|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay veces que no sabemos las motivaciones que tienen los jurados de los festivales para otorgar sus premios, al margen de las componendas con las que en ocasiones quieren contentar a todos los participantes o las de corte político por el mensaje, las denuncias que hacen o la defensa de una producción pobre o independiente.
Es la primera cinta de la argentina Lucrecia Martel (1966) la cual confiesa que pretende poner de manifiesto la paulatina desaparición de la clase media de su país a raíz de los últimos acontecimientos políticos vividos.
Fue Premio ópera prima en Berlín y al mejor guion original en el Festival de Sundance.
En la zona norte del país, al final del verano, con un fuerte calor y abundantes lluvias, en una finca, llamada La Mandrágora, junto a una ciénaga, vive un matrimonio casi alcoholizado con sus cuatro hijos. Ella sufre una caída y se lesiona con unos cristales. Un hijo pierde un ojo, otro regresa lesionado. Y al tiempo recibe la visita de una prima. Son hechos de la vida cotidiana que pasarían en cualquier familia.
El guion, que no tienen apenas motivaciones dramáticas para interesar, es inconexo, las intenciones no son claras, o no conocemos las claves para desvelarlas.
Por ello no se explica el premio al mejor guion original, cuando resulta confuso y apenas define a los personajes. El film es tedioso y aburrido.
Gano tres Cóndor de plata. Premio Alfred Bauer en Berlín. Mejor direccion y actriz (Mercedes Morán) en los Premios Clarín. Cuatro premios en el Festival de La Habana. Premio NHK en Sundance. Gran Prix y de los críticos franceses en Toulouse.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
TRÁILER
BSO
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS