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VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA 2: LA ISLA MISTERIOSA
INFORMACIÓN
Titulo original: Journey 2: The Mysterious Island
Año Producción: 2012
Nacionalidad: EE.UU.
Duración:  94 Minutos
Calificación: Autorizada para todos los públicos
Género:  Acción, Aventura, Comedia
Director: Brad Peyton
Guión: Brian Gun, Mark Gunn
Fotografía: David Tatersall
Música: Andrew Lockington
FECHA DE ESTRENO
España: 17 Febrero 2012
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Warner Bros.


SINOPSIS

Sean recibe una señal codificada pidiendo ayuda. Esta procede de una isla misteriosa situada en un lugar donde no debería haber una isla. Es un paraje con extrañas formas de vida, montañas de oro, mortíferos volcanes y más de un asombroso secreto. Incapaz de impedir que realice el viaje, el nuevo padrastro de Sean, Hank decide unirse a él. Junto a un piloto de helicóptero y su bella y voluntariosa hija, emprenden esta nueva aventura en búsqueda de la isla para rescatar a su único habitante y escapar antes que un tsunami la inunde y entierre sus tesoros para siempre...

INTÉRPRETES

DWAYNE JOHNSON, MICHAEL CAINE, JOSH HUTCHERSON, KRISTIN DAVIS, VANESSA HUDGENS, LUIS GUZMÁN, ANA COLWELL, STEPHEN CLAUDILL, WALTER BANKSON, CODY EASTERBROOK, ED MOY, DARWIN REINA

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     Viaje al centro de la Tierra (2008)

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    Con el director Brad Peyton a la cabeza, ‘Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa’, traslada a los espectadores a una nueva aventura fantástica y divertida en lugares desconocidos, a un destino tan remoto que ha permanecido oculto durante siglos… y, que una vez que se ha encontrado, resulta imposible abandonar.
   Peyton, al que le gustó mucho la primera entrega, “Viaje al centro de la Tierra”, en la que el intrépido joven explorador Sean Anderson se dio a conocer al público de todo el mundo, comenta: “Quería retomar la historia de Sean y hacerla avanzar, con unos nuevos escenarios increíbles y nuevos compañeros que le llevaran aún más lejos, porque ya no es un niño. Tiene diecisiete años, y está preparado para moverse por su cuenta por el mundo. Es su oportunidad para demostrar que no se deja llevar, sino que es un explorador hecho y derecho”.
   “La primera película puso en marcha la imaginación de la gente y nos mostró a un niño con un gran potencial, pero al que todavía le quedaba mucho por aprender”, afirma Dwayne Johnson, quien debuta en esta cinta como el padrastro de Sean, Hank, y que es también co-productor de la cinta. “El segundo viaje nos lleva a otro lugar interesante, y le muestra al público en qué se ha convertido aquel chico.”
   Peyton, quien recientemente nos mostró el mundo secreto del espionaje casero con “Como perros y gatos: La venganza de Kitty Galore”, sabe bien cómo combinar la acción con la comedia en un proyecto a gran escala con giros imprevistos. Tras leer el guión de “Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa”, confiesa: “Nunca me hubiera imaginado hacerla como algo pequeño. Directamente, supe que esta película necesitaba tierra, mar y aire, con criaturas, cuevas, tormentas, batallas submarinas y persecuciones aéreas, y todo ello en un territorio absolutamente increíble, que quitara el aliento. Eso suponía utilizar la última y la mejor tecnología para crear algo en el terreno del 3D que ‘Viaje al centro de la Tierra’ ya ayudó a establecer”.
   En 2008, esa cinta marcó un hito como la primera película narrativa en utilizar el sistema Fusion System, un sofisticado dispositivo de cámara digital 3D desarrollado por James Cameron y el director de fotografía Vince Pace, y que posteriormente se emplearía en “Avatar”. Por eso no sorprende que el equipo de “Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa” haya vuelto a recurrir al Cameron Pace Group para obtener las últimas estrategias y equipos capaces de capturar la profundidad y el alcance que Peyton quería obtener en distintos entornos del mundo real.
   Decidido a rodar en localizaciones reales desde el primer momento, el director afirma: “Creía que los actores tenían que mancharse los pies. Quería una selva de verdad, no una de esas creadas por ordenador sobre un croma. Como marco para tantas imágenes espectaculares, necesitaba un terreno de verdad”.
   El productor Tripp Vinson, explica: “La acción es muy intensa pero familiar, y creo que todo eso se lo debemos a Brad, que ha sido capaz de traspasar esa línea”.
   Al mismo tiempo, el equipo sabía que lo que hizo que la historia original resultara tan memorable fue algo más que la osada interpretación de los protagonistas. Lo que realmente importaba era la conexión que existía entre ellos, los vínculos que habían formado o reforzado al enfrentarse a situaciones peligrosas es las que quedaba puesto de manifiesto de qué estaba hecho cada uno.
   Michael Caine, que da vida al patriarca Anderson, Alexander, quien ha hecho de sus ganas por conocer mundo el negocio familiar y que sirve de catalizador de esta última aventura, reconoce: “No se trata de un cuento infantil. La acción es muy rápida, y los niños tendrán que ser muy despiertos para no perderse”.
   La película rinde tributo a los fundamentos realistas, ya se trate de las anomalías evolutivas que pueblan la isla o de las incansables placas tectónicas llamadas a engullirla. “Julio Verne creía que lo fantástico podía nacer del mundo en el que vivimos, del mundo que pisamos, que puede ser mucho más inmenso y rico de lo que imaginamos, y nosotros hemos adoptado el mismo enfoque”, declara Peyton. “Cuanto más surrealista es el entorno que creas, más definidas y respetadas tienen que ser las reglas del mundo real. El reto consistía en recrear cosas de nuestro mundo ordinario que resultaran drásticamente diferentes de la forma en que las percibimos normalmente, haciendo que lo familiar fuera de pronto extraño e impredecible”.

