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CRITICA
Por: PACO CASADO
La productora Disney, siempre atenta a hacer un cine familiar, apuesta esta vez por la parodia. Los guionistas han metido en una coctelera una serie de elementos que son prácticamente seguros para conseguir la comercialidad de una película.
Toma el esquema de una comedia juvenil gamberra de institutos donde se suelen dar las novatadas, las rivalidades entre bandas, el primer amor y cierta disputa en este aspecto con el rival de turno, pero le da un tono futurista, de tebeo, de ciencia ficción, aunque siempre apta para un ambiente familiar, quitando toda clase de procacidad o de sexo.
De esta manera tenemos a los Stronghold, una familia de superhéroes que manda a su hijo Will a una escuela para los retoños de estos salvadores de la humanidad para que aprendan a educar los poderes que se supone han heredado de sus padres.
Pero se da la circunstancia de que el chico aún no los ha adquirido y es catalogado en la categoría de los "curritos" o sea, los pardillos de la clase.
Esto no va a ser problema por el afán de superación que pone Will quien además se solidariza con los de su grupo, con los de ese estamento inferior, animándoles a ser mejores.
A las divertidas situaciones de esta comedia juvenil hay que añadir los efectos especiales, sin los cuales no podrían darse determinadas circunstancias próximas al comic y a la ciencia ficción, que hace que estos aprendices de superhéroes sean veloces, vuelen, lancen fuego sus manos, se estiren como el chicle y mil trucos más.
Hemos de confesar que estando en manos de Mike Mitchell, el director de dos malos films como Sobreviviendo a la Navidad (2004) y 'Gigoló' (1999), no confiábamos mucho en el resultado, pero termina siendo una cinta simpática y agradable, especialmente para los niños.
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