondía verdaderamente de una manera lógica a la idea de la historia, se inscribía en la materia del guión. Era la ocasión también de reunir a gentes de humor y de horizontes diferentes, para hacer una especie de fotografía instantánea de su propio trabajo.

¿Cuál es la mirada que usted aplica sobre cada uno de ellos?...

No tengo ninguna barrera intelectual. Funciono verdaderamente desde las ganas. Conocía un poco a Gad Elmaleh, un poco a Ramzy, pero no conocía ni a Franck Dubosc, ni a Omar Sy, ni a José García, ni a Joey Starr. Realmente todo se ha hecho de una manera natural. Por supuesto que me gustaban los universos de cada uno. Tenía ganas de trabajar con ellos, pero sin que les resultara inusual. Mi deseo era simplemente hacerles dar a cada uno un paso lateral con respecto a su propio universo, y reunirlos a todos. Para mí, la apuesta de la película era asociar a toda esta gente y conseguir a pesar de todo una coherencia entre ellos, de manera a que pudiésemos creer en un equipo, en un grupo. No se trata de una película con una, dos o tres estrellas, sino simplemente con un equipo.

¿Cómo eligió usted a Jean-Pierre Marielle?...

Para el papel del alcalde del pueblo, me hacía falta un actor creíble, con autoridad, y que al mismo tiempo se pudiera deslizar por la comedia. Jean-Pierre Marielle domina perfectamente estos dos aspectos. Y por otro lado es un amor de hombre también.

¿Cómo ha sido su trabajo en medio de todos estos actores de comedia?...
Me gusta estar rodeado de gente creativa, esto es aplicable tanto al equipo técnico como a los actores. No se trata de amarrar. Se trata de encuadrar para captar todo correctamente. Aquí, todos son extraordinariamente muy creativos. En primer lugar, he vuelto a trabajar con cada uno de ellos su parte, para que se encuentren a gusto y seguir mejorando. Luego en el plató, había una mezcla de lo que estaba escrito y de improvisación, de lo que podía ocurrir en el momento.
La verdad es que es la película que más trabajo me ha dado. Teníamos entre seis y ocho personajes de forma permanente en plano, con cambios continuos, y hacía falta energía para explicar, dar seguridad o mejorar...Además, como la relación entre ellos era muy buena, el rodaje resultaba muy alegre. Había que canalizar toda esta energía.

En “Un gran equipo”, ¿en qué punto se ha situado usted para contar la historia?...

Me gusta mucho alternar. Cuando hice en “Nuestra canción de amor” o “La vie promise”, que estaban dirigidas a un público restringido. En contrapartida, “Érase una vez...”, “La vida en rosa” o “Los ríos de color purpura 2” estaban dirigidas más a un gran público. Tenía ganas de que mis amigos de la Ciotat, con los que he crecido, pudieran ir a ver éstas películas. No fue el caso cuando hiceUN GRAN EQUIPO “Nuestra canción de amor” y ha ocurrido cuando he hecho “Un gran equipo” que les ha gustado mucho. ¡Eso me encanta¡ Busco siempre como maridar lo accesible con la exigencia, pero no siempre funciona. En todo caso, mi voluntad es siempre la de asociar los dos conceptos. He aprendido a hacer cine en una escuela de arte, no en una escuela de cine.

¿Cómo dosifica el equilibrio entre la risa, la emoción y el fondo?...

Sin tener la pretensión de compararme a él, creo que Gérard Oury es un buen ejemplo de las comedias con éxito que no hablan solo de la risa por sí sola. Los clásicos de Gérard Oury son buenos ejemplos de las películas divertidas populares, pero que sin embargo tienen un fondo social o histórico importante. La dosificación requiere un largo proceso, para que todo concuerde bien, sin que un aspecto se imponga al otro. Hace falta tiempo. Este equilibrio se define un poco en la escritura, y mucho en el montaje. Constantemente hace falta pasar de un registro al otro sin que haya una ruptura demasiado importante de tono o de ritmo.

En su película, las escenas de fútbol también nos cuentan la historia y la evolución de cada personaje. ¿Cómo ha conseguido gestionar este doble aspecto?...
Lo he gestionado como si fuera una comedia musical: la historia continúa durante las canciones.
En este caso, tenemos un partido de fútbol que debe de funcionar como tal, pero que debe siempre también, contar alguna cosa de los personajes. No estaba filmando un deporte, estaba filmando a unos actores que se estaban jugando cosas sobre un terreno de fútbol. Esto es muy diferente. Notablemente, en el último partido de fútbol de la película, se dramatiza para contar alguna cosa de la historia en general, y de cada uno de los personajes que están jugando, en particular. Está muy lejos de ser únicamente un partido de fútbol.

Conocemos a todos los actores individualmente. Es la primera vez que trabajan juntos. ¿Qué es lo que esperaba usted de estos encuentros inéditos?...

Se trata de dúos que son inéditos y divertidos. Y que funcionan. Teníamos ganas de verlos.
El guión ya nos decía en qué momento uno u otro iban a encontrarse, pero lo que más importaba, era que el espíritu de grupo en el rodaje, y en la película, no estuviera trucado. Esto era fundamental. La verdadera apuesta estaba ahí: descubrir como estos actores, sobre cada uno de los cuales se hubiera podido montar una película, se iban a colocar al servicio de una historia. Y esto ocurrió ya desde el primer día. Nos fuimos durante quince días a vivir a una isla de 800 metros de extensión, sin ningún viaje al continente durante ese tiempo. Todo el mundo vivía en unas pequeñas casas...Hemos desembarcado así, en Molène, en Bretaña, y funcionó desde el principio.

