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ENTREVISTA A LA DIRECTORA...
El filme deriva de la serie de televisión Zorro y Liebre, que también dirigiste en 2019. ¿Cómo surgió la idea de hacer un largometraje?...
De hecho, no fue idea mía. Fue idea de la productora, Janneke van de Kerkhof, mientras estábamos haciendo la serie.
Ya habíamos creado los personajes y los decorados, y pensó: “Con todo esto podríamos hacer una película”. La productora eligió uno de los libros de la serie de Zorro y Liebre para convertirlo en un largometraje y me pidieron que lo dirigiera yo. Así fue como ocurrió.
Este es tu segundo largometraje después de dirigir Oink, oink. ¿Qué diferencias hay entre dirigir largometrajes y una serie de televisión o cortometrajes?...
El proceso de trabajo es mucho más largo, evidentemente. A la hora de hacer un cortometraje, el desarrollo de la historia es diferente. En un largometraje, lo más difícil es mantener el interés durante más tiempo. Esa es la diferencia más grande. Yo soy autodidacta y nunca he estudiado cine.
Todo lo que sé sobre guiones es gracias a la intuición. He visto muchísimos films y sé mucho sobre el arte del cine, pero no conozco tanto los aspectos técnicos. Antes de hacer Oink, oink tenía un poco de miedo, pero con Zorro y Liebre sentía que ya sabía lo que tenía que hacer.
Otra diferencia, al menos para mí, es que estoy acostumbrada a hacer piezas en stopmotion, en las que el proceso de creación se asemeja un poco al de hacer una película de acción real, porque siempre hay una interacción con lo que filmas durante el rodaje. En el caso de la animación 3D no es así. La dirección, tanto de los personajes como de la historia, debe hacerse de una manera más planificada. Esto me pareció difícil, porque me gusta improvisar y cambiar cosas durante el rodaje. No tengo todo el filme en la cabeza desde el principio, sino que se va creando poco a poco. Por eso, en este sentido, encuentro que es más difícil dirigir películas en 3D.
¿Nos podrías hablar del estilo de la animación del largometraje? ¿Cómo conseguiste que los personajes y el mundo que habitan cobraran vida de una forma tan fantástica?...
Los libros son en dos dimensiones y cuando codirigí la serie con el director belga Tom van Gestel, debatimos si debíamos hacer la película en 2D o en 3D. Yo propuse que fuera en 3D, porque, si la hacíamos en 2D, sería lo mismo que ya existía en los libros.
El 3D deja más espacio para crear. Como vengo del mundo del stop-motion, quería que tuviera una estética similar. Hicimos figuras de arcilla de los personajes y las escaneamos en 3D. Por eso, los personajes recuerdan un poco al stop-motion, y eso es exactamente lo que quería lograr. El stopmotion es mi campo de especialización y, al menos, quería que tuviera un aspecto parecido.
La banda sonora del largometraje es maravillosa. ¿Nos podrías hablar de tu colaboración con el compositor André Dziezuk y el uso de la música en tus películas en general?...
Fue complicado para mí, porque acababa de hacer Oink, oink y no tuve mucho tiempo para recuperarme. Uno de los motivos más importantes por los que quería hacer Zorro y Liebre era porque quería volver a trabajar con André, con quien ya había hecho la serie de televisión. ¡Es un genio! Nos hicimos muy amigos y nos encanta trabajar juntos. Seguramente se nota, porque la música es fantástica. Fue muy gracioso porque, cuando hicimos la serie de televisión, utilizó flautas para las primeras maquetas de prueba, y a mí no me gustan nada las flautas. Entonces, le dije que quería que la música sonara como un teclado al estilo Stevie Wonder. Hizo los cambios y compuso la música para toda la serie, que quedó increíble.
Cuando hicimos la banda sonora de la película, por ejemplo, la canción del Castor no existía al principio. En el guion había una introducción de la madriguera que me parecía demasiado larga. Entonces, le pedí que la convirtiera en canción. André compuso la música y Rob, quien es la voz de cinco personajes en la película –él también es un genio– escribió la letra y creó una canción fantástica. Con André siempre seguimos el mismo proceso. Le digo algo como: “Aquí me gustaría un poco de góspel” y parece que me lea la mente, porque mejora la idea multiplicada por veinte millones.
Para hacer la canción final de los créditos, el proceso fue similar. Les pedí a Rob y a Dan que improvisaran y hablasen durante los créditos finales, y así lo hicieron. Son brillantes. Esto es lo que más me gusta a la hora de hacer películas. Que todo es un proceso y que trabajamos todos juntos. Pero todo esto lo tuvimos que hacer al principio, porque antes de crear la animación ya teníamos todas las canciones.
Esta es la segunda vez que uno de tus trabajos se estrena en la Berlinale. ¿Qué significa volver al mismo festival para presentar la nueva película?...
Me hace mucha ilusión. Sé que es muy complicado poder estrenar en Berlín, sobre todo un largometraje. Es un honor para mí y estoy muy feliz, porque tengo que estar a la altura de todo lo que significa. Cuando fui en 2022 con Oink, oink, era justo el final de la época de la covid y el festival estaba a medio gas. Por eso estoy tan contenta de haber podido vivir la experiencia del festival como tal. Me encantó y, sobre todo, me gustó aún más porque las criaturas me hicieron muchas preguntas después de la proyección. Me encanta el público infantil de Alemania, siempre hacen preguntas muy buenas y piensan mucho las cosas.