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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando un día Julio Medem conoció el Círculo Polar quedó fascinado. Con 'Los amantes del Círculo Polar' (1998) consigue su cinta más encantadora y lograda, la más cautivadora y sencilla, a pesar de su aparente complejidad.
La película está contada a través de los puntos de vista de Otto y Ana, que a veces se repiten, pero confirman la realidad.
El guion está construido en círculos concéntricos, como cuando se tira una piedra en un estanque y se forman ondas, todas semejantes (o tal vez la misma) que se van extendiendo a partir de un punto: en el film el de la casualidad.
Otto y Ana (palabras capicúas) se conocen de niños para terminar su historia de amor casi veinte años después.
Medem es valiente en la elección de la sencilla historia al tiempo que original.
La exquisita puesta en escena pone de manifiesto la belleza de la fotografía, la estupenda labor de los actores o la música, con la placidez que es habitual en Alberto Iglesias, que ganó el Goya así como el montaje. Premio del público en el Festival de Atenas. Cinco premio en el festival de Gramado: película, director, guion de la crítica y del público. Premio CEC al mejor montaje.
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