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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al igual que sucedió con la Nueva Ola francesa, en Rumania también ha surgido una nueva hornada de jóvenes directores que está llevado al cine de esa nacionalidad al top de la actualidad más interesante. Ahí están los nombres de Cristian Mungiu, Cristi Puiu, Radu Muntean, entre otros, que han ofrecido interesantes productos. También se añade Corneliu Porumboiu con 'El tesoro' (2015).
Suelen tocar temas realistas y sin grandes alardes técnicos cinematográficos siendo la sencillez una de sus virtudes.
En este caso se nos cuenta la vida de Costi un joven padre de familia, feliz, que vive en Bucarest, habituado a leerle las aventuras de Robin Hood a su hijo pequeño de seis años al dormir, que cambia su vida cuando Adrián, uno de sus vecinos, que está arruinado y no puede pagar la hipoteca de sus casa de la que le van a desahuciar, le pide ayuda para desenterrar un tesoro que fue escondido por su abuelo en el jardín de la antigua casa familiar, antes de la llegada del comunismo a partir de lo cual tendrán que afrontar los obstáculos que se les presentan.
Para ello Costi tiene que alquilar un detector de metales y ayudarle a buscarlo y los beneficios los repartirán a medias y aunque en un principio se encuentra escéptico finalmente decide embarcarse en la aventura, como su fuera un Robin Hood moderno y demostrarle a su hijo, que en el colegio tiene problemas de acoso al que le enseña a defenderse, que él también es un héroe.
El rumano Corneliu Porumboiu, uno de los nuevos directores más interesantes del cine rumano, escribe y dirige esta su quinta película que a través de un relato mínimo nos habla de forma metafórica de la historia de su país mediante las aventuras de Robin Hood y el conflictivo pasado histórico de Rumania como telón de fondo, a partir del drama actual que está viviendo toda Europa que es la crisis económica.
A través de los distintos propietarios que tuvo la casa, ahora en ruinas, fue herrería, jardín de infancia en la etapa comunista y bar de striptease después de la Revolución, nos da las distintas épocas políticas por las que ha pasado el país.
Es un film atípico que hace una crítica contra la situación económica actual.
La pausada y puntillosa búsqueda del tesoro constituye casi la mitad del metraje, compuesto a base de planos fijos o planos secuencia y una dilatación del tiempo que hace que la búsqueda transcurra casi en tiempo real, lo que nos permite ver los matices de las reacciones de los personajes.
Se nos presenta de esta manera el pasado y presente de una Rumania con problemas que recuerda a los que tenemos en otras partes de Europa.
Es un cuento moral con un bonito final, que es un fábula sobre el país, en el que todo está bajo tierra, la corrupción, la burocracia, las leyes sobre el patrimonio cultural y muchas cosas más que aunque pase lo que pase que parezca siempre que nunca pasa nada.
Un correcto reparto unido a las ideas claras del director y guionista componen una cinta para disfrutar de una narración que se toma su tiempo para mostrar lo que se nos quiere contar, sumidos en el suspense de qué encontrarán al final, si hay algo.
No es una película para toda clase de público, pero resulta interesante conocer esta muestra de cine rumano.
Premio al mejor film en los festivales de Atenas, El Cairo y Transilvania. Premio al talento en la sección Una cierta mirada del Festival de cine de Cannes.
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