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SINOPSIS
Un leproso copto y su aprendiz huérfano abandonan los confines de la colonia de leprosos por primera vez y se embarcan en un viaje a través de Egipto para buscar lo que queda de sus familias...
INTÉRPRETES
RADY GAMAL, AHMED ABDELHAFIZ, OSAMA ABDALLAH, MOHAMED ABDEL AZIM, SHAHIRA FAHMY, SHEHAB IBRAHIM
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PREMIOS Y FESTIVALES
- Seminci de Valladolid 2018: Premio del público (Punto de encuentro)
- Festival de Cannes 2018
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
NOTAS DEL DIRECTOR...
Con Yomeddine quería contar la historia de los desvalidos, aquellas personas etiquetadas como “don nadie” y cuyas vidas consisten en intentar comprender los engranajes de un mundo que se niega a aceptarlos.
La idea de Yomeddine llegó durante el rodaje de uno de mis cortometrajes titulado “The Colony”. En él contaba diferentes historias de los residentes en la Colonia de Leprosos Abu Zaabal en el norte de El Cairo. Me di cuenta que la lepra es un tema mucho más social que médico y que el desfiguramiento físico que sufren los que la padecen había empujado a estos residentes a apartarse del resto del mundo.
Elegí a un enfermo de lepra para el papel protagonista de Beshay, en lugar de un actor profesional, con la intención de darles la oportunidad, tanto al personaje como a la persona, de definirse por su humanidad y no por su enfermedad. La idea no era observar este mundo desde fuera sino buscar más allá de la apariencia para centrarnos en la persona. A pesar de la aparente dureza que pueda contener la película, Yomeddine trata el tema de forma alegre, destacando el talante de Beshay ante la desdicha.
ENTREVISTA AL DIRECTOR...
Háblanos sobre el proceso previo a la película...
Tengo 32 años, mi padre es egipcio y mi madre austríaca. Ella fue la que me descubrió el cine. Cuando era pequeño me llevaba a ver películas, sobre todo cine independiente ¡Gracias a ella me conocía toda la cinematografía iraní! Estudié cine en Egipto y después me fui a Nueva York para continuar mis estudios. Empecé a escribir la película mientras estaba allí. La idea había surgido diez años antes mientras trabajaba en un cortometraje sobre la colonia de leprosos Abu Zaabal, a dos horas de El Cairo hacia el norte. Este corto era una secuencia de 15 minutos con retratos de gente que vivía allí.
¿Por qué este lugar?...
Había oído hablar de esta colonia y me había impactado mucho. La lepra es una antigua enfermedad que se trata con éxito solamente desde hace treinta años. Es una enfermedad física pero también social ya que aquellos que la padecen solían ser perseguidos y expulsados a colonias de leprosos. Incluso los que consiguen curarse terminan quedándose en estas colonias, temerosos de ser rechazados por sus cicatrices. Me contaron que había niños que fueron enviados allí y que nunca más volvieron a saber de sus familias. Para mí eso era un punto de partida fascinante para una película. Siempre he querido hacer una película sobre los oprimidos, los excluidos, el viaje de alguien que sale adelante contra todo pronóstico…
¿Cómo fue la escritura del guion?...
Quería que Yomeddine fuera mi primera película. Tenía buenos contactos y la historia en mi cabeza. Muchos de los elementos procedían de lo que había llegado a mis oídos haciendo mi corto, por ejemplo la historia de una mujer que se ganaba la vida vendiendo objetos que encontraba en un vertedero. Por mucho tiempo tuve claro que esta mujer sería el personaje central de Yomeddine pero enfermó y perdió toda la movilidad. Rodando el corto también conocí a un huérfano que merodeaba por donde nosotros estábamos y nos observaba. Él fue mi inspiración para el personaje de Obama. Este niño no tenía familia y cada vez que pasaba algo interesante aparecía.
