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SINOPSIS
Kabul, agosto de 2021. Mientras las tropas estadounidenses se preparan para abandonar el país, los talibanes asaltan la capital y toman el poder. En medio del caos, el comandante Bida intenta garantizar la seguridad de aquellos que se encuentran en el único refugio que queda en la ciudad, la embajada francesa. Con cientos de vidas en juego, Bida negocia con los talibanes con el fin de organizar un convoy hacia el aeropuerto. Comienza entonces una carrera contrarreloj para huir del infierno de Kabul antes de que sea demasiado tarde...
INTÉRPRETES
ROSCHDY ZEM, LYNA KHOUDRI, SIDSE BABETT KNUDSEN, CHRISTOPHE MONTENEZ, SINA PARVANEH, YAN TUAL, FATIMA ADOUM, SHOAIB SAÏD, SAYED HASHIMI, BENJAMIN HICQUEL, JEAN-CLAUDE MUAKA, LUIGI KRÖNER, NICOLAS BRIDET, ATHENA STRATES
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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿CÓMO SURGIÓ ESTE PROYECTO?...
13 días, 13 noches se engloba dentro de mi estrecha colaboración con Pathé y Dimitri Rassam.
Cuando Ardavan Safaee leyó el libro de Mohamed Bida, primero habló con Dimitri y después mehizo llegar el libro a mí. Por entonces yo estaba liado con el montaje de Los tres mosqueteros: Milady (la segunda película de la saga) y ni siquiera había tenido tiempo de plantearme cuál sería mi siguiente proyecto. Cuando saqué un rato para leérmelo, devoré esta historia sobre la exfiltración de refugiados.
Me atrapó inmediatamente tanto por el factor humano como por la propia trama, y en menos de una semana le estaba pidiendo a Roschdy Zem que leyera el libro.
¿TENÍAS CLARO QUE ÉL PROTAGONIZARÍA EL FILME?...
Absolutamente. No me planteé trabajar con ningún otro actor para el papel. Ardavan y Dimitri también estaban convencidos. Roschdy leyó el libro y nos dijo que quería participar en la película.
¿QUÉ TE INTERESÓ DEL PROYECTO?...
El libro me pareció fascinante por la descripción tan detallada de esta operación de exfiltración. Pero, más allá de la operación militar, lo que más me llegó fue la historia de estas personas que se vieron obligadas a huir de su país. Después de encadenar varios filmes de época, me apetecía trabajar en una tema más actual desde una perspectiva bien distinta.
¿CÓMO SURGE EL RESTO DE LOS PERSONAJES DE LA HISTORIA?...
Combinamos dos personajes del libro en el papel de la intérprete (Lyna Khoudri), y para el personaje de la periodista (Sidse Babett Knudsen) nos inspiramos en Clarissa Ward, una corresponsal de la CNN.
Queríamos subrayar la enorme labor que hacen los periodistas como testigos de primera mano y narradores de los grandes acontecimientos de nuestra época.
¿SEGUISTE LA CAÍDA DE KABUL EL 15 DE AGOSTO DE 2021?...
Sí, y me impresionó mucho. Me costó creer la velocidad a la que pasó todo y me abrumó esa sensación de que la historia no hace más que repetirse. Recuerdo las imágenes del aeropuerto de Kabul, cuando los afganos se agarraban aterrorizados a los aviones, jugándose la vida para escapar de los talibanes.
¿LEÍSTE ALGÚN OTRO LIBRO O TE DOCUMENTASTE DE ALGUNA MANERA SOBRE AFGANISTÁN?...
¡Por supuesto! Tiramos de los archivos de canales como CNN, BBC y France 24 y nos empapamos de artículos publicados en Le Monde, el New York Times o incluso el Washington Post para lograr una perspectiva más internacional y completa. El documental Huida de Kabul (HBO) nos ayudó a entender el papel que desempeñaron las fuerzas armadas de Estados Unidos y la enorme tensión que iba creciendo alrededor del aeropuerto de Kabul. También tuvimos varias reuniones muy fructíferas con militares franceses. Todo fue sumando, porque sin esa labor de documentación tan exhaustiva hubiera sido imposible conseguir el nivel de realismo y autenticidad que se percibe tanto en la historia que contamos como en la forma en la que está dirigida la película.
¿CONSIDERAS QUE EL PROTAGONISTA, EL COMANDANTE BIDA, ES UN HÉROE?...
