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NOTAS DEL DIRECTOR...
Este film no es una película; no va sobre el robo a un banco. Es el robo a un banco.
'Victoria' se filmó en una sola toma. Dos horas y catorce minutos. Sin cortes. Sin trucos baratos. Ni trucos caros tampoco. Solamente una toma.
El 27 de abril de 2014 pusimos la cámara a grabar poco después de las 4:30 de la mañana en una discoteca que habíamos construido nosotros mismos (para tener las localizaciones cerca unas de otras) y tras 2 horas y 14 minutos —después de haber corrido, andado, paseado y escalado por 22 localizaciones, de que 6 ayudantes de dirección dirigieran a más de 150 extras y con 3 equipos de sonido persiguiendo a siete actores— habíamos terminado a las 6:54 de la mañana. El sol había salido lentamente mientras filmábamos y Laia Costa finalmente se alejaba de nuestro director de fotografía Sturla Brandth Grovlen, que parecía que había corrido una maratón. De hecho la había corrido. Todos lo habíamos hecho.
¿Por qué lo hicimos? Es una locura. Es una estupidez. ¿Por qué atraca bancos la gente? ¡Por el dinero! ¡Pues claro! Pero puede que no sea el único motivo.
El primer pensamiento que tuve sobre este proyecto fue que yo nunca en mi vida robaría un banco. Y la idea no me gustó. Estoy convencido de que sería una experiencia incomparable. No el hacer daño, herir o secuestrar a gente, sino el entrar en un área oscura y llena de miedos, sacar una pistola y exigirlo todo de inmediato. Recibirlo, no porque te lo merezcas, ni por tu buen comportamiento o porque te lo hayas ganado con esfuerzo, sino saltarse esa parte y exigirlo todo: ¡Aquí y ahora!
Hemingway quería cargarse a un elefante. Sabía que era el pecado definitivo, pero lo hizo de todos modos. O tal vez lo hizo por eso mismo.
Así que ahí estaba: la idea de robar un banco, y el conocimiento de que no éramos ladrones, sino cineastas. Pero ¿y si filmábamos la película entera en una sola toma, la hora antes del robo y la hora después? Así conocemos a los personajes, oímos sus historias, sentimos sus esperanzas, su desesperación, su ansia de hacer algo que los definirá, algo que los cambiará a todos. Asimismo, ¿cómo es que hay tantas películas sobre atracos a bancos y aun así muy pocas consiguen hacerte sentir la experiencia?
¿Y no es esa, en el fondo, la finalidad? No es el robo. No es una película sobre un robo. Ni siquiera una película sobre un robo sin cortes. Sino el viaje.
Cuanto más pienso en ello, más me convenzo de que ese es el motivo por el que vemos películas: en el fondo lo importante no son las historias, la acción, los chistes y los personajes, sino el ir a algún sitio y hacer lo que no se puede hacer, exigirlo todo, ¡aquí y ahora!