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• VITALINA VARELA es el impresionante retrato de una mujer que interpreta la historia de su vida, como en un clásico neorrealista. Su magnética presencia e imperturbable rostro, se erigen en tótem femenino, que encarna a tantas otras mujeres inmigrantes y trabajadoras cuyos sueños se han visto truncados. En esta película Pedro Costa ofrece el otro rostro de la diáspora caboverdiana en Lisboa, el relato de las mujeres.
• Desde el rodaje de su segunda película, Casa de lava, Pedro Costa se aproxima a la comunidad de caboverdianos emigrada a Lisboa. En barrios periféricos como Fontainhas o Cova da Moura, Costa encuentra el sustrato de sus historias y el plató para sus rodajes, dedicándole a sus olvidados personajes una película tras otra. De este gueto surge la esencia de su cine, denuncia implícita de las condiciones de marginalidad de las personas que viven en él, pero también germen de historias donde se encuentran vida y muerte, memoria y presente, realidad y mito.
• Una vez más, el trabajo visual de Pedro Costa resulta portentoso. En estrecha colaboración con su director de fotografía, Leonardo Simões, la película presenta una noche sin fin donde deambulan como zombis los cuerpos de sus habitantes. La construcción tenebrista del espacio, que recuerda a Rembrandt y Caravaggio, la supervivencia de la luz en un mundo reinado por las sombras y el tratamiento sonoro de cada plano hacen de esta obra una experiencia sensorial asombrosa.