Usted los ha recortado del universo, y después les ha observado...

Como ocurre en la película. Tenía en cuenta a los individuos para construir mejor el grupo. Realmente estaba haciendo el papel de entrenador. Yo era para la película lo que José García representa en la historia. Se producía un efecto espejo divertido. Encontrarse con una centena de personas del equipo, “bloqueadas” en una isla donde no hay nada, ni siquiera un coche, era bastante divertido...
Los actores estaban mezclados con la gente del pueblo, que son un centenar. Nadie se movió del sitio, ni siquiera el fin de semana, y eso que nadie estaba prisionero. Fue fundamental para la cohesión y el espíritu del grupo. Y esto fue así hasta el final, incluso cuando volvimos a Paris. Todo el mundo guarda un buen recuerdo del rodaje en Molène, cuando podía haber sido tomado como una prueba, quince días sin descanso todos juntos…

¿Este material humano le ha alimentado?...

¡Por supuesto¡, la imaginación, la creatividad y la energía de la gente que tenía enfrente mío eran los triunfos. Hacía falta estar muy atento porque es muy fácil dejarse llevar y convertirse en espectador.
Algunas improvisaciones podían ser divertidas, pero no por ello tenían que servir para la historia. Había que mantener el mando, siempre intentando no frustrar a nadie. Debía respetar la creatividad de cada uno, y la mía, pero siempre cuidando ciertos aspectos. A pesar del casting, tenía que cuidar que la película no se desmadrara.

Cuida usted mucho la imagen de sus películas. Esta es bastante “naturalista”. ¿Cómo ha gestionado el hecho de rodar en una isla, en el exterior, con un grupo?...

Estoy bien rodeado. La película se parece bastante a lo que había imaginado. Esto es posible porque tengo un equipo con mucho talento. La estética se define al servicio de la historia y en función de ella. A continuación me esfuerzo en cuidar las cosas en función de lo que estoy contando. No intento torcer la historia para que entre en un marco que ya hubiera decidido de antemano. No dispongo de ideas preconcebidas en lo que se refiere a la puesta en escena. De hecho la decido en el último momento, según mi instinto.

¿La película es diferente de lo que se había imaginado?...
La comedia es un género verdaderamente difícil. No es un mito. Se trata de un campo que hay que trabajar. Es además por esto que los buenos realizadores de comedias no suelen hacer solo una. Es un trabajo muy exigente, y además hay que afinar nuestra visión y nuestro humor. Esto no se consigue haciendo una o dos películas. Creo que como mínimo hacen falta tres o cuatro. Aunque esto no me impida el realizar otra cosa en paralelo, me gustaría mucho seguir trabajando este campo y volver a hacer otra comedia.

¿Cuál es su motor personal, como narrador de historias? Es usted un cinéfilo desde su infancia. ¿Qué es lo que hace que sea capaz de contar historias tan diversas?...

Ver películas es ya un placer en si mismo que no tiene nada que ver con el placer de hacerlas. No se trata de los mismos mecanismos. Soy un cinéfilo pero mi interés por ver no tiene nada que ver con el que me empuja a hacer cine. Además analizo menos bien estas ganas de hacer. A veces me pregunto qué es lo que estoy haciendo y porque lo hago.

Sin embargo ¿las ganas están siempre presentes?...

Van y vienen. Y luego vuelven a irse y a volver...No se trata de un estado. Quizás un día se vayan por las buenas, Pero en todo caso, no se trata de algo constante, contrariamente a las ganas de ver películas como espectador. Creo que podría ser un cinéfilo, sin tener porque hacer películas. En realidad soy más espectador que director. Simplemente, cuando hago una película, no se trata de una historia de cinéfilo. Responde a otra necesidad. Se trata de una necesidad de expresión.

¿Le tientan otras formas de arte?...

Siempre he tenido otras actividades en paralelo al cine. Sigo pintando. Hace falta sacar partido a ese va y viene entre mis ganas de hacer una película y de no hacerla. No se consigue nada sin un mínimo de trabajo, hay que ver mucho. La pintura es algo muy exigente, ya sea para producir o para poder exponer en el sentido estricto. Es un trabajo a dedicación completa como ocurre con la dirección de películas. Cada una de estas actividades te toma toda la energía. Es complicado combinar las dos actividades a niveles iguales.

¿Qué importancia le da usted a la acogida del público?...

A lo primero que soy sensible es a la acogida de las personas que han realizado la película conmigo, a todos mis colaboradores, a todos los actores y actrices. La opinión de la gente que está realmente implicada, que me han dicho “si” mirándome a los ojos, es importante para mí. Es a ellos primero a quien deseo satisfacer. Tengo ganas de que les guste.
Luego, viene el público. He hecho películas que han funcionado, otras no...Y las dos situaciones me van. Por consideración a mis colaboradores, o a los productores, siempre espero que la película pueda funcionar. Pero creo que consigo relativizar todo esto. No es que me sea indiferente, a todo el mundo le gusta que una película funcione.

Algunas películas han sido cuestionadas por la crítica, y a veces, consideraba que era injusto, a veces era justo. Todo depende desde el lugar y del momento desde donde se mira...

Todo esto es la paradoja del cine: gastamos millones para fabricar algo que nadie necesita. Ninguna película es necesaria, incluso si, el cine -como todo lo que es artístico en general- es vital. El arte es indispensable para el alma. Ahora si cogemos tal o tal película específica, ninguna es imprescindible. Incluso las más importantes obras maestras no le faltarían a nadie si no existieran. Nunca pierdo de vista que nada es tan serio.

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