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CRITICA
Por: PACO CASADO
Desde su primera película, 'Cronos' (1993), el director mexicano Guillermo del Toro, ha ido probando géneros, con 'Mimic' (1997), 'El espinazo del diablo' (2001), etc. buscando la originalidad en cada uno de ellos y a decir verdad casi nunca nos ha dejado indiferentes y una vez más lo vuelve a hacer con el título que comentamos.
La acción se desarrolla en los Estados Unidos, alrededor de 1963. Son los años de la Guerra Fría, momento en que la carrera espacial con Rusia está en su punto álgido.
Elisa Expósito es una humilde chica muda, un alma delicada y sensible, empleada de la limpieza, que trabaja en una instalación del Gobierno, un centro de investigación de alta seguridad, que esconde unos laboratorios secretos.
Su vida cambia cuando descubre en su interior a un enigmático ser anfibio, un hombre-pez de una especie única, una criatura antropomorfa capturada en un río sudamericano al que los indígenas consideraban un dios, que vive encerrado en las instalaciones y es víctima de experimentos y ensayos, maltratado brutalmente por el jefe de seguridad Richard Strickland.
Elisa se comunica con él a través del lenguaje de signos, que es su forma de hablar, ya que ambos son mudos, aunque el amor no necesita palabras, entablando una fuerte conexión de amistad con él y empieza a sentir simpatía por ese extraño ser, puesto que los dos son unos inadaptados solitarios, en los que se centra la belleza interior y la inocencia, en un enfrentamiento entre el bien y el mal.
Es un fantástico y maravilloso cuento de hadas para adultos, una hermosa fábula con una historia de amor romántico y poético, que habla sobre el poder, la violencia y la intolerancia, que tiene relaciones sexuales irracionales (que a nuestro entender sobran) y también ecos del racismo y el sexismo que impera en la sociedad actual americana.
Una fábula sobre la esperanza y la redención donde el amor no conoce barreras y se convierte en remedio contra el odio y el rechazo a los diferentes.
Así es la nueva fantasía romántica de Guillermo del Toro, la décima película de un cineasta único y auténtico, audaz en lo narrativo y lo visual, que mezcla cine de monstruos, de espías y musical, que es una historia tan bella como monstruosa, cuya figura nos recuerda a la de aquella vieja cinta en blanco y negro de 'La mujer y el monstruo' (1954), de Jack Arnold, con Julia Adams, Richard Carlson y Richard Denning ya que ambas tienen en común el enamoramiento del anfibio de una mujer y también en algunos aspectos fantásticos nos trae a la memoria 'El laberinto del fauno' (2006) del propio director mexicano.
Las protagonistas son dos chicas de la limpieza Elisa, muda, y su compañera Zelda, una mujer de color, que le sirve de intérprete con las demás, y Giles, un solitario artista gay, que es su vecino, que son seres marginales por diferentes razones, por minusvalía, raza, y tendencia sexual.
En este sentido el film defiende a las minorías, a los seres diferentes, a los homosexuales, a los discapacitados, a los emigrantes, a los afroamericanos.
Hay denuncia del rechazo de la homosexualidad, del racismo, del machismo, del acoso sexual y reivindicaciones de la diferencia entre los hombres y las mujeres.
En la primera media hora se introduce al espectador en la trama, en ese mundo de monstruos que siempre le ha fascinado al director, que tiene un colorido con un cierto tono que obtiene visualmente imágenes hermosas, con una buena ambientación de esos años.
El film hace una especie de homenaje al cine a los años anteriores a la época en la que se desarrolla la acción a través de las películas en blanco y negro que se ven en la pequeña pantalla de la televisión, adornada con la música de Alexandre Desplat y salpicada con canciones y temas de jazz, así como una secuencia onírica en blanco y negro a lo Fred Astaire y Ginger Rogers.
Tiene además, para darle un poco de suspense, una historia de espías rusos, que aumenta el interés de una trama que apenas si tiene más emoción que la relación fantástica que se estable entre Elisa y el extraño ser.
Una maravillosa fábula, una romántica historia en la que se declara el amor al séptimo arte, en una mezcla de cine fantástico, de monstruos y de espías, con un antídoto contra la indiferencia, siendo audaz, auténtica y bella, que tiene amor con escenas de sexo honesto y feliz.
Posee un cuadro de actores en el que están todos estupendos desde la londinense Sally Hawkins a Octavia Spencer y sin olvidar a Richard Jenkins bien encajados en sus respectivos personajes.
Es una curiosa cinta, original en algunos aspectos, deliciosa en otros, y a juzgar por las muchas nominacionees que posee es una de las favoritas a los Oscar.
Globo de oro a la mejor dirección y banda sonora. Nominada a 13 Oscar y 11 Bafta. Premio AFI a mejor film del año. Premio mejor cinta de vanguardia en el Festival de Palm Springs. León de oro a mejor film y música, Premio Unesco y premio Future Film en la Mostra de cine de Venecia.
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