Cuando John Ford terminó aquella película, quedó muy satisfecho de la labor de los actores y de su propia labor. Tan satisfecho, que alguien se equivocó. Alguien que le dijo: "¿Cree usted que ha hecho su obra maestra?", a lo que Ford respondió: "No. Si lo creyera estaría tan triste y tan contento al mismo tiempo que dudo que pudiera aguantarlo".