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NOTAS DEL DIRECTOR...
SOBRE LA IDEA...
   La idea nace de querer rodar en Torreperogil (Jaén) y querer trabajar con los Ymedioteatro.
Desde un principio tuve en mente a Álex y a Santos. Quería jugar con una producción asequible, que fuera relativamente fácil de producir y que a la vez resultara divertida.
  Después de muchos planteamientos que no llegaron a ningún sitio di con el personaje de Hilario y todo su viaje con las 12 palabras, que a la vez que es una excusa para justificar el viaje interior que hace el personaje para librarse de aquello con lo que carga desde que se fue del pueblo, sirve también para hablar de lo que olvidamos intencionadamente (o no) para seguir con nuestras vidas. Aunque sea una vida en la que no nos tratemos demasiado bien. Tratar de escribir algo serio y a la vez cómico fue el reto más difícil, pero a la vez, el más interesante como guionista.
  En ese sentido me he permitido incluir escenas donde quería jugar con un poquito de acción, comedia loca y surrealista por momentos, algo de suspense y drama. Me he sentido muy libre de permitirme aquello que me apetecía para dar vida al viaje de Hilario.
  En un principio todos los personajes iban a ser encarnados por distintos actores. Tenía una lista hecha para llamar a unos y a otros y tratar de convencerlos para que participaran, pero en uno de los ensayos, Santos hizo un comentario casual: “¿Y si Álex interpretase
 no se fue en varios días de mi cabeza. Nos justamos los 3 (Santos, Álex y yo) para tratar de darle sentido a eso. Y nos dimos cuenta de que no solo tenía sentido, si no que reforzaba la idea de la historia. Y nos pusimos a ello.
  Modifiqué el guion haciendo los ajustes necesarios y nos pusimos a trabajar desde otro punto. Uno en el Álex tendría que interpretar desde un señor gallego, hasta a una madre de unos sesenta y pico años. Para esto último no queríamos extravagancias interpretativas, queríamos que lo abordase desde la autenticidad, desde su verdad, sin aspavientos y sin exageraciones. Lo que creemos que ha sido un acierto para no caricaturizar a los personajes.
  A todo esto hay que añadir que ni Santos, ni Álex habían trabajado prácticamente delante de cámaras, pero no fue ningún problema porque supieron adaptarse rápidamente al medio sin ningún problema. Son muy inteligentes y se compenetran a la perfección.

SOBRE EL RODAJE...
  Rodar en el pueblo fue tremendamente fácil y sobre todo con la ayuda de un antiguo alumno de imagen y sonido que también vive en Torreperogil: Alberto Roa. Su trabajo fue clave para que la película llegara a buen puerto. La única dificultad vino por la cantidad de ruido que hay durante el día en el municipio. Por eso mismo tuvimos que aprovechar el toque de queda durante el confinamiento por la situación de pandemia, para rodar algunos interiores de noche, simulando día. Como fue toda la grabación en el interior de la cochera.
  Y, en alguna situación, también grabamos algunas escenas, como las de la casa de Paco, durante el día, cuando supuestamente era de noche.
El uso del blanco y negro no solamente es estético, me liberaba de algunos aspectos técnicos del rodaje. Ya que sólo estábamos 2 personas de equipo técnico (Alberto Roa y un servidor) para lidiar con toda la iluminación, sonido, dirección...
  De esta manera y por mi forma de trabajar, me facilitaba el trabajo.
Aún así, siempre concebí la película, desde la escritura, en blanco y negro. En Semiprofesionales (2014) ya trabajé esta textura y quería volver a ella. Hay algo en el blanco y negro que me transmite sensaciones muy positivas y me empuja a dar lo mejor de mi. Es algo que va más allá de una decisión racional.
  La planificación está muy basada en cuadros fijos. Hay una fragmentación constante del espacio.
Hay mucho corte abrupto en la película. Igual que la vida de Hilario al irse del pueblo. He intentado reflejar eso en pequeñas cosas: en la música hay muchas ocasiones en las que se corta abruptamente, muchas situaciones en las que se podría hacer una panorámica para seguir al personaje, pero corto para pasar a otro plano.

SOBRE LA MÚSICA...
  Sitoh Ortega, con el que llevo trabajando desde mi primera película, aceptó el reto de usar siempre los mismos instrumentos para desarrollar toda la Banda Sonora. Ha hecho un trabajo complejo y sencillo a la vez. Ha sabido amplificar las emociones de Hilario y ayuda a comprender mejor su psicología. Ha tenido que crear casi 40 minutos de música original.
  Lo más preciado de Sitoh es que no tiene el ego del artista y siempre está dispuesto a seguir trabajando en la escena para que quede como el director tiene en la cabeza.

SOBRE LAS CANCIONES...
  Que una persona que ha estado nominado a los premios Goya por la película
De tu ventana a la mía y a la que admiras se ofrezca a poner su creatividad al servicio de tu película, no tiene precio.
  Él entró en el proyecto en fase de finalización del montaje. Un amigo en común nos puso en contacto y nos facilitó la tarea de poner canciones en el momento más emocional de la película y para los títulos de crédito. Su tema Palabras, ayuda a mantener el estado emocional en el que te deja la pelícual terminar el último plano. Ha sido un lujo poder contar con su música.

SOBRE EL SENTIDO DE LA HISTORIA...
  El final es lo que puede dejar más desubicado al espectador. Aunque la trama principal se resuelve de forma tradicional, al final ocurre algo que descoloca y puede parecer que no deja claro qué ha pasado. Y es que, la película plantea al espectador el mismo juego que Hilario lleva a cabo durante el clímax de la historia. Si se echa la vista atrás, si tratas de recordar lo que has visto y lo comentas con alguien, casi con toda seguridad podrás extraer qué sentido tiene ese final.

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