Escribí el guion entre 2013 y 2014 y regresé a Egipto en busca de financiación. No fue fácil. Yo era un novato intentando hacer una película con un tema potencialmente incómodo y sin actores conocidos. Encontramos algunos colaboradores y también nos tocó poner una cierta cantidad de nuestro dinero. Finalmente comenzamos a rodar en septiembre de 2015 y terminamos en 2016. Pero no nos quedaba dinero para la post producción. La gente a la que nos acercábamos nos decía: “primero terminad la película y después ya decidiremos si vamos a invertir en ella”. Y fueron ellos mismos los que posteriormente nos dijeron: “organizad varias proyecciones y dependiendo de la reacción del público veremos si os ayudamos o no”.
El año pasado estuve trabajando como asesor en las series The Looming Tower.
Buscaban a alguien que hablara árabe, que pudiera asesorarles respecto al idioma, la cultura, etc. Esto me permitió reunir un poco más de dinero y me ayudó a continuar con el proyecto. Tuvimos una suerte enorme al encontrar a Mohamed Hefzy y a Daniel Ziskind para teminar la película. Mi mujer y yo hicimos esta película juntos. Ella es productora y yo director. Somos desconocidos dentro de la cinematografía egipcia así que todo el mundo se sorprendió mucho cuando fuimos seleccionados para el festival de Cannes.
¿La colonia de leprosos de la película se asemeja a la de Abu Zaabal?...
No rodamos allí pero intentamos reproducirla lo mejor posible. Abu Zaabal es más grande. Allí viven más de 1500 personas. Es un lugar muy interesante ya que la mayor parte de los residentes están curados. Supongo que cuando ellos mueran, ya no habrá más leprosos ya que la enfermedad se erradicará pronto. Esta idea está muy presente en la película. Beshay es una de las últimas víctimas de lepra deforme y detrás de él no habrá ninguna nueva generación marcada por las cicatrices de esta enfermedad.
Abu Zaabal es un microcosmos. Hay un hospital psiquiátrico, un orfanato, un vertedero del que mucho de los habitantes de la colonia pueden vivir modestamente. Y no todos son leprosos. Abu Zaabal es una auténtica ciudad con familias enteras que se han instalado allí.
La película se esfuerza por dar una representación simbólica de la sociedad egipcia. Yo quise dar una visión distinta de Egipto a la que estamos acostumbrados. La mayor parte de las películas se localizan en El Cairo pero en mi película no estamos en la ciudad en ningún momento. Este es un Egipto que la gente no ve nunca. Incluso la pirámide que aparece en la película está abandonada en medio del desierto y los turistas ni se acercan a verla. Quise mostrar a los egipcios en su lucha diaria por sobrevivir.
La película le debe mucho al gran carisma de Rady Gamal, que interpreta el papel principal de la película ¿Cómo le encontraste?¿Quien es él?...
Tuvimos mucha suerte. En la colonia de leprosos había pedido que me presentaran a gente que estuviera interesada en actuar en la película y Rady fue el primero que conocí. Sabía que era muy arriesgado darle el papel a la primera persona que veía. Me insistieron en que ni se me ocurriera hacerlo pero, sinceramente ¡Rady era impresionante! Era la personificación de la energía correcta que la película necesitaba. Aun así vi al resto de candidatos pero siempre con la idea de que él era el candidato perfecto. Entendió la historia y tenía un magnetismo muy particular.
En la colonia Rady tenía una pequeña cafetería: servía cafés, tés, vendía cigarrillos...
Su historia no es exactamente igual a la de su personaje: fue abandonado cuando era un niño y casi muere por falta de tratamiento pero, al final, las monjas de Abu Zaabal le salvaron. Aún tiene algunos parientes con los que se lleva bien. Su padre murió pero su madre y hermanas viven en el sur del país y las visita con regularidad. Me contó que había decidido no vivir con ellas porque no habría sido capaz de soportar la manera en que la gente le miraría. No quiere ser tratado como un discapacitado.
¿Cómo trabajaste con él?...
