|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más estamos ante una coproducción entre España y Argentina, cinematografías que suelen colaborar con bastante frecuencia y lo hacen con una comedia donde el humor es una vía natural de escape ante una realidad muy negra, en la que un error aparentemente nimio puede tener consecuencias tan desastrosas.
Rodada entre España y Argentina, la trama se desarrolla en Buenos Aires, donde Javier, un español alto ejecutivo de una importante multinacional de telecomunicaciones, con un pasado oscuro, está a punto de enfrentarse a la semana más importante de su vida en la que espera un gran ascenso en la compañía, pero sus planes se verán truncados debido a la aparición de Rubén, un excéntrico personaje, que le hará pasar unos días realmente infernales.
Rubén le pregunta por una dirección y se la da equivocada por error y el desconocido le reclama una indemnización por haber perdido el posible trabajo al que iba a acceder.
Javier intenta redimirse buscando una solución para que no despidan a empleados de su sección, ante la política de la empresa de echar parte del personal para ahorrar gastos, que como siempre empiezan por los de abajo y no por reducir los elevados sueldos de los corruptos directivos, pero tendrá que competir con Sam, una compañero de la oficina, en esa semana crucial.
Segunda película de Lucas Figueroa, un director argentino afincado en España, hasta ahora documentalista, que debutó con 'Viral' (2013), un film de terror barato, aunque 'Despido procedente' (2017) debió ser la primera, como así fue escrito el irregular guion.
Es una cinta de espacios abiertos rodada mucha parte en exteriores, sobre ese hombre acosador para el que una cosa tan pequeña se transforma en una gran bola de nieve, que tiene parte de una realidad, que arranca de un simple error involuntario.
En este caso se ha elegido el tono de comedia, que a veces sirve mejor para decir de forma humorística cosas que son importantes, como la crisis laboral que padecemos, donde el más fuerte siempre está por encima del más débil.
De una agridulce comedia con altas dosis de ironía en la que se habla del amor, el engaño, la corrupción, el trabajo, el chantaje, se pasa a ser un film de acción casi sin darnos cuenta, en el que ambos géneros se van alternando sucesivamente y pisándose el terreno, lo que hace que no acaba de ser ni una cosa ni la otra.
La comedia incide a veces en las diferencias lingüísticas entre España y Argentina y los tópicos culturales de los dos países, con chistes de dudosa efectividad, al menos para nosotros que no entendemos los giros de lenguaje de aquel país, con la picaresca argentina y española, en un guion lleno de situaciones increíbles, con algunos agujeros y varios caprichosos giros, que refleja en buena parte una realidad que estamos viviendo en estos momentos de la crisis, sobre la que hace una mirada ácida que saca a la luz las miserias y también nuestras grandezas.
Es de destacar la buena interpretación de Imanol Arias y de Darío Grandinetti, dos actores que no vamos descubrir ahora tras una larga lista de buenos trabajos a lo largo de la ya prolongada carrera de ambos, en dos papeles que enfrenta a dos personas muy diferentes.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE