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CRITICA
Por: PACO CASADO
El circo es un espectáculo gigantesco y costoso que recopila muchos juegos, trucos y ejercicios de distintas épocas.
El cine, aún más costoso como espectáculo, ha tratado con relativa frecuencia el tema del mundo de la carpa y el serrín. Cecil B. de Mille lo hizo con 'El mayor espectáculo del mundo' (1952) y consiguió un monumento aún no superado.
Samuel Bronston lo intentó y si allí había un descarrilamiento, aquí hay dos catástrofes gigantescas, una casi al comienzo y otra al final.
Entre estos dos momentos había que introducir algo y lo que se nos da es una folletinesca historia, insípida e insustancial.
Las dos secuencias son espectaculares, dos platos fuertes, pero más que por su valor artístico, por las dificultades vencidas y los riesgos corridos.
Pero resulta difícil encontrar una trama más desangelada, más vacilante, menos firme que la que nos presenta Ben Hecht y sus colegas guionistas, y menos firmemente dirigida por Henry Hathaway, aunque trata de no recargar las tintas, lo que le redime en parte.
En la interpretación resalta la belleza de Claudia Cardinale. Los números de circo son buenos.
Ganó el Globo de oro a la mejor canción Circus World con música de Dimitri Tiomkin y letra de Ned Washington y fue nominada Rita Hayworth como actriz dramática.
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