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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay películas que tienen el doble aliciente de la lucha entre dos personajes que están cada uno a un lado de la ley entablando una dura batalla y por otro el enfrentamiento de dos actores que suelen elevar de categoría con su trabajo a los caracteres que incorporan.
Esto es exactamente lo que sucede con este film, 'En la línea de fuego' (1993) en el que un agente del servicio secreto norteamericano, Frank Horrigan, tiene una herida abierta en su orgullo personal por no haber evitado el asesinato del presidente de los Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy.
Por otra parte hace su presencia un psicópata asesino, Mitch Leary, antiguo agente expulsado de la CIA, que quiere llevar a cabo su venganza contra el cuerpo, asesinando vilmente al presidente norteamericano.
No está Frank por la labor de que le vuelva a pasar nuevamente lo mismo, ahora que está a punto de la jubilación, deseando borrar esa mancha que hay en su expediente.
El duelo que se establece entre ambos contendientes es muy inteligente, lo que mantiene el interés del espectador.
Ese mismo duelo se vuelve a producir a nivel de la interpretación, con un gran trabajo de Clint Eastwood y John Malkovich, bien dirigidos por el alemán Wolfgang Petersen.
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