El reto era transformarle en un actor. Pasamos cuatro meses juntos. Fue un proceso lento. Quería que conociera al resto del equipo para no sentirse abrumado. Vino a mi casa de El Cairo varias veces y charlamos sobre nuestras vidas, nuestra infancia… Después le lei el guion ya que Rady no sabe leer. Poco a poco fuimos haciendo ejercicios de interpretación.
Rady es una persona que no se compadece de si mismo y eso era lo que yo quería que fuera la película. No quería una película miserable sino una “feel-good movie”.
El proceso fue muy parecido con Ahmed Abdelhafiz, el chico que interpreta a Obama, que, por supuesto, tampoco era actor profesional. Me preocupaba que Ahmed y Rady no conectaran pero tampoco quería que se conocieran antes de tiempo. Quería que la química fuera surgiendo lentamente. Cuando se conocieron todo fue muy bien, quizás porque Rady nunca ha tenido hijos y eso hizo que entre ellos naciera una relación paterno-filial muy buena.
¿Cómo encontraste a Ahmed?...
Pues por casualidad. Estuve varias semanas buscando chicos. Viajé a Assouan, una ciudad con una gran comunidad Nubia, pero no encontré nada. De vuelta a El Cairo alguien me habló de una película que se rodó en un edificio de apartamentos y del hijo del vigilante de ese edificio que merodeaba por el set de rodaje todos los días. Me contaron que eran del sur. Me presentaron al chaval y era mejor que cualquiera de los otros chicos que había visto. Tenía una energía increíble. Tenía 10 años, no le iba muy bien en el colegio y, por tanto, no sabía leer y escribir mucho.
El hecho de que fuera de origen nubio no significa nada en concreto pero si contribuía a mostrar una parte de Egipto diferente, ya que no vemos muchos intérpretes de esta parte de Egipto en el cine. Los nubios son de la zona sur de Egipto y el norte de Sudan, con su propia cultura y su propia lengua. Hoy en día están completamente integrados con la población egipcia y aunque Assouan es la ciudad en la que viven la mayoría, muchos se han mudado a El Cairo. Cuando estaba buscando información sobre Assouan me encontré con un chico al que todo el mundo llamaba Obama, sin saber por qué le llamaban así. Me gustó la idea y se quedó.
¿Por qué decidiste que Beshay fuera cristiano?...
Nuevamente para mostrar una cara diferente de Egipto. Hay una conexión directa entre la lepra y el Catolicismo. La Biblia dice que Jesucristo curó a los leprosos, las monjas católicas siempre son las que se encargan de las colonias de leprosos… No hay muchas películas de esta parte del mundo que hable sobre las minorías cristianas y merecían ser representadas. Pero la película no habla sobre la religión.
La cara y las manos de Rady Gamal están marcadas por la lepra y era una gran responsabilidad filmarlo, especialmente enseñárselo al público…
Pensamos ir mostrándolo lentamente. Primero sus manos y después su cara pero muy poco a poco. Pero mientras editábamos, mientras trabajábamos en ese acercamiento progresivo me di cuenta que el público finalmente iba a verlo. Por supuesto uno de los referentes fue “El Hombre Elefante”: cuando la película termina el público adora a John Merrick y piensan que es alguien único. Por supuesto en “El Hombre Elefante” todos tenemos claro que es maquillaje pero de hecho, cuando estás cara a cara con una persona de verdad como Rady, es mucho más fácil relacionarte con él.
¿Quiénes son los demás miembros de esa “Corte de Milagros” que acaba adoptando a Beshay y Obama?...
El enano es un actor de doblaje profesional así que le di el monólogo del Dia del Juicio Final. Yomeddine, el título de la película significa Día del Juicio Final en árabe. El hombre sin piernas tiene una historia interesante: creé al personaje para alguien a quien conozco que vende pañuelos en la calle. Me dijo que sí pero cuando llegó el momento de rodar se rajó.
