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CRITICA
Por: PACO CASADO
No deja de ser curioso que un deporte o un juego, según se mire, tan árido e intelectual como puede resultar el ajedrez para aquellos que no lo conozcan o no sepan practicarlo, pueda originar una película tan interesante como ésta.
La cinta se basa en el libro original de Fred Waitzkin, un periodista deportivo cuyo hijo, Josh, es actualmente, a sus 14 años, una de las mayores esperanzas de recuperar el fulgor perdido que en su día obtuvo una figura de este deporte como Bobby Fischer cuando consiguió la corona mundial frente al ruso Boris Spassky desapareciendo después.
Toda la historia gira en torno a cómo este niño de ocho años descubre un día el ajedrez viendo jugar en Washington Square.
Su padre, comentarista deportivo, se dan cuenta y apoya el que lo fomente buscándole un profesor, Bruce Pandolfini, un ex campeón de ajedrez que acepta su enseñanza.
Pero Josh tiene también otros maestros que practican en el parque el "blitz" o ajedrez super rápido, de los que igualmente aprende otros trucos y marrullerías.
Con estos dos métodos llega a conseguir el triunfo.
A partir de aquí se nos ofrece un certero análisis de las diversas influencias que coinciden en la vida de Josh, a través de las personas con las que se relaciona, con especial mención para la madre y para Vinnie, un negro que se gana la vida jugando al ajedrez rápido con que hace amistad
En el film se deslizan también otros temas importantes además de la emoción que se desprende de una partida de ajedrez, está la preocupación de los padres por la educación y decisión del futuro de su hijo, la amistad, el desprecio por conseguir un triunfo que puede resultar vano al final, la capacidad de comprensión sobre el vencido, la calidad humana en definitiva y además transmite un mensaje que transciende la propia historia que se nos cuenta, que el éxito de una persona no excluye la honradez. Es más, que la misma honestidad ya es un triunfo.
Steven Zaillian, es un maestro de la adaptación cinematográfica, guionista de 'El juego del halcón' (1985) y 'Despertares' (1990), se consagró internacionalmente al ganar el Oscar por 'La lista de Schindler' (1993), apoyado en la producción por Sydney Pollack, decide llevar a cabo su propio guion y debutar así en la dirección cinematográfica con esta formidable película.
Causa admiración cómo un novato ha sabido hacer efectivo su bien construido guion con tanta dulzura y delicadeza en ocasiones, con una planificación medida y exacta que obtiene una plasticidad de imagen realmente extraordinaria.
Al mismo tiempo consigue una interpretación muy ajustada tanto en Joe Mantegna como en del resto de los actores adultos, Laurence Fishburne, el jugador de color del parque, Joe Allen, la madre, o Ben Kingsley como el maestro Bruce Pandolfini, arropando al pequeño Max Pomeranc, que hace su debut en el cine, cuyo rostro refleja fascinación y la mirada la pura inocencia de un gran talento ajedrecista.
Hay que destacar también una bellísima partitura de James Horner que compone una sugerente banda sonora, para un film que va del drama a la comedia, pasando por el suspense y el interés de una trama y un guion bien estructurado y mejor realizado.
Una deliciosa película para no perderse, que consiguió el premio al mejor nuevo director en el pasado Festival de Cine de Valladolid. Nominada al Oscar a la mejor fotografía. Premio del jurado en el Festival de Tokio.
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