Y tanto que lo es. Le caracteriza la humildad y dedicación a la misión, a los soldados que están a su cargo y a los afganos que están refugiados en la embajada. Es un héroe porque le mueve la voluntad de ayudar, sin echarse flores. En algunas de nuestras primeras conversaciones con Roschdy nos dimos cuenta de que teníamos que incluir escenas en las que se viera que el personaje también duda y está a punto de romperse. Me inspiré en cargos como el capitán de un barco o un mentor que tiene que hacer de tripas corazón y mantenerse fuerte de cara a la galería, pero que muestra dudas y vulnerabilidad cuando está a solas… Así son los verdaderos héroes. De ahí que hayamos incluido esas escenas de cuando el comandante Bida se encuentra solo, cuando le tiemblan las manos en el vestuario o no consigue conciliar el sueño en la cama, porque son las que nos permiten mostrar esta faceta de su carácter. No es un guerrero ni un héroe de acción, es un hombre sumido en el caos que debe tirar de valentía, determinación y compasión para lograr un objetivo extraordinario sin perder la compostura.
LOS PERSONAJES ESTÁN SOMETIDOS A UNA TENSIÓN TREMENDA DURANTE TODA LA PELÍCULA. ¿CÓMO LO TRABAJASTE CON EL REPARTO?...
Ha sido una gran suerte trabajar con profesionales de la talla de Roschdy Zem, Lyna Khoudri y Sidse Babett Knudsen, porque gracias a ellos ha ido como la seda. Por ejemplo, en la escena en la que un guerrero talibán retiene a Roschdy y Lyna a punta de pistola en la portería quería que el público sintiera cómo la tensión afecta a cada uno de los personajes. La intérprete está muy nerviosa porque nunca se ha visto en una situación así, mientras que Mohamed Bida está centrado en mantener la calma y pensar con claridad. Quería que las escenas fueran totalmente realistas. También hemos podido colaborar con algunos intérpretes afganos increíbles, como Shoaib. Su presencia ha sido muy valiosa, más allá de su experiencia como actores.
Ha sido un placer colaborar con ellos, se han involucrado mucho, eran muy receptivos y clavaban sus interpretaciones. Algunos me han impresionado mucho porque demostraban tener un talento natural a pesar de no ser profesionales. No obstante, lo que más aportó al proceso fueron las interacciones que tuvimos con ellos tanto en la fase de desarrollo como durante el rodaje en sí. Su perspectiva, sus experiencias y su sensibilidad mejoraron mi trabajo como director y también nos permitieron adaptar determinadas situaciones y diálogos para que resultaran más realistas. Esta película le debe mucho a sus aportaciones humanas, culturales y personales. Ha sido una colaboración muy humana y valiosa.
HAS COMENTADO QUE TENÍAS CLARO QUE QUERÍAS CONTAR CON ROSCHDY PERO ¿QUÉ FACTORES TUVISTE EN CUENTA PARA ELEGIR AL RESTO DEL ELENCO?...
Los procesos de casting son misteriosos, hasta que te metes en faena y entonces lo ves todo claro. Steven Spielberg dijo que no hay buenos actores, solo buenos castings. ¡Estoy totalmente de acuerdo!
Los intérpretes con los que trabajas influyen en la forma de dirigir y contribuyen a que las escenas resulten creíbles. Además de interpretar al protagonista, Roschdy también participó en el proceso de guion. Para el papel de Eva necesitábamos a alguien que pudiera interpretar un amplio abanico de emociones, porque es un personaje con muchos matices que vive situaciones de miedo, rabia, claridad y compasión, en ocasiones a la vez. Lyna tiene un don especial porque consigue decir mucho con una mirada, una respiración o unos segundos de silencio. Tiene una presencia magnética y transmite sinceridad y autenticidad.
¿CONOCÍAS YA A SIDSE BABETT KNUDSEN?...
Sí, y llevaba tiempo queriendo trabajar con ella. Todo el mundo se ha quedado muy impresionado con su trabajo, especialmente con la escena del autobús cuando su personaje se desmorona y se echa a llorar. La clavó en la primera toma.
¿CÓMO HA SIDO TRABAJAR CON MOHAMED BIDA?...
Mantuve varias conversaciones con él y tanto yo mismo como el guionista Alexandre Smia tuvimos muy en cuenta sus consejos y comentarios, además de su experiencia sobre el terreno. Fue increíble poder contar con su presencia durante el rodaje, claro. Además, como estos hechos son muy recientes, se acordaba de muchos detalles de las historias y de las situaciones que vivió allí.
¿DÓNDE HABÉIS RODADO EL FILME?...
En Marruecos, principalmente en Casablanca, pero nos trasladamos a Kenitra para las escenas del aeropuerto. Lógicamente no podíamos rodar en Kabul y Marruecos me parecía la mejor alternativa, no solo por la logística, sino también porque los equipos locales son muy profesionales y tienen mucha experiencia. Hay una gran tradición cinematográfica en Marruecos y nos daba mucha confianza contar con personal tan experimentado.
