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CRITICA
Por: PACO CASADO
El argumento de esta película fue ideado por cuatro hermanos médicos chinos que intentaron recrear en Estados Unidos, donde ahora trabajan, la fantasía y el estilo de las producciones de karate que veían cuando eran niños en su país.
Así introducen esta idea en un argumento en el que un chico sueña con ser la figura del equipo de fútbol americano de su colegio.
Un cocinero chino, amigo suyo, le entrega un día un manuscrito que le ayudará a conseguirlo.
Este manuscrito origina buena parte del film, ya que por el poder que posee es trasladado el niño a un reino de fantasía donde le esperan para establecer la paz y aprende que querer es poder.
Esto da opción a que los llamados guerreros de la virtud del título, que son como una especie de hombres canguros, hagan alarde de sus facultades de karatecas y pongan en práctica esta clase de lucha a cada momento.
La verdad es que la fantasía y el karate no hacen muy buenas migas, al menos en este caso, con un argumento un tanto confuso que no llama a entusiasmar ni siquiera a los más pequeños, a lo que tampoco contribuye mayormente la puesta en escena del experto en cintas del género Ronny Yu.
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