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CRITICA
Por: PACO CASADO
Considerado uno de los más grandes directores del cine mundial, John Huston es uno de los más notables de la generación perdida.
Maestro indiscutible en varios género desde el policiaco al de aventuras, es también un experto realizador del western en cuya filmografía figuran títulos de lo mejor de su historia como 'El tesoro de Sierra Madre' (1940), 'Los que no perdonan' (1960) o 'Vida rebeldes' (1961), entre otros.
Tan sólo a un hombre así se le ocurriría hacer un western tan renovado como 'El juez de la horca'. (1972).
El veterano director John Huston era hombre que sabía renovarse y dar a sus obras siempre un tono de vitalidad y frescura, fuera el género que fuese y a pesar del tema que tocara.
En su última etapa, muy estimada por la crítica, se mostró más suelto en el tratamiento que daba a sus películas, y aquí otorgó a su historia un tono de realismo fantástico, burlón y surrealista, más conocido a nivel literario que fílmico.
A finales del siglo pasado, el río Pecos marcaba los límites de la civilización en Texas.
El salteador Roy Bean, es sorprendido por una banda de rufianes cuando acaba de robar un banco.
Estos lo roban a su vez, y es colocado bajo un árbol para ser ejecutado, cuando una joven mexicana lo rescata, se salva milagrosamente y tratará de tomar su venganza al poco tiempo.
Roy Bean llega a un polvoriento y destartalado pueblo de Texas huyendo de la ley.
En esa pequeña ciudad del oeste, Roy Bean, enfurecido y dispuesto a vengarse, ingresa al saloon matando a todo el que se encuentra a su paso.
Después de ese enfrentamiento con esos otros forajidos, toma las riendas del lugar y desde ese mismo momento impondrá su propia ley, designándose a sí mismo juez de paz, ayudado por unos cuantos facinerosos a los que nombra "comisarios".
A partir de entonces Bean obliga a sus ayudantes a defender la ley y, sobre todas las cosas, el honor de Lily Langtry, una actriz a quien no conoce pero idólatra de tal forma que terminará por darle su nombre al pueblo.
Roy Bean fue uno de esos personajes reales de la pequeña historia de los Estados Unidos, como Wyatt Earp, Wild Bill Hickock o Búfalo Bill, cuyas aventuras contribuyeron a edificar la mítica leyenda del salvaje Oeste americano.
William Wyler ya lo retrató en su clásico 'El forastero' (1940) interpretado por Walter Brennan, que ganó el Oscar por ese trabajo, por este singular mito del Oeste que se desarrolla en un mundo de pillastres, prostitutas y gentes sin escrúpulos que aplicaban la ley a su capricho..
Pero no fue hasta 1972 cuando John Huston dedicó este film a retratar su estrafalaria historia.
Así las aventuras que aparecen aquí, el aspecto algo bíblico, lo aparatoso de los hechos, recuerdan a la moderna literatura latino-americana.
Los personajes pintorescos, los sucesos anormales, los detalles irreales, se van sucediendo en la trama, en donde veinte años pasan en pocas escenas, un oso devora abogados y el juez se escuda en su ley para infringir todas las imaginables, hasta llegar a un final en el que el pueblo vuelve a ser unas simples barracas, como al principio, en tono cíclico y fantástico.
El maestro contó con la complicidad de Paul Newman que supo darle al personaje todo su ambiguo encanto.
La cinta funciona casi como una serie de historias independientes que suceden con el devenir de los años y en las que entran y salen estrellas tan maravillosas como Jacqueline Bisset y Ava Gardner, en una breve aparición, actriz esta última a la que aprovecha para rendir Huston su particular homenaje.
Película con un estilo poco habitual en el cine, que John Huston no se atrevió a llevar hasta sus últimas consecuencias, pero logró un resultado muy interesante.
En definitiva un film delicioso en el que se combina humor y frescura con muchos de los mitos del Oeste, con un final que resulta típico de las obras de John Huston.
Fue nominada al Oscar la canción de Maurice Jarre. Nominada al Globo de oro Victoria Principal y la canción.
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