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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Taxi Express' (1998), dirigida por Gérard Pires y producida por Luc Besson, fue una sorpresa y un éxito de taquilla, por lo que era lógica una secuela, 'Taxi 2' (2000), que llegó a superar en recaudación al original.
Es por ello por lo que el productor se niega a abandonar a estos personajes tan taquilleros, que son el policía Emilien y su amigo el taxista Daniel que le ayuda a resolver los casos que se le resisten, como en esta tercera entrega ocurre con la banda de los Papá Noél, atracadores de bancos que lo hacen de vestidos de esa guisa y que no acaba de dar con ellos.
Una vez más, desesperado, Emilien recurre a Daniel y su taxi, mientras el comisario jefe está entretenido con una atractiva periodista japonesa que quiere hacer un reportaje sobre los métodos de la policía francesa.
En esta ocasión la leve anécdota es una simple excusa para acumular una serie de veloces persecuciones en taxi por las calles de la bella ciudad de Marsella, destruir un buen número de coches y proporcionar acción por un tubo, pero menos que en las anteriores entregas.
Es prometedor el comienzo del film con la aparición inesperada, por no anunciada en los carteles, de Sylvester Stallone, con una secuencia a buen ritmo pero el guion pronto se desinfla, con diálogos tontos y absurdos y situaciones sin la más mínima gracia.
Los actores con semejante base no hacen más que repetir la caricatura de sus insulsos personajes.
El problema es que la saga sigue dando dinero... en Francia, pero creemos que es un filón que está prácticamente agotado.
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