   “Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa” se filmó en localizaciones de Oahu, Hawai, durante el otoño de 2010. La isla ofrecía muchas posibilidades, desde terrenos arenosos en la costa hasta valles bañados en niebla o cuevas y montañas volcánicas.
   El equipo también utilizó unos estudios en Carolina del Norte para completar algunas escenas, empezando por el accidente de helicóptero. Sus secuelas se rodaron en Eternity Beach, pero su incursión en la tormenta que termina tirándolo a tierra se rodó en unos estudios, con lo que el supervisor de efectos especiales Peter Chesney denomina “una especie de ensamblaje como el de los juguetes de hojalata construido alrededor de un puntal de acero muy resistente con una extensión de aluminio”.
   Chesney podía aplicar más de 2.700 kilogramos de presión en cualquier punto del conjunto con sólo pulsar un botón creando un dispositivo de alta vibración al que dotó de airbag, modificado a partir de la suspensión de un camión y unido a acumuladores de alta velocidad, o válvulas, capaces de soltar grandes volúmenes de aire comprimido en el momento justo a partir de las señales eléctricas de entrada. De esta forma, pudo simular un huracán de categoría 5 que terminaba haciendo añicos la aeronave. “Me recuerda a la tan desagradable ‘cometa del vómito’ de la NASA, donde crean la gravedad cero, pero nosotros la parábamos a mitad de camino y la volvíamos a lanzar en la otra dirección”, comenta orgulloso a propósito del efecto que crea su dispositivo en pantalla.
  “Pensé que estaban de broma cuando lo llamaron ‘la parilla’”, recuerda Hudgens.
Pero eso no fue más que el principio. Otro de los grandes efectos especiales de la película tiene que ver con la escaramuza aérea en la que los cinco aventureros, montados sobre abejas gigantes, son perseguidos por pájaros aún más grandes que pretenden devorarlos. Las aves, a las que un Sean sin aliento identifica como vencejos mongoles antes de que se lancen contra él, se seleccionaron específicamente porque los vencejos vuelan muy rápido y, de hecho, se alimentan de abejas. Si lo trasladamos a términos de escala, sugiere Peyton, “creo que las abejas serían helicópteros y los pájaros bombarderos”.
   “Tuvimos cuidado para asegurarnos de que la velocidad y la física fueran correctas”, prosigue. “Quería que las monturas tuvieran peso, para que los espectadores pudieran ver a los actores tirar con fuerza hacia la derecha o hacia la izquierda, y agacharse en los giros, porque lo hacían de verdad”. Para lograrlo, el director recurrió de nuevo a Chesney, quién ideó una serie de monturas denominadas “bee bucks”, que se podían manipular de forma realista. Recordaban a barriles de petróleo, y cada uno estaba calibrado y lastrado en función del peso de cada actor. Esos “bucks” se unían luego a vigas que funcionaban como un balancín, con contrapesos adicionales, y todo el conjunto estaba montado sobre una base triangular sobre cojinetes neumáticos con una presión controlada por variables para que flotara como un disco sobre una mesa de hockey aéreo.
  El supervisor de efectos visuales Boyd Shermis sustituyó posteriormente los barriles de petróleo por abejas voladoras creadas por ordenador y añadió imágenes de fondo capturadas por su equipo in situ mientras viajaban a través de las copas de los árboles y por encima de éstas en helicóptero utilizando cámaras estéreo condensadas para aprovechar la velocidad, movimiento y emoción del vuelo. Luego filmaron los “bucks” y a sus jinetes, y combinaron todo esto digitalmente con la acción para que los actores pudieran verse e interactuar entre ellos rápidamente durante la persecución.
