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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras hacer su primera película 'El mundo es nuestro' (2012) autofinanciada por el sistema del crowdfunding y de alguna forma pegar el pelotazo, como ellos dicen, al ser un gran éxito de taquilla, estos dos compadres, participaron en el reparto de otro de los mayores triunfos taquilleros del cine español de los últimos tiempos, 'Ocho apellidos vascos' (2014), lo que les ayudó a hacerlos más populares más allá de las fronteras de Andalucía y hacerse querer por el resto del público español.
Ahora cinco años más tarde llegan a la cartelera otra vez con su nueva comedia, en la que realizan una desenfadada sátira de la sociedad ibérica, con su humor castizo políticamente incorrecto, en 'El mundo es suyo' (2017) tras pasar por el Festival de cine en español de Málaga, producida esta vez con más medios gracias a poder contar con el respaldo, entre otros, de Atresmedia y la distribución de Warner española, que ha conseguido situarla en la mayoría de los cines de España, y en la que nos cuentan una nueva aventura de los dos compadres.
Rafi llega a casa de Fali con la maleta a cuestas porque Carmen, su mujer, le ha echado de su casa.
No es la primera vez, aunque en esta ocasión, es peor, ya que es perseguido por la mafia rusa, a la que le debe una fuerte suma de dinero que le pidió prestado para invertir en un gran negocio en el que se ha descubierto petróleo en una zona de Bollullos de la Mitación.
En su huida pretende engañar a un presunto hombre de negocio al proponerle hacer lo que él llama la Euroferia, una feria de Sevilla permanente, pero termina siendo un corrupto.
A Fali, que se casó de penalty con una chica de buena familia adinerada, le gusta ayudarlo, pero tiene mucha prisa porque mañana será la Primera Comunión de su hijo en la finca de su suegro y tiene que recoger el traje de la ceremonia de la tintorería antes de que cierre.
Durante las siguientes 24 horas, los dos compadres andaluces se verán metidos en varios embrollos de los que conseguirán salir para meterse en otros nuevos enredos.
Si la primera estaba codirigida entre ambos esta vez se encarga de la dirección en solitario Alfonso Sánchez, que hace una puesta en escena sencilla, sin complicaciones, compartiendo en todo momento el protagonismo del divertido film a base de gags y de chistes fáciles, en el que no se pierde el ritmo en ningún momento.
Parte del mérito es del bien construido guion que coordina estupendamente los enredos que van de uno a otro sin pausa, salpicado además de situaciones cómicas y de gags, muchos de ellos fácilmente entendibles en Andalucía, pero que posiblemente pasen desapercibidos más allá de nuestras fronteras.
Además de la comicidad hay algunas críticas hacia los políticos, la corrupción, la mafia, el comercio de la droga, el racismo, los problemas del taxi, el tráfico de influencias, los tejemanejes, el machismo, las corruptelas, el independentismo, los enjuagues, la picaresca, el arribismo, la cultura del pelotazo, la doble moral, entre otras cuestiones, como una inquebrantable amistad, que pueden ser detectadas entre risas a lo largo de la hora y media de duración, algo que no suele ocurrir últimamente, que a casi todas les sobran bastantes minutos.
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