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CRITICA
Por: PACO CASADO
A partir de un estupendo guion de Nunnally Johnson, basado en la célebre novela de John Steinbeck, John Ford realiza una película itinerante, crítica y sentimental, en la que se amalgaman obsesiones y estilos dispares en la trayectoria de este gran director.
Son los difíciles años de la Gran Depresión norteamericana y tras cuatro años de cárcel, acusado de haber cometido un homicidio involuntario, Tom Joad regresa a su casa en Oklahoma.
Cuando llega su familia se ha ido hace dos semanas y el ambiente que encuentra no puede ser más desolador.
La sequía continuada y el viento han terminado por asolar las cosechas y los propietarios de los terrenos han expulsado a todos sus arrendatarios.
Todas esas humildes familias no tienen nada y se ven obligadas a emigrar hacia California donde sus tierras de viñedos necesitan braceros.
Apoyándose en el éxodo hacia California de los Joad, una típica familia pobre del middle west norteamericano que se ha visto obligada a abandonar sus tierras y la casa en Oklahoma, confiscadas por el banco y devastadas por las tormentas, los vientos y las sequías, viaja a California sufriendo las desgracias de los sin techo debido a la Gran Depresión tras el Crack del 29 que sumió a los Estados Unidos en la miseria.
Una vez allí se dan cuenta de que la tierra prometida no es lo que ellos esperaban.
John Ford posa su mirada con realismo social en las características temáticas de la novela de John Steinbeck, ganadora del Premio Pulitzer 1939, una de las más grandes del siglo XX, en busca de aquellos aspectos que más íntimamente reflejan su propia visión de las cosas.
En 'Las uvas de la ira' (1940) se pasa de lo imaginario a lo real. El poema se hace crónica; la visión del mundo, un testimonio. El tema de la condición humana halla una fuente de inspiración auténtica y el símbolo se hace expresión de una realidad social: su traducción lírica.
La obra gana en verdad lo que pierde en perfección formal.
El film expresa más de lo que muestra, pero no revela suficientemente el sentido de esta trágica realidad al ser infiel al significado para someterse a la descripción, pero sí la solidaridad entre los que padecieron aquellos momento de miseria y hambre.
Sigue el espíritu y casi la letra, pero no es una simple ilustración.
Henry Fonda hace un gran trabajo que tras delinquir y pasar cuatro años en la cárcel sabe arrepentirse y tratar de sacar adelante a su familia convertido en un buen hombre arrepentido y padres de familia.
A destacar la espléndida fotografía en blanco y negro de Gregg Toland, que también hizo la de Ciudadano Kane (1941), de Orson Welles, que muestra el capitalismo más salvaje.
John Ford y Jane Darwell, en el espléndido papel de la madre, ganaron el Oscar. Premio Cinta azul a la mejor película. Premio NBR. Premio de los críticos de Nueva York al film y John Ford.
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