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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta magnífica película corre el riesgo de no ser muy bien interpretada por el público, más atento a la aventura que a las reflexiones históricas, políticas y sociales que nos propone a lo largo de su argumento.
El coronel George Taylor se estrella con su nave en un planeta desconocido.
Esta mundo está dominado por una civilización de simios y los hombres solo son unas criaturas salvajes e inferiores que no saben hablar.
Taylor es capturado pero su garganta herida le impide comunicarse con los simios.
Sin embargo la doctora Zira pronto se dará cuenta de que no es como el resto de los humanos.
La riqueza con que una serie de problemas actuales se plantean en forma alegórica, de parábola inteligente, lo que llamó la atención sobre el director norteamericano Franklin J. Schaffner que hizo con éste su mejor film hasta esos momentos, uno de los grandes títulos de ciencia ficción cuyo éxito propició varias secuelas.
Schaffner reflexiona, con una gran valentía y notable claridad, sobre el futuro del hombre, que deja pocas esperanzas, si nos detenemos en la injusticia y el abuso.
Cine de ciencia ficción, pero también cine político, con una orientación clara y ciertamente positiva.
El protagonista lleva razón, posee la verdad, pero nada podrá hacer ante el poder y la represión organizada.
Pero es el hombre el único causante de esa desgracia en la que se ve inmerso y el autor se pregunta hasta qué punto no se ha hecho acreedor a encontrarse así.
Cinta con abundantes sugerencias y matices realizada con bastantes medios.
Basada en la novela de Pierre Boulle, que se podría leer como una parábola futurista sobre el racismo y la desigualdad de clases, con uno de los finales más impactantes y sorprendentes de la historia del cine, con guion de Michael Wilson, el mismo de Un lugar en el sol (1951), con una meritoria fotografía de Leon Samroy, buena interpretación de Charlton Heston que consiguió una de sus mejores interpretaciones en su papel del astronauta, bien respaldado por Roddy McDowall, Maurice Evans, James Whitmore y Kim Hunter, ocultos bajo el magnífico maquillaje de simios en una excelente labor que fue premiada con un premio honorario por la Academia de cine de Hollywood.
Nominados al Oscar el vestuario y la música de Jerry Goldsmith. También ganó los premios Génesis y Julio Verne.
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