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NOTAS DE LA DIRECTORA...
Los cerezos en flor nos recuerdan a la muerte. No conozco ningún otro árbol cuya floración sea tan espectacular, pero lo curioso es que sus pétalos se desprenden muy repentinamente. Puede que por esa razón la floración de los cerezos nos resulta tan fascinante. Es posible que el proceso sea un reflejo de nuestra propia vida.
Sentaro, Tokue y Wakana se conocen cuando los cerezos están en el momento álgido de floración. Las trayectorias vitales de los tres personajes son muy diferentes. Pero sus almas se entrecruzan y acaban conociéndose en circunstancias muy peculiares.
Nuestra sociedad no siempre está dispuesta a dejar que nuestros sueños se conviertan en realidad. A veces acaba con nuestras esperanzas.
Después de saber que Tokue tiene lepra, la historia nos lleva a buscar cuál es la esencia que nos hace humanos. En mi calidad de directora, tengo el honor y el placer de poder explorar vidas diferentes a través del cine, como es el caso de esta película.
Al revelar el complejo funcionamiento de esta sociedad, espero comprender mejor la esencia de la existencia.
'Una pastelería en Tokio' es el encuentro de dos almas que se unen para hacer frente a las dificultades de la vida. ¿Cuántas veces tenemos que caer antes de alcanzar el paraíso?
A veces, un silencio impenetrable se apodera de nosotros. Pero la alegría que proporciona el compromiso y la conexión con el mundo nos permite apreciar mejor sus cambios y su evolución. Con esta película quiero poner de manifiesto la felicidad que sentimos en esos momentos tan especiales.
A lo largo de nuestra vida, hay momentos en los que nos invade la pena y la desesperación y estamos a punto de rendirnos. A pesar de ello -o quizás debido a ello- nos aferramos a nuestras esperanzas y seguimos confiando en un futuro mejor.