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CRITICA
Por: PACO CASADO
La acción transcurre en Clayton, un pequeño pueblo de Minnesota, en la América profunda donde habita con su madre, divorciada, John Wayne Cleaver, un sociópata adolescente solitario obsesionado con los asesinos en serie, por lo que sus compañeros de instituto se meten con él, que lucha contra sus propios instintos y sus tendencias de impulsos psicopáticos, que hace todo lo posible para no convertirse en uno de ellos.
Sus intentos serán puestos a prueba cuando un sanguinario homicida siembre de muerte la localidad, tanto que cuando la zona en la que vive se ve afectada por esos sangrientos asesinatos, decide investigar y perseguir al culpable que mantiene a los habitantes del lugar en estado de shock, lo que es una excusa para construir la acción, aunque nada es lo que parece.
La película cuenta la historia de este joven freak, cuya madre tiene una funeraria y se pasa mucho tiempo ayudándola, con su tía, a embalsamar y a maquillar los cuerpos, por lo que está muy influido por el constante contacto con la muerte.
Cuando de pronto comienza a suceder una serie de asesinatos en la zona, elabora la teoría de que hay un asesino en serie en el barrio, lo busca hasta encontrarlo y comienza a seguirlo y descubre sorprendentemente quien es el personaje.
Una historia que funciona bien, que apenas tiene pretensiones más allá de entretener como típico producto de serie B, con un guion correcto que tan sólo mete la pata en los últimos metros finales, introduciendo una fantasía que se despega del resto de la trama que transcurre con la mayor normalidad.
A lo largo del mismo se introducen temas como la familia desestructurada, la soledad de las personas mayores, la dificultad del adolescente de cruzar la barrera a la edad adulta, la influencias de los psicólogos cuando éstos encuentran problemas en la conducta en la forma de comportarse o el miedo a ciertas cosas para crear tensión.
Entre el asesino y su investigador se establece un paralelismo en cuanto al amor que tiene el primero por su querida esposa y el del chico por su madre.
La actitud de John no acaba de ser muy coherente con respecto a Bill, su vecino, sabiendo lo que ha descubierto.
El director irlandés Billy O'Brien lleva este film indie, tercero de los suyos y primero que le vemos, realizado con un millón y cuarto de dólares, a buen ritmo y juega con los elementos que tiene a su disposición facilitados por la novela de Dan Welles, de la que él hace también el guion, para mantener el suspense que gira en torno al trabajo de Christopher Lloyd en un papel que le viene grande para ser un octogenario y el trabajo que hace a lo largo de esta historia. Y su oponente no es otro que Max Records, el pequeño de 'Donde viven los monstruos' (2009) ya crecido y convertido en un joven problemático.
Mejor guion Festival Bilbao. Premio del jurado joven en Festival Imagine. Mejor montaje en los premios Irlandeses. Tres Premios en Molins de Rei. Premio del público en el Festival de Sitges. Melies de plata en el Festival de Estrasburgo. Premiada en Trieste.
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