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NOTAS DE LOS DIRECTORES...
Cuando nos encontramos con la historia de Waldo nos dio la sensación de habernos topado con algo realmente especial, como unos exploradores que se encuentran con un tesoro que durante años estaba esperando ser encontrado. Es por ello que el enfoque y el tratamiento de esta película documental es tan personal y especial para nosotros.
Para nuestro protagonista, Waldo de los Ríos, la máxima preocupación en vida fue no caer en el olvido, de ahí la enorme cantidad de material (videos, fotografías, escritos, etc) que él mismo se encargaba de producir sobre él y sobre eu entorno.
Esto hace que este proyecto sea único, porque podremos ser testigos de la vida de Waldo desde su propio punto de vista.
En esas cintas y bobinas de negativo se encuentran sus más oscuros deseos, sus amantes, su relación familiar, sus miedos y sus logros. Todo encriptado bajo un increíble gusto estético, saltando de formato de grabación a formato de grabación.
Toda una narrativa transmedia personal en la que, como siempre, Waldo iba varios pasos por delante del resto.
Es por eso que la película se enmarca en un seguimiento de esta investigación (basada en hechos reales) a través de los ojos del escritor Miguel Fernández, que se encontró con una de las historias más increíbles que uno pueda imaginar.
A través de una sucesión de descubrimientos y giros el investigador va tras los pasos de Waldo, sus recuerdos y sus secretos más íntimos.
La información llega al espectador de manera desordenada para que, poco a poco, vaya componiendo las mil caras de una personalidad tan compleja como la de Waldo de los Ríos.
La narrativa se compone de una línea principal fundamentada en el seguimiento de la investigación del escritor durante y después de la publicación de la biografía del compositor.
Por otro lado, contamos con horas de metraje inédito del día a día grabado por Waldo a través de distintas épocas donde este interactúa con su familia, sus amantes secretos, la que fue su mujer Isabel Pisano e incluso pequeñas piezas artísticas que jamás habían salido a la luz.
Otra pata de la película son las cientos de horas de audios que el propio autor se mandaba a través de casetes de audio con su madre desde España a Argentina, con la que mantenía una tortuosa relación.
Por último, apostamos de nuevo por hacer uso de recreaciones de look cinematográfico para poner imagen a esos momentos importantes de la narración en los que no había una cámara registrando el momento.
Estos momentos "ficcionados" siguen tres normas que nos gusta aplicar rigurosamente y que permiten que el espectador quede atrapado en la historia: no mostrar caras, no hay diálogos y dejar a la imaginación del espectador la imagen final de lo acontecido.
Se trata de un documental reflexivo, de gran calidad visual pero que no deja de lado en ningún momento el entretenimiento y la búsqueda de la emoción tratando temas universales como el amor, el sexo, el deseo o la soledad y el olvido.