No obstante, recrear Kabul en Marruecos ha sido todo un reto porque el entorno no se parece y tuvimos que reconstruirlo todo. Me gustaría hacer mención al equipo de escenografía y construcción, al diseñador de arte Stéphane Taillasson y al equipo de efectos visuales de Olivier Cauwet en BUF, sin los que hubiera sido imposible recrear Kabul y el aeropuerto con tanto nivel de detalle.
¿CÓMO PLANTEASTE EL RODAJE Y LA DIRECCIÓN?...
Todo gira en torno a la tensión. La clave estaba en conseguir trasladar esa sensación al público y para ello había que mostrar lo que estaba en juego. Quería que la cámara se moviera a su propio ritmo, tomándose el tiempo de avanzar sin llamar la atención con movimientos mecánicos y abruptos. Nunca nos planteamos utilizar efectos especiales porque queríamos captar lo que estaba ocurriendo en cada instante y dejar que los hechos que ocurrían en cada momento hablaran por sí mismos. También quería que la cámara fuera ligeramente desacompasada con la acción para que la tensión fuera palpable en cada escena.
Los extras han sido otra de las claves del filme, porque queríamos que se percibiera la enorme multitud que se aglomeraba en la embajada en busca de refugio y después se había trasladado al aeropuerto para intentar huir del país.
La forma de dirigir es totalmente opuesta a la que utilicé en Los tres mosqueteros y no se parece a nada que haya hecho antes. Es una gozada explorar estas nuevas posibilidades y adaptar el «lenguaje» de la dirección al proyecto que tienes entre manos.
LA PELÍCULA SE ALEJA DE TODO TIPO DE ARTIFICIO Y SENSACIONALISMO. ¿PARTISTE YA CON ESA INTENCIÓN AL PLANTEAR EL PROYECTO?...
Desde luego, queríamos mostrar lo que había pasado en realidad. La historia ya es intensa de por sí, por lo que no habría tenido sentido añadir más escenas de acción. Mi objetivo era rodar una película realista y creíble. Quería mostrar los hechos y contar la historia de Mohamed Bida porque con eso ya bastaba para darle intensidad y tensión a la película.
ESTE FILME ARROJA LUZ SOBRE UN HECHO POCO CONOCIDO LLEVADO A CABO POR LAS TROPAS FRANCESAS EN AFGANISTÁN. ESTAS PERSONAS COLABORARON CON VALOR, DIPLOMACIA Y COMPASIÓN PARA SALVAR MILES DE VIDAS...
La principal baza de la producción es que está basada en hechos reales y presenta una operación que llevaron a cabo las fuerzas militares francesas en una situación de caos total con mucho aplomo.
Es una historia de heroicidad, valentía diplomática y responsabilidad moral. Y queríamos ponerle cara al grupo que lo dio todo por ayudar a estas personas.
ENTREVISTA AL NOVELISTA MOHAMED BIDA...
¿CÓMO ACABASTE ORGANIZANDO LA GRAN EVACUACIÓN DE LA EMBAJADA FRANCESA?...
Cuando el embajador salió hacia el aeropuerto de Kabul al mediodía el domingo 15 de agosto de 2021, pensé que me encontraría con él unas horas más tarde y que al día siguiente estaría tranquilamente en mi salón en Francia. Estábamos rematando los últimos flecos, pero lo teníamos ya todo encarrilado y se suponía que un avión militar estaba de camino. Solo quedábamos veinte personas en la embajada porque la mayoría ya habían sido repatriados. En ese momento no había intención de evacuar a más afganos y los mil y pico civiles que queríamos mandar a Francia ya habían sido trasladados.
Estábamos en la embajada a la espera de los últimos ciudadanos franceses que iban a acompañarnos.
Por la tarde, cuando llegaron los helicópteros estadounidenses, los recibieron con disparos y se dieron media vuelta, así que nos dimos cuenta de que necesitábamos una alternativa. El embajador nos dijo que estaba trabajando mano a mano con los funcionarios estadounidenses para encontrar una solución esa misma noche.
ENTRE TANTO LOS AFGANOS ESTABAN COLAPSANDO LA VERJA DE LA EMBAJADA...
Así es. La verja pesaba 20 toneladas y la entreabríamos para que entraran las personas autorizadas de una en una. No era tarea fácil porque la gente estaba haciendo todo lo que podía para bloquear la valla y entrar. Entonces se escuchó una explosión que causó una situación de pánico y por los monitores de seguridad vimos que estaba habiendo avalanchas y que principalmente mujeres y niños estaban quedando atrapados y se asfixiaban. Llamé al embajador para avisarle de que iba a suceder una tragedia e inmediatamente ordenó que se abriera la verja para evitarla. Así entraron unas 500 personas que se refugiaron en el gimnasio.
