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ENTREVISTA CON EL DIRECTOR NURI BILGE CEYLAN...
¿Cómo surgió la idea de rodar la película en la zona montañosa de Capadocia?...
- Me inspiré en tres historias cortas de Chéjov. También es verdad que tengo este proyecto en mente desde hace 15 años. No mencionaré los títulos de las historias para no falsear la lectura de la
película, pero a cualquiera que esté familiarizado con la obra del escritor le será fácil descubrir cuáles son. Sin embargo, las cambiamos mucho y añadimos cosas. Para empezar, en principio no íbamos a rodar en Capadocia porque los paisajes me parecían demasiado espléndidos para la historia. Pero no encontramos otro hotel tan apartado del mundo, era el lugar perfecto donde alejar totalmente a los personajes. Además, quería que hubiese unos cuantos turistas, algo perfectamente
creíble en Capadocia, ya que la gente visita la región incluso en invierno. Cuando por fin decidimos las localizaciones, cambiamos la historia. Puede decirse que los decorados influyeron en lo que se cuenta.
Se comenta que se inspiró en “El jardín de los cerezos”...
- Nunca pensé en esa obra, no hay una conexión directa, pero ya que todas las obras de Chéjov tratan de los mismos temas, no cabe duda de que la película puede evocar “El jardín de los cerezos”. - El hotel se llama “Otelo”, hay carteles de “Calígula”, de Camus, y de “Antonio y Cleopatra”, de Shakespeare, en el despacho de Aydin. ¿También pueden ser pistas? - No, para nada. El personaje principal era actor de teatro, no es raro que haya carteles de obras en
su despacho. Más aún, algunos de los carteles pertenecen a Haluk Bilginer, que encarna a Aydin, un actor muy conocido en Turquía. Es normal que su personaje haya llamado al hotel como uno de los héroes de Shakespeare.
Su esposa, Ebru Ceylan, es la coguionista, ¿cómo trabajan juntos?...
- Escribimos juntos desde la película “Los climas”. Primero nos centramos en construir la narración y luego pasamos a los diálogos. De hecho, cada uno trabaja por su lado y nos reunimos para hablar de lo que hemos escrito. Cuando llega el momento de decidirse acerca de un diálogo u otro, discutimos mucho, incluso gritamos, pero nos ayuda a escoger la opción que consideramos más adecuada. En realidad, no pasamos mucho tiempo escribiendo, pero ¡pasamos horas hablando! Como
soy el realizador, me empeño en tener la última palabra, pero Ebru siempre acaba por convencerme de que la frase que he escogido no es la mejor. Las charlas no acaban con el estreno de la película. Si un periodista critica un aspecto con el que ella tampoco estaba de acuerdo, mi mujer me dice que tenía razón, y no me queda más
remedio que buscar otra critica que defienda mi punto de vista.
En esta película hay mucho más diálogo que en las anteriores, ¿les obligó a cambiar algo en su forma de escribir?...
- Dudamos mientras escribíamos el guion; nos preguntamos si el público aceptaría un diálogo tan literario, lo que no es un problema en el teatro.
¿Estaban todos los personajes en la sinopsis o fueron apareciendo a medida que escribían el guion?...
- Empezamos con la pareja; entonces apareció la hermana y, poco a poco, todos los que les rodean en el hotel. Los últimos en llegar fueron el imán, su hermano y el niño. La primera escena que
rodamos no fue la del niño rompiendo la ventanilla del coche con una piedra. La primera secuencia era Aydin enfrentándose a su esposa Nidal. Luego se nos ocurrió establecer una conexión entre la pareja y el pueblo de más abajo, y creamos la familia del imán. Todo surgió porque recordé algo que me había pasado cuando era niño. Estábamos en un pueblecito con mi padre, que había traído un coche de Estados Unidos. Debía ser el único coche del pueblo. Un niño tiró una piedra contra la
ventanilla. Mi tío bajó del coche, fue a por el niño y lo llevamos a su casa, como hacen en la película.
¿Cómo ve a los personajes femeninos en comparación a Aydin? Parecen más sólidos, se hacen muchas menos ilusiones y no recurren a las falsas apariencias como él...
- Para crear unos personajes femeninos tan fuertes, también me inspiré en mi niñez. Vivía con mi tía y sus dos hijas, tres mujeres con carácter. Los hombres no pasaban mucho tiempo en casa. Iban y venían, y estas tres mujeres no se callaban sus opiniones. Me inspiré en ellas.
¿Cuándo escogió la música de la banda sonora, sobre todo la sonata nº 20 de Schubert, que también
se oye en “Au hasard Balthazar”, de Robert Bresson?...
- Probamos con diversas piezas, pero estaba empeñado en esta sonata porque Schubert repite el mismo tema con pequeños cambios, variaciones infinitesimales. Es una pieza muy conocida. Luego, al documentarme, descubrí que Bresson ya la había usado,
pero no me dio igual.
¿Del burro de “Balthazar” al caballo de “Sueño de invierno”?...
- En turco, la palabra “Capadocia” significa “tierra de buenos caballos”. Hay caballos maravillosos en la región y fue imposible no incluir uno en la historia. Son animales salvajes que no se dejan capturar fácilmente. Me pareció adecuado incluirlos en esta película.
¿Cómo trabajó con los actores?...
- No diré que les di mucha libertad. Quería que dijeran los diálogos tal como estaban escritos. Sin embargo, cuando ya tenía la toma adecuada, les dejaba improvisar por si aportaban algo más. Me di cuenta de que añadían pequeños detalles, pero no solían alejarse del texto. Pasamos mucho tiempo filmando los ensayos en los decorados para conseguir lo que yo quería. Luego intenté mejorarlo.