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NOTAS DEL DIRECTOR...
El recuerdo más vivo del confinamiento son esos aplausos desde los balcones y ventanas a los que tenían que dar un paso adelante contra el virus. Desde las azoteas de Jerez, las palmas tienen otro ritmo: de bulerías. El flamenco, el alma de la ciudad, sirve de homenaje a los voluntarios, organizaciones sociales y trabajadores de primera necesidad que más se volcaron durante el confinamiento.
Una modista confecciona una cadena de elaboración de mascarillas y batas quirúrgicas para superar la muerte de su marido, el polideportivo Kiko Narváez se convierte en centro neurálgico de donaciones, un mecánico recicla materiales de su taller para crear más de mil pantallas protectoras, por vez primera se medicaliza una residencia, sesenta inmigrantes consiguen inserción laboral, un joven en paro funda una red de apoyo vecinal para los más damnificados en la pandemia…
Nueve historias singulares y emotivas que sirven de sinécdoque de la extraordinaria respuesta humana y solidaria de una ciudad aún más devastada socialmente por la pandemia.