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CRITICA
Por: PACO CASADO
En el cine mexicano, que no nos llega mucho a las pantallas españolas, se está produciendo una nueva generación de directores con una forma muy peculiar de entender el cine de manera provocadora, que viene a sustituir a los consagrados Cuarón, Del Toro, Iñárritu, Lubezki, etc., a la que pertenecen nombres como el ya acogido por la crítica más avanzada Carlos Reygadas con sus insólitas y personales películas, nada comerciales, Amat Escalante o el propio Michel Franco que nos ofrece con 'Las hijas de Abril' (2017) el quinto largometraje de su filmografía.
Valeria es joven, tiene 17 años y está embarazada. Vive en Puerto Vallarta con Clara, su hermanastra. Valeria no ha querido que su madre, ausente durante mucho tiempo, se entere de su situación y de su embarazo, pero debido a una tensión económica que se hace abrumadora y la responsabilidad de tener un bebé en casa, Clara decide llamar a su madre.
Cuando llega Abril, dispuesta a atender a sus hijas, pronto con su presencia empezarán a surgir los conflictos y comprenderemos por qué Valeria en un principio había querido que se mantuviera, alejada lo más posible y al margen de su problema.
Un melodrama familiar con una historia sórdida, en la que Abril busca una segunda oportunidad aferrada a una juventud que ya se fue, deseosa de una nueva maternidad, en una actitud inexplicable de oculta maldad moralmente reprochable.
Emma Suárez tras obtener tres Goyas a mejor actriz protagonista y de reparto en la pasada edición de la Academia del cine español, vuelve a la cartelera con este drama mexicano en el que interpreta a una madre entre la ambigüedad y el desequilibrio que intenta redimirse.
A su lado está muy bien la joven Ana Valeria Becerril y en un tono menor Joanna Larequi y Hernán Mendoza.
Es el quinto título del mexicano Michel Franco y la primera vez que trabaja con Emma Suárez, que está fantástica, que es lo mejor del film porque en algunos momentos los personajes mexicanos cuesta entenderlos debido a su mala dicción.
El guion, con algunos agujeros en la trama, da giros sorprendentes y a lo largo de la misma falta conocer la relación anterior que mantenían las dos hijas con la madre, porqué se fue y las dejó solas, porqué actúa de esa manera, como si quisiera ser una eterna adolescente, de dónde viene su maldad, porqué se comporta finalmente de esa forma.
Son preguntas que el espectador se hace y que quedan sin contestar dejando su comprensión incompleta, confusa o mal explicada.
Abril parece no querer aceptar que es una mala madre y abuela, que está enferma mental, digna de un psiquiatra.
Los personajes son oscuros e inescrutables, y la trama deriva finalmente a un auténtico culebrón televisivo sudamericano debido a la actitud de Abril con Mateo, el novio y padre del bebé de su hija, por lo que no es de extrañar que reaccione finalmente de esa manera tan turbadora.
Franco pertenece a esa nueva generación que en esta ocasión hace una cierta concesión entre el cine de autor y el comercial.
Premio especial del jurado en la sección Una cierta mirada del Festival de cine de Cannes.
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