   A partir de ahí, parte de la acción se desarrolla bajo el agua en un encuentro con una anguila eléctrica depredadora gigante, lo que hizo que Johnson y Hutcherson tuvieran que añadir una certificación de buceo a su currículo. En un primer momento, estaba previsto utilizar el tanque de los estudios EUE/Screen Gems en Wilmington pero, cuando la escena fue evolucionando conceptualmente y creciendo en términos de alcance, tuvieron que construir el suyo propio: 24 metros de diámetro y 6 metros de profundidad, con capacidad para 2.800.000 litros.
   Los actores se sumergieron en el agua en una parte del set de rodaje submarino conocida como la antecámara pero, como nos revela Shermis, “todo lo demás en la secuencia se ha creado por ordenador: las partículas del agua, el reflejo de la luz, la fauna, los corales, las burbujas y el limo. Los entornos submarinos son de los más complicados de crear por ordenador, llevan mucho tiempo y cientos de capas”.
   De vuelta a tierra firme, la casa en el árbol de Alexander, creada de forma manual intencionadamente a partir de los restos de un naufragio e iluminada con botes de luciérnagas, también se construyó en un decorado. Pero una gran parte del enorme decorado de la Atlántida se creó in situ en Hawai. El diseñador de producción Bill Boes lo explica así: “Queríamos transmitir un tamaño colosal, y en parte eso se logró con pinturas mate y efectos visuales, pero también construimos un enorme decorado en Kualoa Valley. Y puesto que la isla está constantemente hundiéndose y volviendo a surgir en ciclos de 140 años, incorporamos conchas y coral e indicios de vida acuática prehistórica a la arquitectura”.
   Otra de las maravilla de la isla es un volcán que escupe oro fundido, además de cenizas de oro que llueven sobre el grupo mientras éste intenta escapar. Conseguir ese efecto aéreo resultó especialmente complicado. Para evitar contaminar un entorno tan virgen, el equipo no podía utilizar las herramientas estándar a su disposición, es decir, copos de mica o mylar. Se necesitaba una alternativa orgánica e inocua. Tras pensarlo mucho, se decidió que la mejor solución era la más sencilla, y optaron por el pan de oro, con un grosor de 2,5 millonésimas de centímetro y suficientemente puro como para resultar comestible. 
   Por su parte, el grupo se encuentra con una sorpresa mucho más desagradable: un campo de rocas extrañamente simétricas que son en realidad huevos de gigantescos lagartos pero que no reconocen hasta no estar en mitad de ellos, cada uno de ellos precariamente subido a una fina cáscara cuando la madre de la camada se acerca a ellos. Los casi 60 huevos tenían dos tamaños posibles: grandes y enormes. Estas creaciones de entre 90 y 135 kilos de peso, esculpidas y posteriormente moldeadas como mitades vacías de fibra de vidrio soldadas y pintadas a posteriori, tenían de 2 a 3 metros de diámetro una vez colocadas y fijadas en su lugar.
   “Fue una toma físicamente muy exigente”, confiesa Hutcherson. “Incluso en las escenas que no están orientadas hacia la acción, las que se reducen a trepar o caminar sobre las raíces de un árbol, podías caerte fácilmente de bruces… y de hecho a mí me pasó varias veces. En muchas ocasiones la película parece como una montaña rusa para el público, y disfruté con eso, me gustó durante el rodaje también”.
   Y eso es algo que Peyton aprecia, ya que su objetivo era crear una experiencia de inmersión en el más amplio sentido de la palabra, con una acción trepidante y unos personajes y localizaciones increíbles.

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