El equipo estaba ya preparado bajo el puente, alrededor de la hoguera. Habíamos pedido permiso a los residentes locales y cuando descubrieron que no íbamos a poder rodar porque nuestro actor nos había dejado tirados se enfadaron muchísimo. Nos dijeron que buscáramos otro actor y les dije: “De acuerdo, pero tiene que ser una persona que no tenga piernas”. “¿Eso es todo?” me dijeron. “Conocemos a alguien”. Al día siguiente vino un hombre que había perdido sus dos piernas pero que era completamente independiente, incluso conducía su propio coche. Leyó las escenas que tenía que hacer e inmediatamente dijo: “Quiero hacerlo.
Este personaje soy yo.”. Era perfecto. Tuvimos mucha suerte.
Las escenas con todos ellos y, más tarde, el viaje en la locomotora, son momentos que dan la impresión de mucha serenidad, incluso gozo…
El momento más simbólico es cuando Obama regresa y miente a Beshay al decirle que su familia no está allí. “¿Estas triste?” pregunta Obama. “Al menos hemos visto mundo”, contesta Beshay. Si no encuentran a la familia de Beshay regresarán pero al menos habrán viajado y disfrutado de su aventura. Una vez más no quería que la película cayera en la autocompasión que te dejaría hecho polvo durante una semana. No sonaría auténtico porque los leprosos no son así: saben que Dios está poniéndolos a prueba y que tienen que vivir con todo eso. Aceptan su destino.
Hay algo de Charles Chaplin y “El chico” en Beshay y Obama ¿verdad?...
Interesante. No lo había pensado pero es cierto que hay similitudes: el personaje de Chaplin no cae nunca en la autocompasión y siempre consigue salir adelante.
Tienes un equipo técnico muy internacional. El director de fotografía, por ejemplo, es argentino…
Los llamo los colegas de New York University, bien porque hemos tenido un contacto muy directo desde entonces, bien porque aprecio mucho su trabajo desde entonces. El director de fotografía, efectivamente, es argentino e hizo un gran trabajo. El compositor musical es egipcio pero creo que siempre ha vivido en Estados Unidos. Vive en Los Angeles, nunca nos hemos visto, todo lo hemos hecho via Skype. Todos los días durante un mes hablábamos por la noche a causa de la diferencia horaria. Tenía muy claro qué música quería en el lado “feel-good” de la película.
Yomeddine queda como una película egipcia distinta pero…
Una película es una película. Si la historia es buena no creo que pertenezca a un país en concreto. Mis ídolos son los hermanos Coen. Ellos hacen películas sobre americanos normales y corrientes en las profundidades de su país y a pesar de la diferencia de idioma, cultura o religión, esas películas me hablan a pesar de haber crecido en un país desértico como Egipto. Mi objetivo es muy sencillo: que el público descubra la película sin necesidad de entender el lenguaje que hablan sus personajes, o su entorno religioso o cultural. Si a pesar de estas diferencias la película les conmueve, lo habré conseguido.“
SIGNIFICADO DE “YOMEDDINE”...
La palabra “Yomeddine” significa “Dia del juicio” en árabe. Aunque la película no se centra en ningún aspecto religioso, la religión aún es una parte importante en el día a día de las personas. Se cree que el día del juicio final todos seremos juzgados como iguales teniendo solamente en cuenta nuestros actos, no nuestra apariencia. Esto es algo muy importante para los personajes de la película. Especialmente lo creen así todos los que se consideran tratados como inferiores en la sociedad. Ellos ansían que este día llegue porque en el mundo en el que vivimos no hay esperanzas para sentirse iguales. Independientemente de su religiosidad y crean o no crean que esto es cierto o no, esta creencia sigue siendo una fuente de confort para ellos y les ayuda en el día a día. La escena que mejor lo refleja es la del amanecer bajo el puente, momento en el que Rayes le dice a Beshay: “el día del juicio final todos seremos iguales”.
GALERÍA DE FOTOS
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