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CRITICA
Por: PACO CASADO
Venimos diciendo lo de la mezcla de género y aquí se vuelve a producir el unir la comedia con el drama, en este caso con tono andaluz.
La Semana Santa ha servido para ambientar todo tipo de títulos de nuestra cinematografía, no hay más que recordar algunos de nuestras tonadilleras más famosas interpretando obras de autores españoles que sucedían en ese momento del año tan tradicional en nuestra patria. Sin embargo no han sido muchas las películas que la han situado dentro de sus tramas.
En su ópera prima, la debutante Marta Díaz se inserta en las entrañas de una cofradía malagueña para configurar a su alrededor un mecanismo de comedia costumbrista muy negra que gira en torno a las luchas de poder que se establecen en su interior casi como si se tratara de un Juego de tronos con sabor andaluz y gusto a torrijas.
De camino se denuncian los chanchullos que a veces se cometen en las elecciones, el favoritismo de unos y de otros por intereses más o menos ocultos, caso del cura en contra de que una mujer sea Hermana Mayor, debido al machismo dominante en esa clase de instituciones.
No se trata de ser sacrílegos con las costumbres y la tradición, pero sí que hay una clara vocación de rebelarse contra las estructuras patriarcales que sustentan el entramado de la institución religiosa.
Después de más de 30 años desviviéndose por la hermandad de su pueblo, Carmen, sesentona, muy devota, católica, apostólica y malagueña, sueña con convertirse en la presidenta de su cofradía, que sin duda merece, y sería la primera mujer en conseguirlo, un papel que tradicionalmente ha sido asumido por los hombres, y se lleva una gran desilusión cuando el grupo de la junta directiva elige a Ignacio, su máximo rival, un hombre altivo y machista, el clásico señorito que sólo desea figurar, pero no trabajar, que pretende echarla de la cofradía para que no le haga sombra, en una elección amañada por el cura.
Lejos de aceptarlo, se mete en un lío, debido a unas pastillas, que parece no tener solución, en el que tendrán que ayudarla su hija, la nieta y su vecina que va a que le enseñen a hacer unas mejores torrijas.
Tiene medio pueblo a favor y de la otra mitad todos la necesitan. Pero ella sólo quiere que las cosas cambien y se va a encargar de ello para conseguirlo.
Así, la protagonista tratará de poner patas arriba la jerarquía de esa hermandad que se niega a darle el puesto que por méritos se merece como Hermana Mayor por el simple hecho de ser mujer.
Destaca en el plano visual su barroquismo kistch, una estética que bebe claramente del acervo almodovariano.
Esta divertida comedia de tono costumbrista protagonizada por mujeres narra esa lucha de Carmen por convertirse en la presidenta de su cofradía, que transcurre en el marco de la Semana Santa malagueña, donde la hegemonía masculina es incuestionable, en unos momentos en los que la mujer ya es admitida como nazarena, signo evidente de cambio.
El film anua humor, costumbrismo y protagonismo femenino, con olor a incienso y en el que las mujeres defienden sus derechos.
Es el debut de su directora, la malagueña Marta Díaz de Lope Díaz, nacida en Ronda, formada en la Escuela de Cine de Barcelona y en el cortometraje donde fue muy celebrado el titulado 'Los pestiños de mamá' (2016), lo que denota su afición por las tradiciones de su Andalucía como igualmente se refleja en ésta su ópera prima.
Un guion con un tono de sitcom, de sainete, con ingredientes gastronómicos y religiosos, con un tono muy femenino, que no feminista, en el que los hombres no salen malparados, con mucho respeto, en el que se refleja el propio ambiente familiar propio, sobre todo en la cocina donde se producen los diálogos más jugosos con gran gracejo andaluz.
La cinta está cargada de detalles y es muy elegante, con música que no tiene por qué ser de corte religioso.
La comedia se desarrolla fundamentalmente en dos ambientes muy diferentes, por una parte la casa y por otra la iglesia.
En el capítulo interpretativo la seriedad la pone una estupenda Gloria Muñoz, de la comicidad se encargan Pepa Aniorte, Carmen Flores y Rosario Pardo, pero el que destaca sobre todos es Manuel Morón en el papel de Adolfo, el afeminado camarero de la Virgen.
Premio del público y a Carmen Flores como mejor actriz de reparto en el Festival de cine en español de Málaga.
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