|
CRITICA
Por: PACO CASADO
En los tiempos de la guerra fría se hacían películas de espionaje que eran ciertamente interesantes pero últimamente se venía echando de menos ese género, que en aquellos momentos estuvo en auge, basadas en conocidas novelas de célebres autores como John le Carré o Graham Greene, entre otros.
'Gorrión rojo' (2018) habla de Dominika Egorova una chica rusa, primera estrella del Ballet del Bolshói que, de un día para otro, tras un accidente, se tiene que retirar de la escena y renunciar a su carrera como brillante bailarina.
Es entonces cuando es reclutada contra su voluntad, por su tío, para convertirse en un Gorrión, un agente encubierto que emplea la seducción como arma, una chica atractiva adiestrada para ejercer de espía del servicio de seguridad ruso poniendo su sexualidad al servicio de su cometido.
De esa forma puede seguir protegiendo a su madre enferma.
Tras sufrir un arduo entrenamiento en una especie de academia, se revela como una de las más cualificadas del programa.
Su primer trabajo será marcarse como objetivo acercarse a Nathaniel Nash, un funcionario agente de la CIA, que dirige la misión más confidencial de la agencia, para intentar descubrir a un topo infiltrado.
El guion se basa en la adaptación de la novela homónima del ex agente de la CIA Jason Matthews, en la que ejerció durante 33 años, primera que escribe, publicada en 2013, que se ha convertido en superventa, que es el inicio de una trilogía, que se completa con 'Palace of Treason' y 'The Kremlin's Candidate'.
Es un film de espionaje algo oscuro, con altas dosis de sexo y violencia, con una atmósfera sombría y una tensión creciente, que casi carece de acción, a diferencia de otras producciones de su género, en un contexto contemporáneo, pero en cambio abunda en escenas eróticas en las que Jennifer Lawrence se muestra muy sensual sirviéndose de su cuerpo para sonsacar lo que quiere a los hombres, pero nos da la impresión de que no es la más adecuada para el papel al ser demasiado dulce, para lo que haría falta una mujer con más fuerza, maldad y presencia, más atractiva y seductora para con los del sexo opuesto.
A pesar de que es un poco larga sin embargo se lleva con interés, aunque a veces es algo enrevesado su argumento, por lo que hay que estar muy atentos para no perder el hilo de la trama, ya que el final tiene algunas incongruencias que suponen una cierta sorpresa debido a unos giros inesperados.
Es un thriller de espías que renueva esa fascinación tan americana por la oscuridad extrema de sus eternos enemigos los rusos, que está ambientada en la actualidad pero que igual se podría trasladar al contexto de la guerra fría.
Domenika se ve obligada a abandonar su identidad para sobrevivir y mantener a su madre, convertida en arma de seducción, experta en toda clase de pasiones que puedan provocar a una persona.
La cinta se topa con una contradicción que siendo un thriller de espionaje, abraza una erótica que pretende perturbar, pero la abandona después para volver a su ser.
El mayor problema de este gorrión es que no levanta el vuelo hacia el suspense comercial con escenas fuertes de violencia y sexo a la que la aproxima su temática.
Está bien rodada e interpretada pero es presa de una crisis de identidad aunque no le impide obtener un resultado más que digno.
Francis Lawrence, el director americano de origen austriaco de 'Constantine' (2005), 'Soy leyenda' (2007) o 'Los juegos del hambre' (2013/2015), cuenta de nuevo con Jennifer Lawrence, a la que dirigió en las entregas de ese último título, del que se trajo parte de su equipo, como el director de fotografía Jo Willems o el compositor James Newton Howard, entre otros.
Esta vez es un tema diferente, un thriller de espionaje más cercano a los de épocas pretéritas que las actuales, con buena factura, con un reparto que funciona bien, con una historia interesante y distraída.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIERE