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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hollywood ha tomado la senda de remover el pasado y hacer nuevas versiones de películas que tuvieron éxito en el pasado. Hasta ahí todo bien, pero lo que a nuestro juzgar no se puede hacer es coger largometrajes míticos que están en la mente de todos y hacer una nueva versión, que de antemano ya se sabe que no va a superar a la clásica.
Esto es lo que vuelve a ocurrir con siendo la tercera versión que se hace de la novela escrita por Lewis Wallace.
'Ben Hur' se llevó a la pantalla en 1925 por Fred Niblo y con Ramon Novarro en el papel protagonista. El segundo 'Ben Hur' se rodó en 1959 a las órdenes de Willian Wyler y con Charlton Heston como protagonista. La cinta fue un éxito total que acaparó 11 Oscars ese año, decir que ninguna otra película ha podido superarla, y el film no estuvo exento de numerosas reposiciones a lo largo de los años.
Ahora es el director ruso Timur Bekmanbetov el que se atreve a llevar a la pantalla la película clásica pero aligerándola en su duración prácticamente quedándose a la mitad, cambiando algunos pasajes no solo de la de 1959 sino incluso de la novela y con un presupuesto mucho más abultado, ya que si la anterior se rodó con 15 millones de presupuesto en esta ocasión se ha contado con algo más de 100 millones de dólares y todo para ni siquiera llegarle a la suela del zapato.
Sabemos que las comparaciones son odiosas pero este nuevo “Ben Hur” queda tan debajo de la anterior que no sabemos bien si ha merecido la pena realizarla ya que los resultados saltan a la vista, inclusivo en lo que a taquilla se refiere. El film ha cosechado en su estreno norteamericano un sonoro fracaso al llevar en dos semanas de exhibición apenas 14 millones de dólares de recaudación.
En esta ocasión, desde el mismo inicio de la proyección ya vemos porque derroteros va a tomar la historia, ya que los guionistas han querido que todo gire hacia la escena emblemática de la carrera de cuadrigas que es el colofón de este nuevo relato.
Incluso en esta ocasión se introduce el personaje de Jesucristo que en la anterior solo tenía referencias, incluso se ve el momento de la crucifixión del mismo.
Definitivamente Keith R. Clarke y John Ridley, los guionistas, no han estado muy afortunados a la hora de escribir el libreto de este largometraje, mostrándonos una historia que dista mucho de la anterior, plana en contenido, con exceso de diálogos carentes en muchas ocasiones de interés.
La dirección de Bekmanbetov, cineasta habituado al cine de acción, deja mucho que desear. Para empezar no es el director adecuado para una historia de la enjundia de esta, por otro lado abusa de la digitalización de planos y decorados, resultando en muchas ocasiones falso a pesar de tener el presupuesto tan alto que tiene.
El director no ha pulido este tipo de detalles porque es increíble que una película rodada en 1959 pueda ofrecer una carrera de cuadrigas perfecta y en esta se haya digitalizado la mayoría de los planos a parte de notarse las transparencias y se vea claramente que la mayor parte se ha rodado en los estudios.
Con ejemplos como este que los hay a montones parece increíble que se pueda llevar a cabo un espectáculo como el que se pretendía hacer con un film que se ha quedado a medio camino de la nada.
Jack Huston incorpora al personaje central del film, estando correcto en su interpretación pero no mostrando el físico necesario para el mismo. Toby Kebbell se enfunda en la piel de Messala y la verdad es que si comparamos con la de 1959 es grandísimo el cambio, no aportando Kebbell las dotes necesarias y no terminando de creerse su personaje.
Por último, en el capítulo interpretativo, destacar la intervención de un Morgan Freeman que no está en el mejor momento de su carrera, aceptando cualquier papel que le ofrecen y aportando nada más que su nombre y presencia en un personaje plano y que no existía en la anterior.
La música creada por Marco Beltrami se adapta bien a las imágenes aunque carece de un tema con fuerza y la ambientación de la época no está mal, aunque recordemos que muchísimos planos están digitalizados.
Mal ejemplo por tanto el de este “Ben Hur” que no hace sino engrosar la lista de largometrajes que no debían haberse profanado y lo peor de todo esto es que los incautos que sacan adelante estos proyectos se piensan que el público acudirá en masas.
La película es solo apta para curiosos que quieran comparar ambas versiones y poco más.
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