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CRITICA
Por: PACO CASADO
El mundo del deporte está muy presente en las productoras americanas y en este caso aliada con una inglesa que pone en marcha esta romántica historia de amor con el tenis de fondo.
Es la historia de Peter Colt, un tenista británico en el final de su carrera, que el puesto más alto que ha alcanzado en su vida ha sido el número 11 y que por última vez va a intentar ganar el torneo de tenis de Wimbledon, uno de los más prestigiosos de este deporte.
Durante la competición se tropieza con Lizzie Bradbury, una joven tenista que comienza.
Es su primer Wimbledon, pero está dispuesta a ser campeona y cumplir así su sueño, bajo la férrea mirada de su padre y entrenador, que no ceja en su objetivo.
El guion pretende mezclar amor y deporte, siendo ambas cosas previsibles en la narración desde el comienzo hasta el final.
Al ser un deporte tan duro, que exige tanto sacrificio y concentración, se podía haber profundizado más en esos aspectos, pero al parecer lo que interesa es la romántica historia de amor, el hacer pasar un buen rato al espectador sin que tenga mucho que pensar, y eso le quita interés al tema, en el que ni el aficionado al tenis disfrutará de la competición, tan fragmentada y previsible como es habitual en las películas deportivas.
Paul Bettany hace creíble su personaje seguido discretamente por Kirsten Dunst.
La banda sonora realza los momentos más emocionantes sin que sea en exceso original.
La discreta realización se apoya en los efectos digitales para poner más emoción en el juego.
Sobra en muchos momentos la voz en off.
Está claro que el objetivo era entretener y eso lo logra aunque sea de forma simple.
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