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CRITICA
Por: PACO CASADO
James DeMonaco, tras debutar como director con 'Staten Island' (2009), descubrió como guionista y director un tema que resultó original que llevó a cabo con un modesto presupuesto que resultó sumamente rentable, 'The Purgue. La noche de las bestias' (2013). Debido a ello hizo la secuela 'Anarchy. La noche de las bestias' (2014) en la que el tema era las desigualdades sociales con la que continuó la racha haciendo entre ambas más de doscientos millones en la taquilla mundial y ahora nos llega con la tercera entrega 'Election. La noche de las bestias' (2016) que se mete en política en la que creemos incluso que, lejos de lo que suele suceder cuando se encuentra un tema rentable, esta vez se supera con respecto a las dos anteriores en la que algunos han querido ver un paralelismo con la elecciones americanas en curso.
Han pasado dos años desde que Leo Barnes detuvo a partir de un lamentable suceso la purga nocturna. Ahora sirviendo como jefe de seguridad para la senadora Charlie Roan, candidata a la Presidencia, que reivindica la supresión de la purga, su misión es protegerla en una carrera por sobrevivir del ritual anual en el que durante una noche es legal matar. Ambos perdieron a sus propios familiares en una purga anterior.
Pero una traición dentro del grupo de sus hombres les obliga a mantenerse con vida durante toda la noche hasta el amanecer o serán sacrificados por sus rivales electorales.
En ello le ayuda Joe Dixon el dueño de un establecimiento de comestibles, su empleado Marcos y Laney Rucker una amiga de ambos.
La saga cuenta cómo el crimen se extiende por Estados Unidos una noche durante doce horas, a raíz de que el gobierno decida que una vez al año cualquier actividad criminal, incluso el asesinato, será legal para preservar el crecimiento económico y el bienestar social de la nación.
Los hospitales no admiten pacientes, ni se puede llamar a la policía porque los ciudadanos pueden delinquir sin ser castigados posteriormente.
Tercera entrega de la saga 'The Purge' en la que repite James DeMonaco de las dos anteriores, que generaron una ola de debates, en la que revela un aterrador capítulo de las doce horas de anarquía anuales debidamente aprobadas por los Nuevos Padres Fundadores de América, en las que está permitido cometer cualquier delito, sin tener que responder ante la justicia.
Mientras que un partido democrático propone la abolición de la purga otro neonazi opta por que siga para corregir y liberar los impulsos violentos de la actitud depredadora del ser humano y garantizar la posterior tranquilidad en el orden el resto del año, el problema es que siempre paga el pato la clase social más débil y desfavorecida, negros e hispanos, los desamparados e indigentes, de los que hace un control de la población con fines políticos y económicos.
El guion le saca partido al tema a pesar de que ya ha sido trillado en las dos partes primeras centrándose en el grupo que se forma con la senadora, su jefe de seguridad, el dueño de color del establecimiento, su ayudante mexicano y un quinto personaje, una mujer también de color, que colabora de forma muy eficaz.
El film tiene ritmo en todo momento y aunque sea previsible la solución final, mantiene bastante bien el interés del espectador, con todos los defectos y errores fílmicos que se quiera.
El trabajo en esta clase de películas no necesita mucha calidad en las interpretaciones limitándose a cumplir con sus respectivos papeles encarnados por actores no demasiado conocidos.
La saga sigue el camino y la tónica de las anteriores de corto presupuesto multiplicado ya por seis y no ha hecho más que empezar.
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