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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director Steven Soderbergh, tras unos años de descanso, retirado del cine, vuelve con una de ladrones.
Jimy, Clyde y Mellie Logan son tres hermanos de Carolina del norte cuyo apellido lleva varias generaciones trayéndoles mala suerte; Jimy es cojo, Clyde es manco y la única que está más completa es Mellie, la chica, una peluquera que está obsesionada con los coches.
Pero Jimy, que está divorciado, desempleado y no tiene dinero, ha ideado un descabellado plan para romper el maleficio, y para ello desea cometer un rocambolesco atraco durante una importante carrera de coches en Concord, Carolina del Norte, aprovechando la enorme concentración de público en esos acontecimientos deportivos, para obtener unos catorce millones de dólares.
Para esto necesitan la ayuda de un experto en demoliciones y ese es Joe Bang, pero da la maldita casualidad de que se encuentra entre rejas, por lo que tendrán que sacarlo de allí.
Es un proyecto complejo que deberá planear cuidadosamente, este grupo de perdedores desarraigados de la sociedad, en esta pícara y simpática comedia que es como la otra cara de 'Ocean's eleven' (2001), en la que los métodos del robo son sofisticados, pero los personajes son cutres, y emplean trucos caseros. Su falta de pretensiones esconde elementos que invitan a reflexionar.
Steven Soderberg, ganador de un Oscar por 'Traffic' (2000), después de varios años dedicados a pintar y a la televisión, vuelve al cine de acción que es el género que más le va a su forma de realizar, como ya lo demostró con 'Ocean's eleven' (2001) y sus siguientes secuelas, ahora con una producción sencilla, sin tomársela muy en serio, con un guion bien elaborado de la debutante Rebecca Blunt, con sentido del humor de los protagonistas, con una historia entretenida para pasar el rato con un atraco bien montado a lo largo de la misma, que hubiéramos preferido que se la hubiera tomado en serio y posiblemente el resultado sería mucho más acertado.
Cuando en 2013 Soderberg anunció que se retiraba del cine pocos le creyeron que fuera una decisión definitiva, mientras otros pensaron qué tiempo pasaría hasta que volviera a dirigir tras 'Efectos secundarios' (2011).
Apenas cuatro años han transcurrido y al parecer el descanso le ha debido sentar bien ya que se mueve con brío en este tipo de historias y goza viendo cómo el plan va tomando forma venciendo obstáculos sus personajes para superarlos y lograr el objetivo.
El director demuestra su dominio del medio cinematográfico con una comedia tan ligera como es en esta ocasión.
Mención aparte merecen los actores, entre ellos la revelación de Adam Driver que se lleva la película con su cara de palo, el descubrimiento de Chaning Tatum para la comedia, la curiosidad de ver al James Bond Daniel Craig teñido de rubio platino convertido en un experto en explosivos metido en prisión o las breves apariciones de Hilary Swank y Katherine Waterston.
Liviana, divertida, inteligente y absurda, con algunos giros inesperados que sorprenden al final, con una banda sonora llena de canciones, sin complejos y sin olvidarse de la emoción, este film hace pasar un buen rato, aunque no sea lo mejor que ha hecho Steven Soderberg, un director que por sus precedentes se le puede exigir algo más.
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