¿CUÁNDO LLEGARON LOS TALIBANES A LA EMBAJADA?...
A partir de la tarde del 15 de agosto ya los teníamos fuera. La embajada francesa está en la misma calle que el palacio presidencial, que era uno de sus objetivos principales. Incluso se quejaron de la aglomeración de personas que había en la verja, ya que dificultaba el paso de los vehículos que transportaban a los líderes al palacio.
¿EN QUÉ MOMENTO SE TE OCURRIÓ ORGANIZAR EL CONVOY DE AUTOBUSES QUE SE CONVIERTE EN EL EJE PRINCIPAL DE LA PELÍCULA?...
En cuanto nos dimos cuenta de que los esfuerzos del embajador no iban a llevar a ninguna parte porque iba a ser imposible salir de allí en helicóptero. El personal estadounidense pensaba que se nos había agotado el tiempo y por un momento nos vinimos abajo, pero nos recompusimos y nos pusimos a pensar en cómo salir de allí por tierra.
El problema era que los pocos vehículos que teníamos eran para cinco personas. Para sacar a toda esa gente de allí íbamos a necesitar autobuses, y por eso decidí negociar con los talibanes.
¿CÓMO CONSEGUISTE ONCE AUTOBUSES?...
Negociando con talibanes de diferentes rangos, incluido uno de los líderes más importantes que estuvo involucrado en las conversaciones con EE. UU. en Doha, logré reunir a los conductores para que estuvieran atentos a mi autorización en una calle cercana de Kabul.
La ruta hasta el aeropuerto se las trajo: por el camino las tropas talibanas detuvieron el convoy como se ve en la película. Tuvimos que negociar con ellos pero nos trataron con mucha hostilidad porque no querían dejar pasar a ningún civil afgano. Yo me iba repitiendo que todo iría bien y tras 45 minutos de conversación finalmente dejé caer el nombre de un alto cargo con el que había tenido relación y al oírlo nos dejaron pasar.
¿CÓMO PUDISTE MANTENER LA CALMA TODO ESE TIEMPO?...
En la película La haine (El odio) cuentan esa historia de un hombre que va cayendo y se va repitiendo «Hasta ahora, todo va bien». Yo hacía lo mismo. Cada vez que surgía un problema repetía ese mantra. No tenía ni idea de cómo iba a terminar todo.
¿Y CUANDO LLEGASTEIS AL AEROPUERTO YA PENSASTE QUE LO HABÍAIS CONSEGUIDO Y QUE VOLVERÍAS A FRANCIA?...
Sí, pero estaba equivocado. La película termina en ese momento, pero nuestra historia no acabó ahí. Emmanuel Macron ordenó que se siguiera evacuando una lista de afganos. La película solo recrea los tres primeros días en el aeropuerto, pero los policías franceses nos quedamos diez días más, en los que estuvimos trasladando gente desde la ciudad hasta el aeropuerto. Repetí muchas veces eso de que «Hasta ahora, todo va bien».
¿HABÍAS RECIBIDO PROPUESTAS ANTERIORES PARA LLEVAR TU HISTORIA AL CINE?...
Sí, pero Ardavan Safee, Dimitri Rassam y Martin Bourboulon me convencieron porque entendieron que el proyecto tenía que sostenerse sobre la humanidad y la compasión. No quería que se convirtiera en una película de acción con pistolas y explosiones por doquier, sino un filme que supiera captar la tensión y la ansiedad que sentíamos al rescatar a esas personas en nombre de los valores humanos. De hecho, no quería que fuera la historia de un héroe. El libro relata unos acontecimientos que nadie había recogido hasta ahora. Los hechos se narran desde un punto de vista muy humano porque es una historia sobre personas que se encuentran en una situación extrema. Los afganos que se han visto obligados a exiliarse me recordaban a mis padres: mi padre era un harki y tuvo que huir de Argelia para evitar ser ejecutado. Mi familia vino a Francia en 1962, cuando yo tenía seis meses. Como muchos de los bebés que fueron evacuados de Kabul.
¿TE RECONOCES EN EL PERSONAJE QUE HA CREADO ROSCHDY ZEM?...
Sí, porque Martin y Roschdy decidieron no presentarle como un héroe.
Les hablé del miedo que sentí durante toda la operación, que había estado todo el rato con la tripa encogida y que no era nada aventurero.
Simplemente me había hecho el duro por los demás, especialmente por los compañeros más jóvenes. Les dije que íbamos a conseguirlo y que a los talibanes no les interesábamos, por lo que no nos pondrían problemas. La verdad es que no las tenía todas conmigo, pero como yo era el mayor sentí que tenía que tranquilizarlos. No soy temerario, sino pragmático y decidido. Tuvimos mucha suerte.
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